EX ANTE – Este es año de elecciones presidenciales y parlamentarias y como tal se pondrán en discusión los avances y retrocesos que puede haber tenido el país en los últimos años y las perspectivas que permitan ofrecer a nuestros habitantes un futuro de mayor tranquilidad, seguridad y prosperidad. Proponemos que estas miradas de futuro sean ambiciosas y desafiantes, a partir de las que son nuestras múltiples posibilidades.
Somos y seguiremos siendo un país exportador. En buena medida nuestro potencial crecimiento está asociado a la capacidad de obtener las mayores ventajas posibles en los mercados globales en los que participamos. Eso pasa por explotar en forma sostenible nuestras ventajas comerciales y generar condiciones para que estas puedan hacerse aún más atractivas y se proyecten hacia el futuro.
Una condición para ello es asegurar productos de mejor calidad, más oportunos y a menor costo. Para ello la cadena logística es fundamental, principalmente nuestros puertos como infraestructura básica de cara a los mercados del Pacífico. Este es también un servicio que podemos ofrecerle a los países vecinos que deben salvar mayores distancias para acceder a ellos.
Si bien el Estado de Chile ha apostado por San Antonio como el gran puerto del futuro, no debemos limitarnos para explorar opciones complementarias que apunten a hacer realidad el sueño de transformarnos en una plataforma de servicios para el siglo XXI.
No es circunstancial que surjan voces provenientes del sector privado que proponen la construcción de instalaciones portuarias de gran capacidad en la cuenca del Biobío. El propósito de estas no sólo sería servir las exportaciones e importaciones nacionales sino también a aquellas que vienen del sur de Argentina.
Algo similar sucede con los planteamiento hechos por los gobernadores de Tarapacá y Antofagasta los que vislumbran una gran oportunidad para sus regiones a partir del efecto que podría tener el corredor bioceánico Capricornio, impulsado fundamentalmente por el Estado de Mato Grosso en Brasil y por Paraguay.
La industria de la navegación ha cambiado profundamente. Hoy los buques de gran tamaño son los que constituyen los principales puentes entre nuestras costas y los mercados de destino. Para aprovechar las economías de escala que representa la evolución de esta industria es que se necesitan instalaciones adecuadas. Las inversiones para ello son cuantiosas, aunque estamos seguros de que hay empresas privadas dispuestas a acompañar al Estado en opciones transformadoras como las sugeridas, en la medida que exista el compromiso de proyectarnos en esa dirección.
El tiempo juega un rol importante. Es cierto que Perú acaba de inaugurar el puerto de Chancay y se encuentra trabajando en otra opción que tiene por propósito no sólo satisfacer las demandas locales sino también servir a exportadores brasileros, bolivianos y argentinos. Nuestra área de influencia es otra pero puede superponerse si no hacemos las cosas oportunamente.
Aspirar a desarrollarnos aprovechando nuestras posibilidades debiera ser parte de la oferta de las próximas candidaturas. No hay desarrollo económico, crecimiento y prosperidad sin sueños que convoquen. Aunque también es cierto que si no somos capaces de transformar esos sueños en programas (con fechas) y proyectos específicos, podemos vernos una vez más frustrados en alcanzar los niveles de bienestar que nuestros habitantes merecen.
Es de esperar que las candidaturas así lo entiendan y convoquen a la comunidad a reflexionar sobre las grandes ideas que necesita nuestro país y salgamos de la pequeña y agotadora discusión contingente.
Fuente: Ex Ante, Domingo 13 de Febrero de 2025