Martes, Noviembre 26, 2024

Ciudades de madera, por Ricardo Abuauad

LA TERCERA – ¿Será la necesidad actual de construir viviendas en grandes cantidades, el empuje final para la madera como material principal? Hace tres años, en este mismo medio, escribí la columna “Chile, ¿país maderero?”, sobre la reconstrucción post 27F, que bien podría haber conducido a una industria de la madera como material de construcción sustentable, que nos permitiría exportar habiendo pasado por un proceso de diseño que le agregue valor. Y, si en 2010 eso ocurrió muy marginalmente, ¿es entonces esta nueva emergencia el detonante que esperamos?

Un estudio de agosto 2022 del Potsdam Institute for Climate Research publicado por Nature Communication explica que la construcción masiva de viviendas en madera podría recortar el 10% de los costos para limitar el calentamiento a 2ºC, comparado con el hormigón o acero, y que si el 90% de la vivienda que requiere la población urbana creciente fuera en edificios de madera bajarían 106.000 millones de toneladas las emisiones de carbono para 2100. Eso justifica, según los autores, empezar a pensar en “Ciudades de Madera” (de ahí el título de esta columna). Eso, que suena razonable para el planeta entero, es especialmente tentador para un país como el nuestro, productor de ese material.

Hay pasos en ese sentido: Wood City, en Finlandia, un barrio entero de ocho pisos que utiliza el material en diferentes versiones; o Skellefteå, en Suecia, una ciudad completa incluyendo puentes, oficinas, viviendas, escuelas y estacionamiento. Canadá cambió su norma para permitir edificios de hasta 12 pisos, y hay presión para aumentar más. ¿La razón para que los países del norte hagan eso? Creen que es bueno para el planeta, pero, además, ellos producen madera…igual que nosotros. El gobierno francés demanda que los edificios públicos sean al menos en un 50% en madera, juegos olímpicos incluidos.

¿Y Chile? Sewell, a principios del siglo pasado, mostró que podía realizarse un asentamiento en cinco pisos en pino oregón, tradición que se retoma ahora en Los Bronces, de Anglo American. En Coyhaique se construye el proyecto Tamango, de 12 pisos, con estructura de madera prefabricada. Desarrollos de vivienda en Atacama, Maule y Biobío, o en Renca y Lo Espejo, solo por poner algunos ejemplos, muestran un camino prometedor. Es más, a partir del Plan de Emergencia Habitacional del Minvu surge el “Plan regional para la industrialización de vivienda en madera”, y ya se anunció la ejecución en Constitución de un primer proyecto para 180 familias. De las 18 mil viviendas que se construirían en Biobío, 5 mil serían en madera. ¡Excelente noticia!

De visita en el país, Vicente Guallart, que fue arquitecto jefe de la ciudad de Barcelona, declaró que “Chile puede ser líder en construcción en madera del mundo en los próximos años”. ¿Tendrá razón? Esperemos que sí, por el bien de los que requieren viviendas, por el de nuestras ciudades y el planeta, y también por el bien de nuestra economía que necesita industrias exportadoras pujantes como podría ser ésta.

Por Ricardo Abuauad, decano Campus Creativo UNAB y profesor UC

Fuente: La Tercera, Domingo 4 de Diciembre de 2022

LA TERCERA – ¿Será la necesidad actual de construir viviendas en grandes cantidades, el empuje final para la madera como material principal? Hace tres años, en este mismo medio, escribí la columna “Chile, ¿país maderero?”, sobre la reconstrucción post 27F, que bien podría haber conducido a una industria de la madera como material de construcción sustentable, que nos permitiría exportar habiendo pasado por un proceso de diseño que le agregue valor. Y, si en 2010 eso ocurrió muy marginalmente, ¿es entonces esta nueva emergencia el detonante que esperamos?

Un estudio de agosto 2022 del Potsdam Institute for Climate Research publicado por Nature Communication explica que la construcción masiva de viviendas en madera podría recortar el 10% de los costos para limitar el calentamiento a 2ºC, comparado con el hormigón o acero, y que si el 90% de la vivienda que requiere la población urbana creciente fuera en edificios de madera bajarían 106.000 millones de toneladas las emisiones de carbono para 2100. Eso justifica, según los autores, empezar a pensar en “Ciudades de Madera” (de ahí el título de esta columna). Eso, que suena razonable para el planeta entero, es especialmente tentador para un país como el nuestro, productor de ese material.

Hay pasos en ese sentido: Wood City, en Finlandia, un barrio entero de ocho pisos que utiliza el material en diferentes versiones; o Skellefteå, en Suecia, una ciudad completa incluyendo puentes, oficinas, viviendas, escuelas y estacionamiento. Canadá cambió su norma para permitir edificios de hasta 12 pisos, y hay presión para aumentar más. ¿La razón para que los países del norte hagan eso? Creen que es bueno para el planeta, pero, además, ellos producen madera…igual que nosotros. El gobierno francés demanda que los edificios públicos sean al menos en un 50% en madera, juegos olímpicos incluidos.

¿Y Chile? Sewell, a principios del siglo pasado, mostró que podía realizarse un asentamiento en cinco pisos en pino oregón, tradición que se retoma ahora en Los Bronces, de Anglo American. En Coyhaique se construye el proyecto Tamango, de 12 pisos, con estructura de madera prefabricada. Desarrollos de vivienda en Atacama, Maule y Biobío, o en Renca y Lo Espejo, solo por poner algunos ejemplos, muestran un camino prometedor. Es más, a partir del Plan de Emergencia Habitacional del Minvu surge el “Plan regional para la industrialización de vivienda en madera”, y ya se anunció la ejecución en Constitución de un primer proyecto para 180 familias. De las 18 mil viviendas que se construirían en Biobío, 5 mil serían en madera. ¡Excelente noticia!

De visita en el país, Vicente Guallart, que fue arquitecto jefe de la ciudad de Barcelona, declaró que “Chile puede ser líder en construcción en madera del mundo en los próximos años”. ¿Tendrá razón? Esperemos que sí, por el bien de los que requieren viviendas, por el de nuestras ciudades y el planeta, y también por el bien de nuestra economía que necesita industrias exportadoras pujantes como podría ser ésta.

Por Ricardo Abuauad, decano Campus Creativo UNAB y profesor UC

Fuente: La Tercera, Domingo 4 de Diciembre de 2022

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