DIARIO CONCEPCIÓN – El modelo actual de gestión del agua no es sostenible, pues considera a este elemento como un recurso económico infinito y transable en el mercado.
El Lunes 22 de Marzo se conmemoró el Día Mundial del Agua, y el lema para este año invita a valorar este vital elemento, sobre todo en el contexto de la actual crisis climática, donde las previsiones futuras no son muy alentadoras, pronosticando que esta situación de escasez hídrica y sequía se prolongará en el tiempo.
Lo que nos queda entonces es cuidar lo que tenemos, aumentar la eficiencia en su uso y conservar la mayor cantidad de agua que podamos en cada una de las actividades que desarrollamos. En particular en la agricultura, la mayor usuaria del recurso en Chile.
El mismo Centro Eula -que nació en 1990- es el resultado de la cooperación internacional enfocada en este importante recurso ambiental, y ya en la década de los 90 planteaba la necesidad de proteger este importante bien ambiental en el contexto de las cuencas hidrográficas. Actualmente, a más de tres décadas de ese inicio, seguimos sosteniendo que hoy más que nunca es urgente que la planificación del uso, distribución y tratamiento de las aguas debe gestionarse a nivel local.
El modelo actual de gestión del agua no es sostenible, pues considera a este elemento como un recurso económico infinito y transable en el mercado. Además lo privatizó en extremo, eliminando las prioridades en su uso, lo que permite que hoy la actividad económica predomine en el uso del agua, imponiéndose por sobre las necesidades de la población humana.
Asimismo, actualmente han ido apareciendo una serie de conceptos nuevos en la gestión del agua, como son la seguridad hídrica y la sostenibilidad. Un escenario en el que se debe hacer una rápida transición y transformación del actual modelo de gestión de las aguas -hoy disperso, altamente centralizado y poco eficiente- a uno más centrado en la protección de los ecosistemas hídricos, descentralizado a nivel de cuencas y que potencie su eficiencia. Un sistema de información de recursos hídricos que permita a los ciudadanos tener acceso a la información de la cantidad y calidad del agua, de la misma forma que el país lo establece para la calidad del aire, debiera ser una prioridad.
Lo mismo ocurre con la necesidad de contar con una adecuada protección ambiental, para las 101 cuencas que pueblan el territorio nacional. De ellas, solo cinco cuentan en la actualidad con una norma de protección ambiental. Este lento avance sin duda compromete la sostenibilidad del desarrollo del país, que se basa en la disponibilidad de este bien ambiental.
La construcción de estrategias por cuencas que estimulen un diálogo entre los actores que poseen actualmente los derechos de aprovechamiento y aquellos que no los tienen, es prioritaria para una gestión inclusiva y sostenible para el Siglo XXI.
Así, el tema del agua estuvo y seguirá estando dentro de las preocupaciones más relevantes de la sociedad chilena, pero también en los centros de investigación como el Eula, Crhiam y otros, que durante años han tratado de contribuir al desarrollo sostenible de nuestra región y país. La educación e investigación sobre el agua debiera ser una prioridad.
El mensaje es entonces establecer y rehabilitar el agua como el sistema circulatorio del planeta, valorando realmente los costos y beneficios de su cuidado para el presente y el futuro.
Fuente: Diario Concepción, Miércoles 24 de Marzo de 2021