DIARIO FINANCIERO – 2021 es el año que acumula más decretos de escasez hídrica desde la creación de esta herramienta en 2008, según ha venido informando la Dirección General de Aguas (DGA). Y uno de los principales afectados por la actual megasequía son los embalses de la Región de Valparaíso con un déficit hídrico de 62%, lo cual se ha hecho notar con especial intensidad en la cuenca del Río Aconcagua.
Por eso es que a principios de octubre, y tras una serie de conversaciones con las juntas de vigilancia, la DGA puso en práctica la facultad que le confiere este decreto de intervenir el Aconcagua priorizando el consumo humano luego de evaluar que los niveles del Embalse Los Aromos resultaban insuficientes para asegurar el abastecimiento del Gran Valparaíso.
El jefe de Departamento de Organizaciones de Usuarios de la DGA, Nicolás Ureta, reporta que desde el inicio de la operación, el embalse ha tenido una recarga continua, sin extracciones, y estima que el 17 de noviembre podría cumplirse el objetivo.
De acuerdo al balance de hidrometría que realiza la agencia, desde el 1 de octubre hasta la fecha, el embalse ha ganado un volumen adicional de 4,1 millones de metros cúbicos. Esto lo deja con un saldo actual de 20,5 millones, lo que significa un aumento del 25% en poco más de cinco semanas.
Estos avances son el resultado de dos medidas concretas: gestionar las compuertas de manera que exista un flujo continuo y cerrar las compuertas durante el fin de semana por 36 horas en las primeras dos secciones. Esto permite generar un caudal mínimo constante capaz de fluir hasta la comuna de Concón, donde está la planta potabilizadora de la empresa Esval.
Desde Esval se valora el actual saldo del embalse. Su gerente regional, Alejandro Salas, afirma que el “nivel de seguridad” podría alcanzarse en las próximas semanas, y que en la última década, la empresa ha invertido $100.000 millones para “mantener el consumo humano de agua ante una sequía cada vez más profunda en nuestra región”.
Evaluación de usuarios
Si bien considera que la intervención fue una decisión “apresurada”, el presidente Sociedad Nacional de Agricultura, Cristián Allendes, indica que al final ha resultado beneficiosa, ya que ha contribuido a asegurar el abastecimiento de agua para consumo humano, sin privar a los agricultores de un cierto caudal. Y agrega que se podría “mejorar el sistema de conducción del río y aumentar la capacidad del embalse Los Aromos”.
En las secciones de la Junta de Vigilancia del Río Aconcagua se ven perspectivas disímiles acerca de la intervención. Javier Crasemann, presidente de la Primera Sección, valora que gracias a una negociación con la DGA, el efecto en la agricultura ha sido acotado.
“El que haya comprometido fiscalización la DGA, que es lo que es lo que no estaba haciendo antes, creo que se ha notado, así que está llegando el agua adonde tenía que llegar”, concede Crasemann.
Destaca como un factor relevante que desde la segunda semana de octubre, la temporada de deshielos hizo aumentar los caudales medios en Aconcagua, lo que ha hecho las cosas más fáciles.
Distinta es la experiencia que ha tenido la Segunda Sección, cuyos miembros se encuentran “muy desilusionados con lo que ha ocurrido”, según su gerente, Ernesto Veres, quien lamenta que los agricultores “están perdiendo sus cosechas”. Recalca que al estar en la segunda parte de la cuenca, el territorio de su organización no puede aprovechar los deshielos, pues depende del agua de las recuperaciones.
Las críticas a la medida desde las secciones de la cuenca
Por su parte, Ernesto Veres afirma que apoyan el consumo humano, pero que se deben contemplar ciertas restricciones en una crisis hídrica. “No tiene sentido que la gente deje de regar y pierda sus cosechas para que los turistas o los habitantes del Gran Valparaíso no se enteren de la sequía”, sostiene el gerente de la segunda sección. “Es como que los habitantes del Valle de Aconcagua son habitantes de 2º respecto a los habitantes del Gran Valparaíso”, remata.
Fuente: Diario Financiero, Martes 9 de Noviembre de 2021