EL DÍA – Aqua Ducere, origen latino del concepto de acueducto, que llegó a trasladar agua más de 4-26 kilómetros en Constantinopla (Estambul) a partir del año 324 d.C., una obra maestra de ingeniería para generar agua dulce a la capital del capital del Imperio Romano de Oriente. Pero esta solución, trasladar agua desde los puntos de acumulación a donde las necesidades humanas lo requieren, es mucho más antigua. La cultura minoica 2 mil años antes de cristo, India, Egipto y Persia desarrollaron soluciones a los requerimientos de agua donde los acueductos fueron la respuesta. En Sudamérica en el valle del Nazca hace 1500 años un sistema de acueductos permitió enfrentar una de las tantas sequías del continente. Pero también hoy, la conducción de agua por cientos de kilómetros permite trasportar agua en Israel, España y el Estados Unidos. Las ciudades de Los Angeles y San Francisco no serían factibles sin esta solución de ingeniería. Es cierto que estas mega obras desarrolladas a principios del siglo XX, junto con multiplicarlos beneficios del agua, generaron también graves problemas medioambientales. Pero, como en muchas otras obras humanas, el desarrollo de la conciencia del cuidado del planeta, la tecnología, las regulaciones y la propia vigilancia ciudadana permiten acotar o anular el impacto.
No se puede analizar con los criterios de principios del siglo XX propuestas del siglo XXI, desechar sin análisis serios proyectos que pueden ser la solución integral a un problema que nos va destruyendo lentamente, la sequía.
En la Unidad de Concesiones del MOP descansa el proyecto privado Aquatacama, una propuesta Franco Chilena que requiere autorización para profundizar estudios que permitan avanzar hacia la concesión de una carretera hídrica, que permita trasladar agua desde la desembocadura de los ríos entre Maule y Toltén hacia el norte, hasta Arica. Agua dulce para asegurar el agua para la bebida, la minería y principalmente, para la agricultura.
La empresa informa que la tecnología permite su rápida implementación mediante tubos flexibles sobre el lecho marino, el uso de un porcentaje regulado de los afluentes del sur y agua de propiedad del Estado de Chile. Propone al fisco asumir el negocio de la conducción de agua.
Las principales críticas, algunas de las cuales comparto, son que la implementación de este tipo de soluciones intensificaría el mal uso de los afluentes de agua por los propietarios de la tierra y de quienes tengan los recursos financieros para comprarla. Todo aquello es posible, aunque debe y puede ser regulado por el MOP y los gobiernos regionales en el marco de una política nacional y regional del agua. Es el estado quien pondrá, de aprobarse, las condiciones para la licitación, para esta carretera hídrica, que podría estar implementada hasta Arica el año 2036.
En tiempos en que las ideas escasean y los cuestionamientos, a cualquier solución tecnológica abundan, la pregunta es si Chile, y especialmente el norte chico, pueden eludir la discusión técnica de nuevas ideas para distribuir mejor el agua que hoy abunda en el sur y que escasea, a niveles de un 30% anual, en zonas como la nuestra. A grandes problemas, grandes soluciones, obviamente con los resguardos técnicos, con el cuidado al medioambiente, pero aprovechando soluciones de ingeniería que la humanidad ha utilizado desde el origen del hombre y que hoy están disponibles. En tiempo de escasez hídrica y de ideas, no podemos oponernos a analizar, discutir soluciones posibles en un marco regulatorio adecuado. Aqua Ducere.
Fuente: El Día, Domingo 29 de Octubre de 2023