DIARIO FINANCIERO – Estos días hemos vivido una grave situación en el país. Una expresión de esto ha sido la destrucción de bienes públicos de todos los chilenos. El Metro era símbolo de un país que avanza hacia un desarrollo inclusivo que, supuestamente, representaba a todos.
Sin embargo, las expresiones violentas -y condenables- no pueden ser interpretadas sólo como la manifestación de grupos violentistas cuyo fin es destruir los símbolos de democratización y estabilidad que la sociedad ha logrado, sino también como un grito de indignación que busca llamar la atención frente a las desigualdades que aún están presentes en la sociedad chilena y que el discurso de la “clase media” no logra representar.
Chile es hoy un país mejor que hace treinta años, y la calidad de la infraestructura sobre la que esa mejor calidad de vida se apoya -como Metro- ha superado las expectativas que se tenían en el pasado. Pero no ha sido suficiente. Aún hay restricciones en hospitales, transporte, escuelas, espacios públicos. La accesibilidad no es la misma, la calidad de las prestaciones es diferenciada, la disponibilidad de servicios es segmentada.
Tenemos que seguir buscando alternativas para contribuir a minimizar estas diferencias que finalmente se traducen en rabia, que se puede expresar violentamente en perjuicio de toda la sociedad.
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Fuente: Diario Financiero, Lunes 21 de Octubre de 2019
Aún falta equidad, por Carlos Cruz
DIARIO FINANCIERO – Estos días hemos vivido una grave situación en el país. Una expresión de esto ha sido la destrucción de bienes públicos de todos los chilenos. El Metro era símbolo de un país que avanza hacia un desarrollo inclusivo que, supuestamente, representaba a todos.
Sin embargo, las expresiones violentas -y condenables- no pueden ser interpretadas sólo como la manifestación de grupos violentistas cuyo fin es destruir los símbolos de democratización y estabilidad que la sociedad ha logrado, sino también como un grito de indignación que busca llamar la atención frente a las desigualdades que aún están presentes en la sociedad chilena y que el discurso de la “clase media” no logra representar.
Chile es hoy un país mejor que hace treinta años, y la calidad de la infraestructura sobre la que esa mejor calidad de vida se apoya -como Metro- ha superado las expectativas que se tenían en el pasado. Pero no ha sido suficiente. Aún hay restricciones en hospitales, transporte, escuelas, espacios públicos. La accesibilidad no es la misma, la calidad de las prestaciones es diferenciada, la disponibilidad de servicios es segmentada.
Tenemos que seguir buscando alternativas para contribuir a minimizar estas diferencias que finalmente se traducen en rabia, que se puede expresar violentamente en perjuicio de toda la sociedad.
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Fuente: Diario Financiero, Lunes 21 de Octubre de 2019