Sábado, Diciembre 28, 2024

El cuidado de los espacios urbanos

EL MERCURIO – Salvaguardar el patrimonio existente en los espacios públicos requiere acciones de corto y largo plazo.

Se ha incrementado en el último tiempo en Chile la importancia de la ciudad como espacio de encuentro y convivencia. Así, el urbanismo -que por décadas fue abandonado- ha vuelto a ser puesto en valor como una forma de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Y pese a que ello ha ocurrido en las distintas comunas del país, Santiago Centro, por su carácter emblemático, ha sido el que ha llevado la delantera. Este esfuerzo ha sido una constante que -con mayor o menor intensidad- han procurado hacer las últimas administraciones municipales.

Así por ejemplo, en una de sus iniciativas emblemáticas, la remodelación del Paseo Ahumada comenzará a mediados del próximo año, fruto de un concurso cuyo resultado no ha estado exento de polémica por su propuesta estética. A ello se suma la refacción y peatonalización del denominado casco histórico y el esfuerzo por mantener las calles sin basura, rayados ni comercio ambulante.

Sin embargo, uno de los principales problemas que afectan el urbanismo de las distintas comunas del país son los grafitis. Lejos de ser una expresión artística, los grafitis degradan el espacio urbano, afean estéticamente los edificios, atentan contra el patrimonio cultural y generan un clima de inseguridad. En este sentido, constituye una buena señal que los casos de perjuicios a la escultura de Ícaro y Dédalo de Rebeca Matte y los rayados en la piedra con la misiva de Pedro de Valdivia hayan generado alarma pública. Este es un paso para que estos hechos no sean invisibles para la opinión pública.

Los gastos en borrar rayados este año en el centro acumulan $600 millones, siendo una cifra que evidentemente es insuficiente para mantener limpia la ciudad.

Salvaguardar el patrimonio existente en los espacios públicos requiere acciones de corto y largo plazo. En el largo plazo, resultan oportunos los intentos del Consejo de Monumentos Nacionales por reforzar la educación del público -y en especial de los niños- acerca de la necesidad de valorar y proteger el patrimonio. Con ello podría lograrse un resultado similar al ya conseguido en las materias vinculadas con la protección del medio ambiente, cuya valoración se ha ido logrando inculcar especialmente en el ámbito escolar.

En el corto plazo, es muy valioso que el Gobierno haya presentado el Proyecto de Ley de Conductas Antisociales, que busca sancionar y aumentar las penas de prácticas que afectan la convivencia ciudadana y facilitan la realización de algunos delitos como consumo de alcohol en la vía pública, acumulación de basura, daños a colegios, rayados y grafitis.

El proyecto de ley que busca sancionar conductas antisociales establece que se perseguirá con multas los rayados no autorizados o grafitis en bienes muebles o inmuebles, ya sean públicos o privados, y con una sanción más alta en caso de que los inmuebles tengan valor patrimonial. La aprobación de este proyecto es una necesidad urgente no solo para Santiago, sino que para todas las comunas del país si se quiere dignificar la ciudad y elevar el nivel de vida de sus habitantes.

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Fuente: El Mercurio, lunes 10 de diciembre de 2018

EL MERCURIO – Salvaguardar el patrimonio existente en los espacios públicos requiere acciones de corto y largo plazo.

Se ha incrementado en el último tiempo en Chile la importancia de la ciudad como espacio de encuentro y convivencia. Así, el urbanismo -que por décadas fue abandonado- ha vuelto a ser puesto en valor como una forma de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Y pese a que ello ha ocurrido en las distintas comunas del país, Santiago Centro, por su carácter emblemático, ha sido el que ha llevado la delantera. Este esfuerzo ha sido una constante que -con mayor o menor intensidad- han procurado hacer las últimas administraciones municipales.

Así por ejemplo, en una de sus iniciativas emblemáticas, la remodelación del Paseo Ahumada comenzará a mediados del próximo año, fruto de un concurso cuyo resultado no ha estado exento de polémica por su propuesta estética. A ello se suma la refacción y peatonalización del denominado casco histórico y el esfuerzo por mantener las calles sin basura, rayados ni comercio ambulante.

Sin embargo, uno de los principales problemas que afectan el urbanismo de las distintas comunas del país son los grafitis. Lejos de ser una expresión artística, los grafitis degradan el espacio urbano, afean estéticamente los edificios, atentan contra el patrimonio cultural y generan un clima de inseguridad. En este sentido, constituye una buena señal que los casos de perjuicios a la escultura de Ícaro y Dédalo de Rebeca Matte y los rayados en la piedra con la misiva de Pedro de Valdivia hayan generado alarma pública. Este es un paso para que estos hechos no sean invisibles para la opinión pública.

Los gastos en borrar rayados este año en el centro acumulan $600 millones, siendo una cifra que evidentemente es insuficiente para mantener limpia la ciudad.

Salvaguardar el patrimonio existente en los espacios públicos requiere acciones de corto y largo plazo. En el largo plazo, resultan oportunos los intentos del Consejo de Monumentos Nacionales por reforzar la educación del público -y en especial de los niños- acerca de la necesidad de valorar y proteger el patrimonio. Con ello podría lograrse un resultado similar al ya conseguido en las materias vinculadas con la protección del medio ambiente, cuya valoración se ha ido logrando inculcar especialmente en el ámbito escolar.

En el corto plazo, es muy valioso que el Gobierno haya presentado el Proyecto de Ley de Conductas Antisociales, que busca sancionar y aumentar las penas de prácticas que afectan la convivencia ciudadana y facilitan la realización de algunos delitos como consumo de alcohol en la vía pública, acumulación de basura, daños a colegios, rayados y grafitis.

El proyecto de ley que busca sancionar conductas antisociales establece que se perseguirá con multas los rayados no autorizados o grafitis en bienes muebles o inmuebles, ya sean públicos o privados, y con una sanción más alta en caso de que los inmuebles tengan valor patrimonial. La aprobación de este proyecto es una necesidad urgente no solo para Santiago, sino que para todas las comunas del país si se quiere dignificar la ciudad y elevar el nivel de vida de sus habitantes.

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Fuente: El Mercurio, lunes 10 de diciembre de 2018

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