DIARIO FINANCIERO – El impacto de la megasequía se está haciendo crecientemente evidente en diversos sectores de la economía y de la sociedad, y sus consecuencias en algunas oportunidades se advierten como irreparables.
Una escasez hídrica que se manifiesta en una aguda y prolongada falta de lluvias en vastas áreas geográficas del país tiene a rubros clave, como la minería, la energía y la agricultura, por nombrar a algunos, con serios problemas para su desarrollo actual e incluso, en algunos casos, para su supervivencia.
Un reportaje sobre las perspectivas de la próxima vendimia publicado en nuestra edición de ayer da cuenta de este fenómeno y en palabras del presidente de Vinos de Chile, Aurelio Montes, destaca sectores con pérdidas del 20% o 30% “simplemente porque no hubo suficiente agua para que la fruta siga su proceso”.
Se trata de la peor sequía de la que se tenga registro en la historia de nuestro país, con la mayoría de las zonas productivas decretadas en escasez hídrica, comentaba otro agricultor en el mismo artículo.
Los recientes decretos de racionamiento de agua potable en dos comunas en las regiones de Valparaíso y Maule revelan que el déficit que afecta a numerosas áreas rurales sigue expandiéndose, y que en algunas ciudades probablemente no habrá otra opción que exigir el acceso a las personas.
Son muy bienvenidas las medidas que se han ido implementando para un uso más racional del recurso, para su ahorro por parte de las familias, las empresas y las ciudades, así como también la innovación y la tecnología para aportar soluciones a este grave problema. No obstante, se requiere más. Es necesario asumir este desafío con sentido de urgencia para dar una respuesta rápida y eficiente a la acuciante necesidad real y, al mismo tiempo, darle una perspectiva de largo plazo, multisectorial e integral, que involucre a los sectores más amplios.
Fuente: Diario Financiero, Lunes 21 de Febrero de 2022