PULSO- Humberto Eliash cree que los temas urbanos han quedado en segundo plano, pero que la nueva Constitución es una oportunidad para generar un cambio en esta área. Sobre la reconstrucción de la ciudad, plantea que debe ser un proceso participativo.
En medio de la Bienal de Arquitectura y Urbanismo, que se realizó por primera vez en el barrio Franklin y en otras tres ciudades del país, se provocó el estallido social, que, según el presidente del Colegio de Arquitectos, Humberto Eliash, desde los años 90 ellos ya venían denunciando parte de los problemas que se han planteado en las movilizaciones. Tras el cambio en la agenda y realidad del país, Eliash ha concentrado parte de su gestión -que finaliza el próximo año- en la organización de cabildos de “entorno y territorio digno”, que se desarrollan a lo largo de Chile y que, se espera, sirvan para levantar un insumo que esté disponible a fines de diciembre.
Entre los hitos urbanístico que deben existir tras este nuevo contexto, el académico de la Universidad de Chile destaca la descentralización del país, más atribuciones para los municipios y un mayor rol del Estado.
¿Cuál es su interpretación del estallido social?
-Para nosotros las demandas de hoy, son un tema bien antiguo. Al inicio de los 90 uno puede encontrar críticas al modelo neoliberal desde nuestra profesión. Nos dábamos cuenta de que se estaba produciendo segregación social, que en el mediano y largo plazo, podría estallar. Nunca nos imaginamos, ni cuándo, ni cómo, ni la violencia que generó. Ni el más estudioso urbanista podría haber pronosticado la destrucción del Metro. Pero sí teníamos muchos indicadores de que este modelo reflejaba una inequidad social en las ciudades.
Si tenían el diagnóstico ¿Cuál es su mea culpa?
-No haber tenido una participación más activa en hacer ver las deficiencias del modelo. El Estado renunció a regular el desarrollo de las ciudades y se lo dejó al mundo privado. Debimos haber trabajado más en difundir los diagnósticos y haber luchado por conseguir más apoyo en fortalecer a los organismos del Estado.
¿Los temas urbanísticos se han logrado posicionar de buena forma en esta agenda?
-Los temas principales son otros, el tema ciudad y espacios urbanos están muy abajo. No aparecen en las urgencias. Pero sí es un tema transversal, ya que si somos capaces de mejorar la ciudad y los barrios, así como la convivencia entre los chilenos, vamos a mejorar mucho los otros indicadores como la salud y educación. Sin embargo, se ve difícil mostrar que una ciudad equilibrada puede resolver mucho de las demandas.
¿Y qué camino ven viable para lograr posicionar sus temas en la discusión actual?
-Hoy se abre un camino con la discusión de la nueva Constitución. Ahí tenemos un debate sobre cómo podemos influir realmente en los cambios. Buscamos reponer las atribuciones de los colegios profesionales, ya que han estado ausentes de la discusión pública. Los colegios bien organizados y con atribuciones legales tendrían una capacidad de contención de los excesos y abusos que hemos visto el último tiempo. Por otro lado, la actual Constitución le quita demasiadas atribuciones al Estado para privilegiar al sector privado y, yo creo que hay que volver a ponerlo en su justo equilibrio, para que tenga control sobre cierta acciones macro como reempoderar a las municipalidades.
¿Qué debe cambiar en temas de vivienda y urbanismo para decir que se logró un avance en esta área?
-Nos preocupa mucho la descentralización, ya que vemos que ha avanzado muy poco. Además, yo soy pesimista del aporte que pueda significar para la ciudad las elecciones de gobernador. Por otro lado, las municipalidades tienen una capacidad de diálogo con la ciudadanía que la hemos desaprovechado, porque tienen muy poco presupuesto. Hay que darles más poder económico y técnico para que sean capaces de solucionar los problemas de la ciudad de forma más eficiente.
¿Cómo se debe reconstruir la ciudad una vez que las manifestaciones finalicen?
-Se debe invertir y desarrollar planes de reconstrucción tal como se hace con un terremoto, pero en este caso debe hacer una lectura simbólica, aparte del costo que hay que asumir. Acá hay una carga que habrá que decidir mediante partición. Si la ciudadanía cree que a la Plaza Baquedano hay que cambiarle el nombre y si la figura de un militar no nos representa hoy como país, creo que hay que escuchar a la ciudadanía y ver cuál es la mejor manera de resignificar esos lugares, como cuando se le cambió el nombre a la avenida 11 de Septiembre.
¿Qué es lo que se viene en el corto plazo en su gestión?
-Mi gestión ya se estaba acabando y se centró en arreglar la casa, ya que teníamos grandes problemas internos y es por eso que no tuvimos una agenda urbana tan agresiva. Hoy hay que meterse en esos temas y seguir impulsando los cambios, además de continuar participando del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano.
Fuente: Pulso, Viernes 13 de Diciembre de 2019
“El Estado renunció a regular el desarrollo de las ciudades y se lo dejó al mundo privado”, Humberto Eliash
PULSO- Humberto Eliash cree que los temas urbanos han quedado en segundo plano, pero que la nueva Constitución es una oportunidad para generar un cambio en esta área. Sobre la reconstrucción de la ciudad, plantea que debe ser un proceso participativo.
En medio de la Bienal de Arquitectura y Urbanismo, que se realizó por primera vez en el barrio Franklin y en otras tres ciudades del país, se provocó el estallido social, que, según el presidente del Colegio de Arquitectos, Humberto Eliash, desde los años 90 ellos ya venían denunciando parte de los problemas que se han planteado en las movilizaciones. Tras el cambio en la agenda y realidad del país, Eliash ha concentrado parte de su gestión -que finaliza el próximo año- en la organización de cabildos de “entorno y territorio digno”, que se desarrollan a lo largo de Chile y que, se espera, sirvan para levantar un insumo que esté disponible a fines de diciembre.
Entre los hitos urbanístico que deben existir tras este nuevo contexto, el académico de la Universidad de Chile destaca la descentralización del país, más atribuciones para los municipios y un mayor rol del Estado.
¿Cuál es su interpretación del estallido social?
-Para nosotros las demandas de hoy, son un tema bien antiguo. Al inicio de los 90 uno puede encontrar críticas al modelo neoliberal desde nuestra profesión. Nos dábamos cuenta de que se estaba produciendo segregación social, que en el mediano y largo plazo, podría estallar. Nunca nos imaginamos, ni cuándo, ni cómo, ni la violencia que generó. Ni el más estudioso urbanista podría haber pronosticado la destrucción del Metro. Pero sí teníamos muchos indicadores de que este modelo reflejaba una inequidad social en las ciudades.
Si tenían el diagnóstico ¿Cuál es su mea culpa?
-No haber tenido una participación más activa en hacer ver las deficiencias del modelo. El Estado renunció a regular el desarrollo de las ciudades y se lo dejó al mundo privado. Debimos haber trabajado más en difundir los diagnósticos y haber luchado por conseguir más apoyo en fortalecer a los organismos del Estado.
¿Los temas urbanísticos se han logrado posicionar de buena forma en esta agenda?
-Los temas principales son otros, el tema ciudad y espacios urbanos están muy abajo. No aparecen en las urgencias. Pero sí es un tema transversal, ya que si somos capaces de mejorar la ciudad y los barrios, así como la convivencia entre los chilenos, vamos a mejorar mucho los otros indicadores como la salud y educación. Sin embargo, se ve difícil mostrar que una ciudad equilibrada puede resolver mucho de las demandas.
¿Y qué camino ven viable para lograr posicionar sus temas en la discusión actual?
-Hoy se abre un camino con la discusión de la nueva Constitución. Ahí tenemos un debate sobre cómo podemos influir realmente en los cambios. Buscamos reponer las atribuciones de los colegios profesionales, ya que han estado ausentes de la discusión pública. Los colegios bien organizados y con atribuciones legales tendrían una capacidad de contención de los excesos y abusos que hemos visto el último tiempo. Por otro lado, la actual Constitución le quita demasiadas atribuciones al Estado para privilegiar al sector privado y, yo creo que hay que volver a ponerlo en su justo equilibrio, para que tenga control sobre cierta acciones macro como reempoderar a las municipalidades.
¿Qué debe cambiar en temas de vivienda y urbanismo para decir que se logró un avance en esta área?
-Nos preocupa mucho la descentralización, ya que vemos que ha avanzado muy poco. Además, yo soy pesimista del aporte que pueda significar para la ciudad las elecciones de gobernador. Por otro lado, las municipalidades tienen una capacidad de diálogo con la ciudadanía que la hemos desaprovechado, porque tienen muy poco presupuesto. Hay que darles más poder económico y técnico para que sean capaces de solucionar los problemas de la ciudad de forma más eficiente.
¿Cómo se debe reconstruir la ciudad una vez que las manifestaciones finalicen?
-Se debe invertir y desarrollar planes de reconstrucción tal como se hace con un terremoto, pero en este caso debe hacer una lectura simbólica, aparte del costo que hay que asumir. Acá hay una carga que habrá que decidir mediante partición. Si la ciudadanía cree que a la Plaza Baquedano hay que cambiarle el nombre y si la figura de un militar no nos representa hoy como país, creo que hay que escuchar a la ciudadanía y ver cuál es la mejor manera de resignificar esos lugares, como cuando se le cambió el nombre a la avenida 11 de Septiembre.
¿Qué es lo que se viene en el corto plazo en su gestión?
-Mi gestión ya se estaba acabando y se centró en arreglar la casa, ya que teníamos grandes problemas internos y es por eso que no tuvimos una agenda urbana tan agresiva. Hoy hay que meterse en esos temas y seguir impulsando los cambios, además de continuar participando del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano.
Fuente: Pulso, Viernes 13 de Diciembre de 2019