PAUTA – El arquitecto participa de una mesa de trabajo que promueve el uso del subsuelo como una estrategia para liberar espacios para plazas y áreas verdes.
“Los subterráneos son una oportunidad extraordinaria para lograr espacio público”, sentencia de entrada el destacado arquitecto Cristián Undurraga, quien en su propio desarrollo profesional ha hecho importantes obras utilizando subsuelos. Quizá la más emblemática sea el Centro Cultural La Moneda.
Por su experiencia y en su calidad de director de la Asociación de Oficina de Arquitectos (AOA), Undurraga forma parte de la Mesa del Espacio Subterráneo, que está conformada además por el Comité de Obras de Infraestructura Pública de la Cámara Chilena de la Construcción, el Consejo de Políticas de Infraestructuras (CPI) y el Comité de Túneles y Espacios Subterráneos. El objetivo es promover el uso de este tipo de extensiones, destacando sus potencialidades de cara a la calidad de vida y al desarrollo urbano.
Si bien esta mesa de trabajo es previa a la pandemia, hay plena conciencia de que el Covid-19 relevó y puso urgencia a la necesidad de mejorar e incrementar espacios públicos y áreas verdes.
“Una de las maneras de evolución de la ciudad contemporánea es este nuevo espesor que surge en la capa del subsuelo, esta infraestructura subterránea que nos permite liberar espacio. El suelo es lo más escaso que tenemos, entonces debemos buscar cómo maximizar ese recurso”.
Las soluciones arquitectónicas
Da ejemplos de buenas soluciones. Como el Museo del Louvre, donde el arquitecto chino I.M.Pei inundó de luz esos subterráneos a través de la controvertida pirámide de cristal, “pero cuando estás ahí te das cuenta de la calidad de esos espacios; el museo tiene la misma dignidad que tiene el palacio en la superficie y además se conectó con el entorno”, explica.
Menciona también la Costanera Norte y la AVO en Santiago porque, dice, son soluciones viales bajo tierra que logran conservar el área verde de la superficie.
También destaca el Subcentro, en la estación de metro Escuela Militar, hecho por el arquitecto Juan Sabbagh. “Juan logró romper ese estigma del subterráneo mal avenido, inhóspito, y transformarlo en un espacio estupendo y de una gran intensidad de uso”.
Destaca también Montreal, en Canadá, que debido a su clima ha creado una estrategia de redes subterráneas que prácticamente abarca todo el centro de la ciudad: comercio, centros culturales, metro, centros de transporte modal, etcétera. “No hay límites para el uso de los espacios subterráneos, en la medida en que tú generes una atmósfera que no te haga sentir en una catacumba. Y hoy existe la tecnología y el talento para que eso no ocurra”.
La atmósfera con la luz
Para Cristián Undurraga, la clave para conseguir esa “atmósfera” depende en gran parte de la luz. “La luz no solo anima la arquitectura, también la hace habitable. Con mayor razón en la subterránea, que requiere de una estrategia para dotarla de luz natural. Por ejemplo, en el Centro Cultural La Moneda generamos un suelo, una losa de cristal tan resistente, que permite que pase un auto por encima, pero que permite traspasar la luz”.
Sobre los costos de una construcción subterránea, Undurraga no duda: “A mí me parece que debemos cuantificar el costo de una obra urbana según su valor agregado. La rentabilidad social de poder usar el espacio subterráneo para un espacio cultural, de entretenimiento, comercial o de otra índole social, liberando a la vez el suelo para uso de parques o áreas verdes, obviamente genera un beneficio para la ciudad que hace que la inversión no sea lo relevante”, sentencia.
Revise la entrevista completa con Cristián Undurraga en Plaza Pauta
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Fuente: Pauta, Sábado 15 de Agosto de 2020