EL MERCURIO – Por encima de uno de los barrios más pobres de las colinas de Bogotá, Yobana Bonella se sienta cómodamente en un vagón que funciona con energía solar y transporta a miles de residentes a sus hogares, sin dejar casi ninguna huella de carbono.
Con dos paneles solares sobre cada teleférico, el sistema denominado TransMiCable transporta al día a unos 20.000 residentes del vecindario sur de Ciudad Bolívar, quienes suben y bajan de la montaña en menos de 15 minutos y por menos de 1 dólar por viaje. Hasta hace poco, pasaban unas dos horas al día utilizando hasta tres autobuses diferentes para ir y venir del trabajo.
El primer teleférico de Bogotá conecta las comunidades pobres asentadas en las laderas en el sur de Bogotá, donde vive más de un tercio de los residentes de la capital, con el resto de la ciudad y su red de autobuses. Y, comenta Bonella, ha ayudado a inculcar un sentimiento de orgullo entre los habitantes de la zona en un área conocida por el crimen y la violencia. “Muestra la cara bonita de Ciudad Bolívar, y las vistas son bonitas”, dijo.
El TransMiCable de 3,5 km, lanzado en diciembre, no solo ha reducido los tiempos de viaje, sino que también está ayudando a reducir la congestión del tráfico y las emisiones de dióxido de carbono.
Sin trenes ni un sistema de metro, los buses obstruyen las calles de Bogotá, una ciudad de 8 millones de personas, donde ampliar la disponibilidad de transporte rápido y en base al uso de energías limpias es una prioridad.
En todo el mundo, las ciudades representan un 75% de las emisiones de carbono y consumen más de 65% de la energía, lo que significa que su éxito o fracaso en la reducción de las emisiones tendrá un gran impacto si el calentamiento global puede mantenerse en los límites acordados.
La quema de combustibles fósiles para energía, transporte e industria es la principal fuente de emisiones que están subiendo las temperaturas en la Tierra y un importante contribuyente para la contaminación del aire.
Debido a que las ciudades latinoamericanas luchan por contener la contaminación, la introducción de un transporte más limpio es una estrategia que gana apoyo entre los responsables de política pública.
El teleférico de cuatro estaciones de Bogotá sigue proyectos similares bien recibidos en otras ciudades colombianas, desde MetroCable, el pionero de Medellín, lanzado en 2004, el primero del mundo, hasta más recientes que operan en Cali y Manizales.
Yaneth Mantilla, directora del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) del gobierno, que lideró la construcción de TransMiCable, dijo que el diseño consideró la protección ambiental. La energía generada por los paneles solares en cada cabina permite que el teleférico funcione por cinco o seis horas al día sin usar ninguna otra fuente de electricidad, explicó.
Con la combinación de energía solar y de otras fuentes de electricidad —un 70% en Colombia proviene de la energía hidroeléctrica— los teleféricos están ayudando a evitar las emisiones del combustible fósil para transporte.
“El proyecto TransMiCable no solo tiene el ahorro de energía sino que también transmite un mensaje de sostenibilidad ambiental hacia los ciudadanos”, dijo Kristtian Rada, jefe del programa de ciudades de América Latina en la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial, que planea ayudar a financiar el teleférico.
Fuente: El Mercurio, Miércoles 19 de Junio de 2019
Con energía solar, un teleférico cruza los barrios más pobres en Bogotá
EL MERCURIO – Por encima de uno de los barrios más pobres de las colinas de Bogotá, Yobana Bonella se sienta cómodamente en un vagón que funciona con energía solar y transporta a miles de residentes a sus hogares, sin dejar casi ninguna huella de carbono.
Con dos paneles solares sobre cada teleférico, el sistema denominado TransMiCable transporta al día a unos 20.000 residentes del vecindario sur de Ciudad Bolívar, quienes suben y bajan de la montaña en menos de 15 minutos y por menos de 1 dólar por viaje. Hasta hace poco, pasaban unas dos horas al día utilizando hasta tres autobuses diferentes para ir y venir del trabajo.
El primer teleférico de Bogotá conecta las comunidades pobres asentadas en las laderas en el sur de Bogotá, donde vive más de un tercio de los residentes de la capital, con el resto de la ciudad y su red de autobuses. Y, comenta Bonella, ha ayudado a inculcar un sentimiento de orgullo entre los habitantes de la zona en un área conocida por el crimen y la violencia. “Muestra la cara bonita de Ciudad Bolívar, y las vistas son bonitas”, dijo.
El TransMiCable de 3,5 km, lanzado en diciembre, no solo ha reducido los tiempos de viaje, sino que también está ayudando a reducir la congestión del tráfico y las emisiones de dióxido de carbono.
Sin trenes ni un sistema de metro, los buses obstruyen las calles de Bogotá, una ciudad de 8 millones de personas, donde ampliar la disponibilidad de transporte rápido y en base al uso de energías limpias es una prioridad.
En todo el mundo, las ciudades representan un 75% de las emisiones de carbono y consumen más de 65% de la energía, lo que significa que su éxito o fracaso en la reducción de las emisiones tendrá un gran impacto si el calentamiento global puede mantenerse en los límites acordados.
La quema de combustibles fósiles para energía, transporte e industria es la principal fuente de emisiones que están subiendo las temperaturas en la Tierra y un importante contribuyente para la contaminación del aire.
Debido a que las ciudades latinoamericanas luchan por contener la contaminación, la introducción de un transporte más limpio es una estrategia que gana apoyo entre los responsables de política pública.
El teleférico de cuatro estaciones de Bogotá sigue proyectos similares bien recibidos en otras ciudades colombianas, desde MetroCable, el pionero de Medellín, lanzado en 2004, el primero del mundo, hasta más recientes que operan en Cali y Manizales.
Yaneth Mantilla, directora del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) del gobierno, que lideró la construcción de TransMiCable, dijo que el diseño consideró la protección ambiental. La energía generada por los paneles solares en cada cabina permite que el teleférico funcione por cinco o seis horas al día sin usar ninguna otra fuente de electricidad, explicó.
Con la combinación de energía solar y de otras fuentes de electricidad —un 70% en Colombia proviene de la energía hidroeléctrica— los teleféricos están ayudando a evitar las emisiones del combustible fósil para transporte.
“El proyecto TransMiCable no solo tiene el ahorro de energía sino que también transmite un mensaje de sostenibilidad ambiental hacia los ciudadanos”, dijo Kristtian Rada, jefe del programa de ciudades de América Latina en la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial, que planea ayudar a financiar el teleférico.
Fuente: El Mercurio, Miércoles 19 de Junio de 2019