PULSO – Según el World Economic Forum, las urbes deben dejar la lógica de ser espacios densamente poblados. Los expertos en Chile advierten sobre los efectos que la pandemia puede tener en sectores más vulnerables, así como en países menos desarrollados.
El Covid-19 no solo pondrá a prueba la capacidad de los gobiernos para enfrentar la pandemia desde la salud, sino también a la planificación de la ciudad. La alta densidad de la población, en las principales ciudades del mundo y la región, es el primer dolor de cabeza que se asoma. Por ejemplo, Wuhan (China), la zona cero de la nueva amenaza, es un centro urbano de aproximadamente 11 millones de personas que hoy está paralizado.
Los sectores más vulnerables de las urbes también son un punto de especial cuidado, ya que la calidad de la vivienda, infraestructura y acceso a los servicios son más precarios en comparación con otras zonas más privilegiadas. “Son las enfermedades las que golpean la puerta para que el Estado se haga cargo del problema urbano. En Chile esta responsabilidad era antiguamente de los municipios, pero a fines de siglo XIX, tras el brote de epidemias (particularmente el cólera), se traspasó al Estado”, dice la académica del Instituto de Estudios Urbanos de la UC, Macarena Ibarra, quien destaca que fue la medicina el área precursora de la planificación de ciudades para abordar los problemas de vivienda y salud que se originaron en episodios como la Revolución Industrial.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la forma en que se organizan las ciudades tiene un fuerte impacto en la salud de las personas y que “modalidades de urbanización acelerada sin planificar están determinando que las ciudades de los países en desarrollo sean el foco de muchos nuevos peligros ambientales y sanitarios”.
Esta urgencia iría en aumento debido a que se proyecta que para el 2050, el 70% de la población mundial viva en zonas urbanas.
A raíz del coronavirus, un reciente artículo del World Economic Forum (WEF) apunta que las ciudades deben dejar su lógica de ser centros densamente poblados, ya que esto facilita el brote de enfermedades. Además, recomienda que los desplazamientos de sus habitantes no superen los 20 minutos. Esto, para mejorar la calidad de vida y reducir la contaminación.
Sin embargo, tras la categorización de pandemia del coronavirus, serán los países menos desarrollados los que tendrán más problemas para enfrentar una alta cantidad de casos diagnosticados. El importante número de asentamientos informales, bajas condiciones de la salubridad y de calidad de vida, hacen favorable la expansión del Covid-19.
“Tenemos ciudades, como la nuestra, con territorios más vulnerables como, por ejemplo, grandes áreas de conjuntos de vivienda social que, si bien son parte formal de la ciudad, tienen estándares constructivos mínimos, frecuentemente en condiciones de hacinamiento, donde probablemente sea mucho más difícil, por ejemplo, realizar una adecuada cuarentena. Además, se suma, que estas malas condiciones de habitabilidad, tienen infraestructuras envejecidas, con consecuencias en un saneamiento insatisfactorio, y donde el aislamiento del frío y la humedad es inadecuado”, dice la profesora del departamento de salud pública de la UC, Alejandra Vives.
Sobre las condiciones que hacen favorable la expansión de enfermedades por las ciudades, Ibarra -quien ha trabajado la historia del urbanismo y la salud- apunta, además, que una vez superado este episodio, es importante “recordarle a la planificación urbana el tema de la salud o ponerlo en el centro de las políticas. Hay que debatir ciertos aspectos perjudiciales que se generan a propósito de la urbanización acelerada. No pueden ir por carriles separados”. Respecto a por qué la medicina se alejó de esta área, Ibarra estima que “se descansó mucho tiempo en el impacto positivo que generó la llegada de las vacunas en la población, pero se pasó por alto los riesgos de los efectos de la contaminación y condensación de áreas urbanas, entre otros aspectos.
Según la OMS, los problemas para la salud de una mala planificación de las ciudades, tienen que ver con “temas relacionados al agua, el medioambiente, la violencia, los traumatismos, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, las enfermedades respiratorias crónicas, las dietas malsanas, inactividad física y el consumo nocivo de alcohol”.
Fuente: Pulso, Jueves 12 de Marzo de 2020