DIARIO FINANCIERO – Además, según datos del Sistema de Indicadores y Estándares de Desarrollo Urbano del INE a 2021, la RM anotó más de un 30% de agua no facturada; es decir, que no llega al consumidor final y se pierde.
Desde hace años, las autoridades y diferentes expertos han expuesto los riesgos de abastecimiento a los que se enfrenta la población ante una grave escasez de agua, y recién estas últimas semanas ya se ha empezado a estimar una fecha respecto de cuándo podría ocurrir ese momento.
Las advertencias hechas por el gobierno, Aguas Andinas y la Primera Junta de Vigilancia de la Primera Sección del Río Maipo revelan un solo diagnóstico: el suministro de agua potable en la Región Metropolitana está asegurada hasta mitad de este año y, en caso de no presenciar lluvias en invierno, el corte de recursos hacia fines de 2022 sería inevitable.
Sin embargo, hay quienes aún ven una salida a este problema, y afirman que llegó el momento de que las autoridades tomen acciones concretas. Una de ellas podría ser decretar un día en el cual Santiago se quede sin agua.
Martín Andrade es arquitecto de la Pontificia Universidad Católica y, desde su cargo como director Ejecutivo de la Corporación Ciudades -enfocada en el desarrollo sostenible de las urbes-, sostiene que si bien el panorama actual “es bien crítico y catastrófico”, se puede tomar como “una tremenda oportunidad para que desde el gobierno y también las autoridades locales se pueda definir un día cero”, tal como ocurrió en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
“Eso quiere decir, un día en que si no somos capaces de producir para el consumo de agua -no solo humano, sino también de riego- ni tampoco potenciar el reciclaje del agua, o mejorar la gobernanza, estaremos enfrentados a un escenario donde efectivamente no va a haber agua”, señala el también exdirector del Parque Metropolitano de Santiago. Y es que, según el experto, el consumo per cápita es uno de los temas urgentes en materia hídrica.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso de agua diario por persona, tanto para consumo como para higiene personal, debe rondar los 100 litros. Sin embargo, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) a 2021 -obtenidos por la corporación vía transparencia-, gran parte de las regiones de la zona Centro y Sur del país doblan dicho índice.
En el caso de la capital, el consumo por ciudadano en la comuna de Santiago asciende a los 196 litros, mientras que en Los Andes-San Esteban, en la V Región, esta cifra alcanza los 200,6 litros.
Por su parte, Villarrica, en la Araucanía, anotó 202,1 lts por persona; y entre Talca-Culenar, en El Maule, el consumo alcanzó los 204,4 lts per cápita. Por su parte, Rancagua-Machalí, en la Región del Libertador General Bernardo O’Higgins lidera el ranking con 208 litros.
Grandes pérdidas de agua
A los altos niveles de consumo, se suma otro factor que, a juicio de Andrade, resulta urgente de reparar, y se trata del agua no facturada, o que no llega al consumidor final por problemas en la infraestructura hídrica de las ciudades, generando importantes pérdidas.
En el caso de Santiago, en la Región Metropolitana, de los 916 millones de m3 producidos, 303,5 millones corresponden a agua no facturada; es decir, un 33% de esa agua se pierde. Y la situación en otras comunas no es menor. En Ovalle, IV Región, dicho índice llega a un 38,3%, mientras que el Linares y el sector de Curicó-Rauco-Romeral, estas pérdidas alcanzan un 44,9% y un 46,3%, respectivamente, los índices más altos a nivel nacional.
“Probablemente en algunas comunas donde efectivamente hay, por ejemplo, infraestructura más deficitaria, existe una mayor pérdida versus otros lugares donde hay instalaciones más modernas. Y hay mucho vandalismo en torno a este tema, o sea hay muchos factores que inciden. Pero lo que es interesante, es que en el caso de la RM, un tercio del agua domiciliaria se pierde”, explica el ejecutivo.
Y es en este sentido que plantea mejoras a la planificación, la gobernanza y el avance en acciones concretas, como el reciclaje de aguas grises.
Paisajismo y reutilización de recursos
De acuerdo a Andrade, entre los puntos más urgentes a desarrollar, figura la Ley 21.075 promulgada en 2018, que tiene por objeto regular la recolección y disposición de aguas servidas domésticas -ocupadas en el lavado de ropa, por ejemplo- con el fin de reutilizarlas, pero que aún no cuenta con un reglamento que defina “la operación de cómo esta funcionaría”, según cuenta.
“Aquí, el destino que fija la ley es: 1) Desde el punto de vista urbano: riego de jardines y descarga de aparatos sanitarios; 2) Recreativos: Riego de áreas verdes y campos deportivos; y 3) Ornamental: Jardines y áreas verdes”, explica. De manera que, dado el uso eficiente de recursos hídricos que busca lograr esta ley, destaca como “una herramienta muy importante en el riego de los espacios públicos y de jardines”, cuenta Andrade.
“El tema de las aguas grises es probablemente uno de los grandes desafíos, de las oportunidades de mayor connotación público-privada”, dice, y apunta al rol que tendrá el Estado en cuanto a “sumar esfuerzos”. “El nuevo gobierno va a tener un rol súper importante de aunar voluntades, juntar esfuerzos para hacer lo que necesitamos”, comenta.
Asimismo, el arquitecto cuenta que existe “un montón de tecnologías disponibles, no solo con sistemas mecánicos, sino también con sistemas naturales”, como el reciclaje de grandes volúmenes de agua a partir de lombrices, y la técnica de desalinización.
“Esto hay que abordarlo desde diversos ángulos; no hay que poner todos los huevos en una misma canasta, sino que en el fondo ir probando, sobre todo desde el punto de vista geográfico. En el caso de Santiago, parece mucho más razonable reutilizar el agua producto de que no estamos en la costa. Pero ciertamente, por ejemplo, para zonas costeras, puede ser una oportunidad importante”, sostiene.
Y hace énfasis en que todos los cambios van de la mano con modificaciones importantes en el paisajismo de las ciudades. “Hoy hay zonas de bandejones centrales, antejardines y muchos lugares no solo de administración municipal sino también de privados con un alto consumo, donde lo preponderante desde el punto de vista del paisajismo es el pasto”, señala.
Y agrega que el pasto consume entre nueve y 10 litros por segundo por metro cuadrado, “cuando tienes vegetación que es capaz de consumir 1 a 2 litros por metro cuadrado. Por lo tanto, cambiar eso, que ya se ha visto en Providencia, Vitacura y Las Condes, es algo que debe ser replicado en todas las comunas y avanzar con mucha fuerza”.
“Este tema de la alerta viene desde hace mucho tiempo, pero por primera vez se le está poniendo una fecha”, concluye.
Fuente: Diario Financiero, Martes 15 de Marzo de 2022