EL MERCURIO DE ANTOFAGASTA – ¿Alguna vez has pensado de dónde viene el agua que sale de tu llave?, ¿O te has detenido a observar el río que cruza tu ciudad, y por qué trae mucha o poca agua? Probablemente no es un pensamiento que esté incorporado en nosotros cada vez que utilizamos agua en nuestras actividades cotidianas. Sin embargo, esta falta de reflexión choca con una realidad bastante categórica: Si toda el agua del mundo estuviese en 10 frascos, el agua disponible para consumo humano se encontraría dentro de tres botellas y tan solo una sería accesible debido a su estado líquido, las dos restantes estarían congeladas.
Se calcula que para el año 2025, 800 millones de personas estarán viviendo en países o regiones con absoluta insuficiencia de agua, y dos tercios de la población mundial estarían expuestos a sequías severas. El total del requerimiento global de agua es de más de cuatro billones de litros al año, y las fuentes naturales del precioso recurso ya no dan abasto.
En Chile, la realidad no es distinta. Mientras el fenómeno de desertificación sigue avanzando, principalmente en el norte y hasta la región del Bio Bio, zonas que antes tuvieron agua en abundancia empiezan a manifestar carencias, comienza a surgir la incertidumbre respecto al suministro futuro del recurso hídrico.
Y no hay que ir muy lejos, ni ser un especialista hídrico para darse cuenta de aquellos elementos que se han conjugado para llegar a la situación global en que nos encontramos. A priori, se podrían visualizar dos aspectos fundamentales: por un lado, los efectos del cambio climático intensificados por la acción humana y, por otro lado, la sobreexplotación de las fuentes de agua fresca, lo que como consecuencia ha generado que el grueso de las cuencas hídricas del planeta se encuentren al límite de su capacidad.
Esta situación, agudizada por el crecimiento demográfico y el aumento de demanda por actividades económicas, ha centrado el desafío en la gestión actual y futura de las intervenciones sobre recurso hídrico, donde el Foro Económico Mundial asevera que “simplemente no podemos manejar el agua en el futuro como lo hemos hecho hasta ahora, la red económica colapsará”.
Ahora bien, para abordar parte de los grandes desafíos que presenta la escasez del recurso, han surgido en nuestro país variadas iniciativas que tienen como propósito lograr movilizar y poner la temática en la agenda pública. Entre estas, destaca Escenarios Hídricos 2030 (EH2030) que tiene por foco construir en forma colectiva diferentes escenarios hídricos al 2030 y 2050, con el objetivo que estos generen soluciones conducentes a dar seguridad y sustentabilidad al recurso. El primer informe generado por EH2030 es la “Radiografía del agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile”, una publicación que realiza un escáner nacional de la situación actual del recurso enfocado en dos conceptos: Brecha y Riesgo Hídrico, presentando una nueva perspectiva del tema que permite comprender la situación actual, la tendencia histórica y las zonas críticas necesarias de considerar en el desarrollo de futuras políticas hídrica.
Uno de los resultados que destacan dentro de esta publicación es el análisis de la criticidad de ciertos sectores productivos en determinados territorios. En el caso del sector minero, el consumo de agua atribuido a la industria representa el 3,8% del consumo de Huella Hídrica azul (agua superficial y subterránea) a nivel nacional, y se presenta principalmente en las regiones de: Antofagasta con un 56% del consumo hídrico regional, 20% en la Región de Atacama y 19% en la Región de Tarapacá. Si bien el sector ha planteado la incorporación del agua de mar en sus procesos para disminuir la presión sobre el recurso, actualmente ésta representa solamente el 16% del consumo del sector, mientras que un 60% del agua consumida aún proviene de las cuencas.
Estos niveles de consumo en territorios que tienen niveles importantes de brecha, ponen en riesgo la actividad si se considera que además, existe una competencia por el uso del recurso con otros sectores (agrícola, sanitario, etc). La mayor criticidad en este sentido se manifiesta en las cuencas de los ríos los Choros en la Región de Coquimbo, Río Salado y Río Copiapó, en la región de Atacama.
Estos resultados se presentan con mayor detalle en la publicación, que busca poner una alerta sobre la situación de algunos territorios amenazados por su situación hídrica y que inevitablemente impactará el desarrollo de las actividades productivas que se llevan a cabo en ellos.
Ya es tiempo que como sociedad miremos al agua como un recurso escaso e imprescindible para la vida. Que tomemos conciencia de su importancia y, por sobre todo, de su vulnerabilidad y las consecuencias que puede traer no cambiar la forma como la estamos gestionando. Iniciativas como Escenarios Hídricos 2030 ayudan a promover una cultura del agua y conectar su problemática con la realidad territorial para planificar, diseñar y buscar oportunidades y soluciones necesarias y urgentes. Esta iniciativa se encuentra movilizando a los actores clave hacia la implementación de acciones y medidas concretas para abordar la problemática y asegurar la sustentabilidad futura del agua en Chile.
Paola Matus Lizana
Jefe de Proyectos Escenarios Hídricos 2030
Fuente: El Mercurio de Antofagasta, Miércoles 29 de agosto de 2018