Jueves, Diciembre 26, 2024

Cambio de servicios básicos pueden retrasar obras de infraestructura en hasta dos años

EL MERCURIO –  En enero, el entonces ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, anunció que el Puente Bicentenario, que unirá Concepción con San Pedro de la Paz, cruzando el río Biobío, estaría en funcionamiento en los primeros días de marzo. Sin embargo, la obra de más de $30 mil millones, aún está inconclusa por retrasos en cambios de servicios de telefonía, que mantienen un poste insertado en el medio del viaducto, además de atrasos en expropiaciones. “Tuvimos que construir las lozas del puente con el poste al medio porque no se han cambiado los servicios. Ese puente ya podría estar funcionando”, asegura Leonardo Daneri, presidente de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa).

No obstante, el caso de Concepción no es un incidente aislado. Obras como el corredor del Transantiago de Vicuña Mackenna, que se entregó con dos años de atraso, y el de Maipú, también se vieron enfrentados a las demoras en los cambios de servicios básicos. Asimismo, la autopista Santiago-Lampa aún no termina obras por el mismo motivo.

El cambio de servicio se genera cuando los trabajos de un proyecto requieren trasladar cableado o cañerías de cualquier servicio básico (agua, gas, electricidad, telecomunicaciones). Entonces, es la empresa que presta el servicio la que debe hacer el retiro. Según Daneri, cambiar una línea de media tensión “fácilmente puede tardar dos años; una de alta tensión aún más”.

Carlos Piaggio, gerente de infraestructura de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), asegura que esto “genera retrasos importantes en las obras” y explica que los “contratistas no pueden pasar por encima de estos servicios si no se cambian”. Agrega que “tampoco hay plazos y finalmente pasa que los cambios impiden que las obras avancen y se tienen que hacer soluciones tan absurdas como la del puente Bicentenario.

Carlos Cruz, ex ministro de Obras Públicas y actual secretario ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura, asegura que “hemos podido comprobar que hay una sensación de molestia por parte de los contratistas como de las empresas concesionarias, pero también por parte de las empresas de servicio, ya que las regulaciones no siempre favorecen cambios de servicios expeditos”.

En el caso del poste que atraviesa al puente Bicentenario, la empresa eléctrica ya realizó los cambios de servicios, pero aún perdura cableado de empresas de telecomunicaciones, por lo que no puede ser retirado. “Tenemos que ser capaces de simplificar todo el proceso”, asegura Daneri.

El Ministerio de Obras Públicas aseguró que se está trabajando en generar una instancia denominada “habilitación de faja”, en la que “a través de acciones previas al contrato de obra vial se puedan resolver las temáticas de toma posesión material de terrenos”. Esto permitiría que en paralelo “se gestionen y materialicen los traslados de servicios, de forma que cuando el contratista comience con su plazo de obra, se encuentre saneada la faja fiscal, dedicándose exclusivamente al desarrollo de las obras proyectadas”.

Ver artículo

Fuente: El Mercurio, Jueves 29 de marzo de 2018

EL MERCURIO –  En enero, el entonces ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, anunció que el Puente Bicentenario, que unirá Concepción con San Pedro de la Paz, cruzando el río Biobío, estaría en funcionamiento en los primeros días de marzo. Sin embargo, la obra de más de $30 mil millones, aún está inconclusa por retrasos en cambios de servicios de telefonía, que mantienen un poste insertado en el medio del viaducto, además de atrasos en expropiaciones. “Tuvimos que construir las lozas del puente con el poste al medio porque no se han cambiado los servicios. Ese puente ya podría estar funcionando”, asegura Leonardo Daneri, presidente de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa).

No obstante, el caso de Concepción no es un incidente aislado. Obras como el corredor del Transantiago de Vicuña Mackenna, que se entregó con dos años de atraso, y el de Maipú, también se vieron enfrentados a las demoras en los cambios de servicios básicos. Asimismo, la autopista Santiago-Lampa aún no termina obras por el mismo motivo.

El cambio de servicio se genera cuando los trabajos de un proyecto requieren trasladar cableado o cañerías de cualquier servicio básico (agua, gas, electricidad, telecomunicaciones). Entonces, es la empresa que presta el servicio la que debe hacer el retiro. Según Daneri, cambiar una línea de media tensión “fácilmente puede tardar dos años; una de alta tensión aún más”.

Carlos Piaggio, gerente de infraestructura de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), asegura que esto “genera retrasos importantes en las obras” y explica que los “contratistas no pueden pasar por encima de estos servicios si no se cambian”. Agrega que “tampoco hay plazos y finalmente pasa que los cambios impiden que las obras avancen y se tienen que hacer soluciones tan absurdas como la del puente Bicentenario.

Carlos Cruz, ex ministro de Obras Públicas y actual secretario ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura, asegura que “hemos podido comprobar que hay una sensación de molestia por parte de los contratistas como de las empresas concesionarias, pero también por parte de las empresas de servicio, ya que las regulaciones no siempre favorecen cambios de servicios expeditos”.

En el caso del poste que atraviesa al puente Bicentenario, la empresa eléctrica ya realizó los cambios de servicios, pero aún perdura cableado de empresas de telecomunicaciones, por lo que no puede ser retirado. “Tenemos que ser capaces de simplificar todo el proceso”, asegura Daneri.

El Ministerio de Obras Públicas aseguró que se está trabajando en generar una instancia denominada “habilitación de faja”, en la que “a través de acciones previas al contrato de obra vial se puedan resolver las temáticas de toma posesión material de terrenos”. Esto permitiría que en paralelo “se gestionen y materialicen los traslados de servicios, de forma que cuando el contratista comience con su plazo de obra, se encuentre saneada la faja fiscal, dedicándose exclusivamente al desarrollo de las obras proyectadas”.

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Fuente: El Mercurio, Jueves 29 de marzo de 2018

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