LA TERCERA – La densificación urbana en la Región Metropolitana es un tema que muestra creciente presencia en el debate público de los últimos años. La discusión en torno a la construcción de megatorres y los denominados “guetos urbanos”, por un lado, y las alternativas de la tramitación del actual proyecto de ley de integración social, se unen a la crónica falta de suelo para construir en la capital.
En este plano, un estudio realizado por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT) de la Universidad Católica muestra que la proporción de viviendas por hectárea (viv/há) en la capital experimenta una fuerte tendencia al alza durante las últimas tres décadas. Si en 1990 se calcula que había alrededor de 50 viv/há, hoy esa cifra bordea las cinco mil.
Magdalena Vicuña, académica del IEUT y jefa del Programa de Planificación Urbana de la U. Católica, señala que el proceso de densificación se intensificó en Santiago entre 2005 y 2015. “Si antes se construían torres de 15 pisos, hoy tienen más de 30”, describe.
Según la experta, este fenómeno se justifica en las necesidades que impone el desarrollo de la urbe. “Necesitamos crecer hacia arriba. No lo podemos hacer en extensión, porque tenemos que aprovechar la disponibilidad de servicios y la inversión pública. Por ejemplo, los equipamientos tienen que concentrar la mayor cantidad de personas y deberían ser accesibles ojalá caminando”.
560 edificios
El estudio, parte de un proyecto Fondecyt, fue realizado a partir del análisis de 560 edificios construidos entre 1990 y 2017. También considera los datos obtenidos en los censos efectuados en el período.
Los antecedentes corresponden a inmuebles situados en comunas del centro y el pericentro de Santiago, principalmente Independencia, Ñuñoa, Estación Central, Recoleta, San Miguel, Las Condes, Providencia y Santiago.
El análisis muestra que a fines de 2003 se produjo la primera alza importante de densidad, cuando se superaron las dos mil viv/há. Un año después, la proporción superó las tres mil. Entre fines de 2006 y 2012 la densidad se redujo bajo esa última cifra, pero a comienzos de 2013 volvió a incrementarse, y al año siguiente se superaron las cuatro mil viv/há.
En 2017 se generó el peak de densidad poblacional, cuando la cifra bordeó las cinco mil viv/há.
Propuestas
Cristián Monckeberg, ministro de Vivienda y Urbanismo, evaluó que la evolución propia de las ciudades “nos obliga a pensar cómo codiseñamos la ciudad en conjunto con sus habitantes y, por eso, el reglamento y el proyecto de ley (de integración) apuntan en esa dirección”.
Si bien los expertos muestran consenso en que la densificación es buena, advierten que debe ser equilibrada. En este plano, el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) trabaja en la elaboración de un documento de acuerdo, que se firmaría el próximo 2 de octubre.
El texto propone cuatro componentes clave con los que debe cumplir, “idealmente con todos ellos”, asevera el presidente de la instancia, Sergio Baeriswyl.
El primer punto es que debe existir equidad en el uso de la infraestructura. Esto significa que las zonas que cuentan con adecuados atributos urbanísticos, buenos indicadores (acceso a servicios) y baja densidad, tienen un potencial para generar un proceso de densificación, “siempre y cuando haya infraestructura disponible”, precisa Baeriswyl.
El segundo componente es que sea un proceso inclusivo, en el que los sectores vulnerables puedan acceder a los mejores lugares de la ciudad. El tercero apunta a que la densificación sea armónica, “en términos de que sea una arquitectura respetuosa con la imagen de la ciudad”. Y el cuarto punto resalta la necesidad de “crear y construir un sentido comunitario, pensando en el sentido de pertenencia y de relación entre la comunidad”, finaliza el experto
Fuente: La Tercera, Lunes 09 de Septiembre de 2019
Densificación habitacional de Santiago “se disparó” entre 2005 y 2015
LA TERCERA – La densificación urbana en la Región Metropolitana es un tema que muestra creciente presencia en el debate público de los últimos años. La discusión en torno a la construcción de megatorres y los denominados “guetos urbanos”, por un lado, y las alternativas de la tramitación del actual proyecto de ley de integración social, se unen a la crónica falta de suelo para construir en la capital.
En este plano, un estudio realizado por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT) de la Universidad Católica muestra que la proporción de viviendas por hectárea (viv/há) en la capital experimenta una fuerte tendencia al alza durante las últimas tres décadas. Si en 1990 se calcula que había alrededor de 50 viv/há, hoy esa cifra bordea las cinco mil.
Magdalena Vicuña, académica del IEUT y jefa del Programa de Planificación Urbana de la U. Católica, señala que el proceso de densificación se intensificó en Santiago entre 2005 y 2015. “Si antes se construían torres de 15 pisos, hoy tienen más de 30”, describe.
Según la experta, este fenómeno se justifica en las necesidades que impone el desarrollo de la urbe. “Necesitamos crecer hacia arriba. No lo podemos hacer en extensión, porque tenemos que aprovechar la disponibilidad de servicios y la inversión pública. Por ejemplo, los equipamientos tienen que concentrar la mayor cantidad de personas y deberían ser accesibles ojalá caminando”.
560 edificios
El estudio, parte de un proyecto Fondecyt, fue realizado a partir del análisis de 560 edificios construidos entre 1990 y 2017. También considera los datos obtenidos en los censos efectuados en el período.
Los antecedentes corresponden a inmuebles situados en comunas del centro y el pericentro de Santiago, principalmente Independencia, Ñuñoa, Estación Central, Recoleta, San Miguel, Las Condes, Providencia y Santiago.
El análisis muestra que a fines de 2003 se produjo la primera alza importante de densidad, cuando se superaron las dos mil viv/há. Un año después, la proporción superó las tres mil. Entre fines de 2006 y 2012 la densidad se redujo bajo esa última cifra, pero a comienzos de 2013 volvió a incrementarse, y al año siguiente se superaron las cuatro mil viv/há.
En 2017 se generó el peak de densidad poblacional, cuando la cifra bordeó las cinco mil viv/há.
Propuestas
Cristián Monckeberg, ministro de Vivienda y Urbanismo, evaluó que la evolución propia de las ciudades “nos obliga a pensar cómo codiseñamos la ciudad en conjunto con sus habitantes y, por eso, el reglamento y el proyecto de ley (de integración) apuntan en esa dirección”.
Si bien los expertos muestran consenso en que la densificación es buena, advierten que debe ser equilibrada. En este plano, el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) trabaja en la elaboración de un documento de acuerdo, que se firmaría el próximo 2 de octubre.
El texto propone cuatro componentes clave con los que debe cumplir, “idealmente con todos ellos”, asevera el presidente de la instancia, Sergio Baeriswyl.
El primer punto es que debe existir equidad en el uso de la infraestructura. Esto significa que las zonas que cuentan con adecuados atributos urbanísticos, buenos indicadores (acceso a servicios) y baja densidad, tienen un potencial para generar un proceso de densificación, “siempre y cuando haya infraestructura disponible”, precisa Baeriswyl.
El segundo componente es que sea un proceso inclusivo, en el que los sectores vulnerables puedan acceder a los mejores lugares de la ciudad. El tercero apunta a que la densificación sea armónica, “en términos de que sea una arquitectura respetuosa con la imagen de la ciudad”. Y el cuarto punto resalta la necesidad de “crear y construir un sentido comunitario, pensando en el sentido de pertenencia y de relación entre la comunidad”, finaliza el experto
Fuente: La Tercera, Lunes 09 de Septiembre de 2019