Viernes, Noviembre 8, 2024

Energías verdes: desafíos y oportunidades, por Gina Ocqueteu

DIARIO FINANCIERO – La transición hacia las energías verdes, conocidas también como energías renovables, es prioritaria en un contexto de lucha contra la crisis climática y la meta de reducción de los combustibles fósiles que dañan el ecosistema. Por supuesto, esto trae una serie de desafíos y oportunidades, que en el caso de Chile son similares a los que se están viviendo en el resto del mundo. Sin embargo, la forma y velocidad de enfrentarlos y la claridad en el cumplimiento de los objetivos son los que hará la diferencia.

Sabemos que el país cuenta con un gran potencial para el desarrollo de energías renovables gracias a su ubicación geográfica y recursos naturales como la alta radiación solar, vientos constantes en la costa y una geografía favorable para la hidroelectricidad y la energía geotérmica. Chile es el primer productor mundial de cobre y poseedor de las mayores reservas en todo el mundo, y es también el segundo productor mundial de litio, contando con la mitad de las reservas mundiales.

“La adopción de políticas públicas que fomenten la inversión y el desarrollo de energías verdes necesita de acuerdos a nivel político y empresarial para acelerar y poner en marcha este esfuerzo”.

La Agencia Internacional de Energía estima en un reporte de fines de 2021 que, si los países avanzan en cumplir con el Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global, la demanda de minerales necesarios para el camino de las energías limpias se cuadruplicará de aquí al 2040, principalmente para la construcción de vehículos y baterías eléctricas. Sólo la demanda de litio podría aumentar 40 veces, según el informe.

Por eso, el desarrollo de energías verdes es considerado una tremenda oportunidad para diversificar nuestra matriz energética, disminuir la dependencia de agentes contaminantes, sacarles provecho a nuestros atributos naturales y mejorar la calidad de vida de las personas. Incluso desde un punto de vista macro, la adopción de políticas públicas que fomenten la inversión y el desarrollo de energías verdes puede contribuir a mejorar la economía y la imagen internacional que proyecta Chile en su compromiso con el medio ambiente.

Pero antes de llegar a este logro, existe un importante factor que no podemos pasar por alto y que sirve como paraguas para todo lo que viene después. Se trata de los acuerdos que se alcancen a nivel político y empresarial para acelerar y poner en marcha esta iniciativa, junto con políticas públicas claras y estables para fomentar el desarrollo de energías verdes y un mayor acceso a financiamiento. Tal como postula el Objetivo de Desarrollo Sostenible N°7 de la ONU, es un deber garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos, como parte fundamental del desarrollo mundial en el siglo XXI.

Por eso, los líderes políticos y empresariales tienen la gran responsabilidad de flexibilizar sus posturas y trabajar juntos para establecer marcos regulatorios que fomenten la inversión en energías renovables y promuevan la adopción de tecnologías limpias y sostenibles. Sólo mediante la colaboración entre los sectores público y privado se podrá alcanzar una transición sólida y sostenible hacia un futuro energético más verde.

Chile y sus generaciones futuras no nos perdonarán el fracaso y retraso por temas ideológicos. Como dijo el ministro de Finanzas de Canadá, “Esta es una oportunidad que se da cada 100 o 150 años. Debemos dejar atrás las desavenencias ideológicas egoístas y ayudar a nuestros compatriotas más necesitados”. Depende de nosotros elegir qué camino vamos a tomar: la mirada individualista que impide avanzar o la cooperación para lograr una transición verde más rápida y efectiva.

Ver artículo

Fuente: Diario Financiero, Jueves 11 de Mayo de 2023

DIARIO FINANCIERO – La transición hacia las energías verdes, conocidas también como energías renovables, es prioritaria en un contexto de lucha contra la crisis climática y la meta de reducción de los combustibles fósiles que dañan el ecosistema. Por supuesto, esto trae una serie de desafíos y oportunidades, que en el caso de Chile son similares a los que se están viviendo en el resto del mundo. Sin embargo, la forma y velocidad de enfrentarlos y la claridad en el cumplimiento de los objetivos son los que hará la diferencia.

Sabemos que el país cuenta con un gran potencial para el desarrollo de energías renovables gracias a su ubicación geográfica y recursos naturales como la alta radiación solar, vientos constantes en la costa y una geografía favorable para la hidroelectricidad y la energía geotérmica. Chile es el primer productor mundial de cobre y poseedor de las mayores reservas en todo el mundo, y es también el segundo productor mundial de litio, contando con la mitad de las reservas mundiales.

“La adopción de políticas públicas que fomenten la inversión y el desarrollo de energías verdes necesita de acuerdos a nivel político y empresarial para acelerar y poner en marcha este esfuerzo”.

La Agencia Internacional de Energía estima en un reporte de fines de 2021 que, si los países avanzan en cumplir con el Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global, la demanda de minerales necesarios para el camino de las energías limpias se cuadruplicará de aquí al 2040, principalmente para la construcción de vehículos y baterías eléctricas. Sólo la demanda de litio podría aumentar 40 veces, según el informe.

Por eso, el desarrollo de energías verdes es considerado una tremenda oportunidad para diversificar nuestra matriz energética, disminuir la dependencia de agentes contaminantes, sacarles provecho a nuestros atributos naturales y mejorar la calidad de vida de las personas. Incluso desde un punto de vista macro, la adopción de políticas públicas que fomenten la inversión y el desarrollo de energías verdes puede contribuir a mejorar la economía y la imagen internacional que proyecta Chile en su compromiso con el medio ambiente.

Pero antes de llegar a este logro, existe un importante factor que no podemos pasar por alto y que sirve como paraguas para todo lo que viene después. Se trata de los acuerdos que se alcancen a nivel político y empresarial para acelerar y poner en marcha esta iniciativa, junto con políticas públicas claras y estables para fomentar el desarrollo de energías verdes y un mayor acceso a financiamiento. Tal como postula el Objetivo de Desarrollo Sostenible N°7 de la ONU, es un deber garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos, como parte fundamental del desarrollo mundial en el siglo XXI.

Por eso, los líderes políticos y empresariales tienen la gran responsabilidad de flexibilizar sus posturas y trabajar juntos para establecer marcos regulatorios que fomenten la inversión en energías renovables y promuevan la adopción de tecnologías limpias y sostenibles. Sólo mediante la colaboración entre los sectores público y privado se podrá alcanzar una transición sólida y sostenible hacia un futuro energético más verde.

Chile y sus generaciones futuras no nos perdonarán el fracaso y retraso por temas ideológicos. Como dijo el ministro de Finanzas de Canadá, “Esta es una oportunidad que se da cada 100 o 150 años. Debemos dejar atrás las desavenencias ideológicas egoístas y ayudar a nuestros compatriotas más necesitados”. Depende de nosotros elegir qué camino vamos a tomar: la mirada individualista que impide avanzar o la cooperación para lograr una transición verde más rápida y efectiva.

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 11 de Mayo de 2023

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