Jueves, Diciembre 26, 2024

Cambio de uso de suelo en cuencas de los ríos Maipo y Maule genera pérdida de bosque nativo

DIARIO FINANCIERO – La expansión urbana y el aumento de las plantaciones forestales han generado una pérdida importante de bosque nativo en las cuencas de los ríos Maipo y Maule, en la zona central de Chile. Esta es una de las principales conclusiones de una investigación realizada para Escenarios Hídricos 2030, iniciativa que desde 2016 trabaja para lograr la seguridad hídrica del país, bajo la coordinación de Fundación Chile, Fundación Futuro Latinoamericano y Fundación Avina.
El estudio “Análisis del estado actual de los ecosistemas terrestres, asociados a dos cuencas en Chile central: Maipo y Maule” se enfoca en los ecosistemas boscosos ribereños del borde del río y en las cabeceras de las cuencas o de zonas altas, debido a su valor en la regulación del sistema hídrico; y usa como base el “Catastro y Evaluación de los recursos vegetacionales nativos de Chile”, de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), el que considera un período de 20 años, entre 1995 y 2016.

El autor de la investigación, el geográfo y doctor en Ecología, Patricio Pliscoff, explica que el tomando como parámetros los años 1995 y 2016 el estudio evalúa la fragmentación de la vegetación natural y propone áreas prioritarias para la protección. El experto afirma que además del problema ecológico que supone la desaparición de estos ecosistemas, tiene un efecto específico sobre la provisión y calidad del agua. “Por ejemplo, en la agricultura, en toda la cuenca, si desaparecen los bosques de zonas altas se afecta a la turbiedad del agua, al aumentar los sedimentos y también disminuye la diversidad de las especies asociadas a los ríos”, dice.
El estudio concluye que, en la cuenca del Maipo, las zonas más cercanas a la costa han perdido más del 20% del Bosque Espinoso Costero de su superficie remanente, o que queda de la cuenca, debido principalmente a la expansión de la superficie forestal de Eucalipto en esta zona. Mientras, el Bosque Espinoso Interior presenta una pérdida cercana al 17% en los últimos 20 años, debido a la expansión urbana que se ha instalado sobre suelo agrícola en más de un 15% en diez comunas urbanas y periurbanas.
Las comunas que registran mayor impacto de la expansión urbana en los últimos 20 años son Calera de Tango (30,3%) y Cerrillos (23.8%) en el sector sur; Renca (19,2%), Quilicura (18%) y Huechuraba (17,7%) en el sector norte; Peñalolén (14,1%) y Puente Alto (19,5%) del sector oriente de Santiago, que se han expandido hacia zonas precordilleranas, sobre los ecosistemas de Bosque Espinoso Interior y Bosque Esclerófilo Andino.
En la cuenca del Maule se identifica que el mayor efecto se da en los ecosistemas ubicados en las zonas más cercanas a la costa, donde se ha perdido más del 36% de Bosque Caducifolio costero de su superficie remanente en la cuenca en los últimos 20 años.
En esta cuenca las plantaciones forestales registran una expansión superior al 20% en las comunas del sector cordillera de la costa: Cauquenes (27,9%), Pencahue (27,3%), Empedrado (25,5%) y Quirihue (33,4%).
Impacto hídrico
La coordinadora de EH2030 para la cuenca de Maule, Claudia Galleguillos, explica que el análisis de los ecosistemas terrestres es necesario para entender cómo abordar la crisis hídrica en el país, y que es preciso considerar que, por ejemplo, “la recuperación de un 10% de bosque nativo en una cuenca o microcuenca aporta un 14% de caudal de agua en forma permanente, incluso en época de estiaje (caudal mínimo)”.
Señala que en el caso de la vegetación ribereña su presencia produce una serie de impactos positivos en los cursos de agua, los que incluyen: procesar mayor cantidad de materia orgánica y capturar más nitrógeno, mejorar la cantidad y calidad del agua, facilitar el procesamiento de contaminantes y regular la temperatura y luz. “En tanto, la vegetación de cabecera de cuenca cumple un rol esencial en la mantención de la cobertura orgánica del suelo, especialmente a mayores pendientes, lo que permite un control natural del grado de sedimentación y materia orgánica presentes en los cursos de agua”, afirma Galleguillos.
La gerente de sustentabilidad de Fundación Chile, Ángela Oblasser, comenta que “conocer lo que ha ocurrido en estas cuencas en las últimas décadas nos permite dimensionar cómo las decisiones de desarrollo han afectado a los ecosistemas y la disponibilidad de agua, y eso, a su vez, nos da la oportunidad de tomar conciencia de las consecuencias que tendrán en los territorios las decisiones que estamos tomando ahora”.
Ver artículo
Fuente: Diario Financiero, Lunes 26 de Octubre de 2020

DIARIO FINANCIERO – La expansión urbana y el aumento de las plantaciones forestales han generado una pérdida importante de bosque nativo en las cuencas de los ríos Maipo y Maule, en la zona central de Chile. Esta es una de las principales conclusiones de una investigación realizada para Escenarios Hídricos 2030, iniciativa que desde 2016 trabaja para lograr la seguridad hídrica del país, bajo la coordinación de Fundación Chile, Fundación Futuro Latinoamericano y Fundación Avina.
El estudio “Análisis del estado actual de los ecosistemas terrestres, asociados a dos cuencas en Chile central: Maipo y Maule” se enfoca en los ecosistemas boscosos ribereños del borde del río y en las cabeceras de las cuencas o de zonas altas, debido a su valor en la regulación del sistema hídrico; y usa como base el “Catastro y Evaluación de los recursos vegetacionales nativos de Chile”, de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), el que considera un período de 20 años, entre 1995 y 2016.

El autor de la investigación, el geográfo y doctor en Ecología, Patricio Pliscoff, explica que el tomando como parámetros los años 1995 y 2016 el estudio evalúa la fragmentación de la vegetación natural y propone áreas prioritarias para la protección. El experto afirma que además del problema ecológico que supone la desaparición de estos ecosistemas, tiene un efecto específico sobre la provisión y calidad del agua. “Por ejemplo, en la agricultura, en toda la cuenca, si desaparecen los bosques de zonas altas se afecta a la turbiedad del agua, al aumentar los sedimentos y también disminuye la diversidad de las especies asociadas a los ríos”, dice.
El estudio concluye que, en la cuenca del Maipo, las zonas más cercanas a la costa han perdido más del 20% del Bosque Espinoso Costero de su superficie remanente, o que queda de la cuenca, debido principalmente a la expansión de la superficie forestal de Eucalipto en esta zona. Mientras, el Bosque Espinoso Interior presenta una pérdida cercana al 17% en los últimos 20 años, debido a la expansión urbana que se ha instalado sobre suelo agrícola en más de un 15% en diez comunas urbanas y periurbanas.
Las comunas que registran mayor impacto de la expansión urbana en los últimos 20 años son Calera de Tango (30,3%) y Cerrillos (23.8%) en el sector sur; Renca (19,2%), Quilicura (18%) y Huechuraba (17,7%) en el sector norte; Peñalolén (14,1%) y Puente Alto (19,5%) del sector oriente de Santiago, que se han expandido hacia zonas precordilleranas, sobre los ecosistemas de Bosque Espinoso Interior y Bosque Esclerófilo Andino.
En la cuenca del Maule se identifica que el mayor efecto se da en los ecosistemas ubicados en las zonas más cercanas a la costa, donde se ha perdido más del 36% de Bosque Caducifolio costero de su superficie remanente en la cuenca en los últimos 20 años.
En esta cuenca las plantaciones forestales registran una expansión superior al 20% en las comunas del sector cordillera de la costa: Cauquenes (27,9%), Pencahue (27,3%), Empedrado (25,5%) y Quirihue (33,4%).
Impacto hídrico
La coordinadora de EH2030 para la cuenca de Maule, Claudia Galleguillos, explica que el análisis de los ecosistemas terrestres es necesario para entender cómo abordar la crisis hídrica en el país, y que es preciso considerar que, por ejemplo, “la recuperación de un 10% de bosque nativo en una cuenca o microcuenca aporta un 14% de caudal de agua en forma permanente, incluso en época de estiaje (caudal mínimo)”.
Señala que en el caso de la vegetación ribereña su presencia produce una serie de impactos positivos en los cursos de agua, los que incluyen: procesar mayor cantidad de materia orgánica y capturar más nitrógeno, mejorar la cantidad y calidad del agua, facilitar el procesamiento de contaminantes y regular la temperatura y luz. “En tanto, la vegetación de cabecera de cuenca cumple un rol esencial en la mantención de la cobertura orgánica del suelo, especialmente a mayores pendientes, lo que permite un control natural del grado de sedimentación y materia orgánica presentes en los cursos de agua”, afirma Galleguillos.
La gerente de sustentabilidad de Fundación Chile, Ángela Oblasser, comenta que “conocer lo que ha ocurrido en estas cuencas en las últimas décadas nos permite dimensionar cómo las decisiones de desarrollo han afectado a los ecosistemas y la disponibilidad de agua, y eso, a su vez, nos da la oportunidad de tomar conciencia de las consecuencias que tendrán en los territorios las decisiones que estamos tomando ahora”.
Ver artículo
Fuente: Diario Financiero, Lunes 26 de Octubre de 2020

TITULARES