PULSO – El ministro de Obras Públicas, destaca que para este año los llamados a licitación van a ser del orden de US$ 4.700 millones, en parte porque lo que estaba considerado para 2020 se realizará durante este ejercicio.
Cinco procesos por casi US$ 2.000 millones suman las obras que hoy están en proceso de licitación por parte del Ministerio de Obras Públicas. Una cifra record a la que, además, se suma un mayor número de posterores. Esos son algunos de los datos que el titular de la cartera, Alfredo Moreno, destaca. Además, y subraya que este impulso se explica en parte por la estabilidad de las reglas del país, algo que a su juicio es necesario cuidar.
– En los 4 procesos ya abiertos suman 53 interesados. ¿Qué perfil tienen? ¿Se repiten mucho? ¿Hay más actores locales o extranjeros? ¿Hay inversores sin presencia en Chile?
Lo primero que hay que hacer notar es que, en general, lo que se ha visto es un aumento en los postores de las licitaciones. Hemos tenido mayor número de interesados, particularmente los llamados a licitación de hospitales y de carreteras como, por ejemplo, el tramo Talca-Chillán. También es importante destacar que, además de las empresas que tradicionalmente participan, que son mayoritariamente extranjeras (mexicanas, españolas y de distintos países de Europa), se han sumado empresas de origen chino que antes no estaban o estaban reducidamente. Ahora tenemos empresas de origen chino que están participando en rubros como hospitales y carreteras. También se han incorporado importantes fondos de inversión mundiales como socios de los potenciales concesionarios.
-El riesgo país de Chile ha aumentado. ¿Podría aquello dañar el interés de extranjeros y conspirar contra el éxito del proceso en curso?
Chile tiene 30 años de experiencia en concesiones y ha construido una legislación sólida, robusta, que ha demostrado que puede manejar las complicaciones, las controversias que naturalmente se producen en proyectos de esta envergadura, complejidad y de esta longitud en el tiempo. Con lo cual se ha ganado una reputación y un respeto que le da una ventaja comparativa con respecto a otros países para obtener fondos privados para estas grandes obras de infraestructura. Así lo demuestra, por lo demás, el número de interesados en participar en cada una de nuestras licitaciones. Eso es necesario cuidarlo.
Es importante que, independiente de que podamos cambiar reglas, repensar muchos aspectos de nuestra vida en común, las reglas que nos demos tengan estabilidad y tengan la posibilidad que quienes inviertan puedan hacerlo en el mayor número de sectores. Y, en tercer lugar, que las reglas que se den, las personas y las empresas tengan la capacidad de poder exigir que se respeten, que hayan los mecanismos que hoy día Chile tiene para chilenos y extranjeros de que la ley está sobre todos. El Estado puede tener una participación muy importante en regular, en tomar decisiones, en decidir muchas cosas, pero la ley está por encima de todos, tanto de los ciudadanos como del Estado, ya que lo contrario permitiría el abuso.
-¿Qué cambios han introducido en las nuevas concesiones que se están licitando? ¿Plazos, modalidades?
Durante 2020 hicimos un cambio muy importante en los modelos de negocios de las concesiones -particularmente de aeropuertos y carreteras-, para adecuarlos a la realidad que vivimos hoy. Anteriormente eran concesiones que se estaban ofertando a plazo fijo, por lo tanto los riesgos de la demanda eran asumidos por los concesionarios completamente. Pero hoy, considerando la nueva realidad en la que es muy difícil predecir, por ejemplo, qué va a pasar con el flujo aéreo o cuándo se va a recuperar, nos ha parecido mucho más prudente tener el sistema de valor presente de los ingresos -también usado históricamente en el país-: cada uno de los concesionarios presenta cuánto es lo que quiere recibir a cambio de la obra y el que exige menos es el que se lleva la obra. Luego, una vez que recupere esa cantidad se termina la concesión, por lo tanto el plazo pasa a ser de un largo variable.
Esa modificación ya se hizo en los proyectos que estaban vigentes en ese momento como llamado a licitación, lo cual atrasó las licitaciones del año 2020, pero adicionalmente a eso en las que estamos haciendo el 2021 también estamos utilizando el mismo modelo.
¿Son estos proyectos los más rentables socialmente o es solo el ánimo de inyectar proyectos a la economía?
Estos proyectos son todos proyectos de largo plazo y que ha tomado años poderlos desarrollar: requieren diseños, ingeniería, participación ciudadana, evaluación en el Ministerio de Desarrollo Social y Familia y, por lo tanto, cumplen con todos los requisitos de ser los proyectos que Chile necesita para construir la infraestructura que es como la espina dorsal del desarrollo futuro del país.
Esto, durante los primeros años de este gobierno, significó un gran esfuerzo en el desarrollo de diseños, de ingenierías, para poder sostener un monto de licitaciones como lo que estamos alcanzando y esta es una tarea que continúa: hoy, en paralelo con tener esta cantidad de obras en licitación, estamos desarrollando una cantidad muy importante de estudios integrales de nuevas obras que se van a licitar en los años siguientes. Porque para poder licitar, por ejemplo, en 2022 obras por varios miles de millones de dólares, en 2020 y 2021 hay un trabajo enorme para tener los antecedentes suficientes y las aprobaciones suficientes de todo orden para poder ponerlos en licitación el próximo año.
Fuente: Pulso, Lunes 14 de Junio de 2021