Martes, Noviembre 26, 2024

A la desalación de agua de mar le está faltando contexto, por Gabriel Caldes

IAGUA – Según la Asociación Internacional de Desalinización (IDA), en la actualidad existen una 18.000 plantas operando en el mundo, sin duda esta tecnología es una solución eficiente en las actuales condiciones climáticas de escasez hidrica en muchos países del planeta, teniendo presente que la demanda de agua seguirá creciendo tanto por los sectores productivos y de alimentación, como por el incremento de la población, que además según la ONU, cerca del 30% de la población del planeta tiene problemas de abastecimiento, calidad o simplemente no cuenta con acceso al agua potable.

La desalación es competitiva y alternativa a pesar de los altos costos de inversión y operación, la alta demanda de energía y de los impactos que tiene el medio ambiente. Los costos mencionados se ven aumentados en la medida que la planta esté ubicada a mayor distancia del punto de la toma de agua y a una mayor altura sobre el nivel del mar. Todo esto explica en parte, por qué las mayores plantas se encuentran en países con poca agua y muchos recursos como Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Estados Unidos, Japón, Israel, España y otros. Sin embargo de todas estas plantas, cerca del 65% de ellas abastecen sólo entre el 1 y 3% de la necesidad de agua potable a nivel mundial, el resto de las plantas están destinadas a la industria o agricultura.

La desalación de agua de mar es sustentable y puede colaborar a lograr la tan deseada seguridad hídrica, pero debe cambiar la mirada que tiene respecto del uso del agua y de sus procesos productivos.

Dicho lo anterior, pareciera que la desalación tiene las puertas abiertas como “LA” solución más segura y sustentable frente a la escasez hídrica, sobre todo que puede ser una alternativa al uso de fuentes de aguas continentales que se están degradando por el uso intensivo y descontrolado que está realizando, transformándose en un aporte al medio ambiente. Por otra parte, la baja de la oferta hídrica consecuencia de la disminución de las precipitaciones y por otra parte, al aumento de la demanda hídrica producto del crecimiento de la población y del desarrollo económico de los países, no solo forman una tormenta perfecta que nos está amenazando, sino que nos obliga a dejar de mirar la cordillera o las montañas nevadas y empezar a mirar al mar como una nueva fuente de agua. Con el uso del agua desalada se lograría desacoplar el aumento de la demanda de agua de la oferta de agua continental que son fuentes vulnerables y no sustentables con la extracción de agua en forma permanente.

Lo anterior, si bien son algunas ventajas de la desalación, también existan debilidades o barreras sociales, ambientales o económicas que al parecer esta industria no está percibiendo o al menos no se están haciendo cargo adecuadamente de estas. Cada día estas debilidades de usar agua desalada, adquieren mayor valor frente a la comunidad, academia, medio ambiente y tomadores de decisiones, que ven en esta tecnología una serie de problemas que se deben resolver, en especial las ambientales y costos.

En aquellos países, donde la conciencia y la regulación medio ambiental ha tenido un mayor desarrollo, sin embargo, la desalación empieza a perder fortalezas o al menos se levantan criticas, de la academia, organismos internacionales y ambientalistas, fundamentalmente por sus procesos productivos como son la calidad de las aguas de rechazo, que corresponden aproximadamente al 50% del total de agua desalada y que son devueltas al mar con una alta concentración de sal y que en ocasiones incluyen toxinas como cloro y cobre que se utilizan para desalar, impactando la flora y fauna marina, provocando según algunos, un potencial “efecto devastador.” También se menciona que en la toma de agua de mar de las plantas se absorbe conjuntamente organismos planctónicos, huevos de peces, larvas, entre otros, que resultarían dañados o muertos al pasar por el sistema de filtros físicos de las bocas de succión y por otra parte, el ser una tecnología de uso intensivo en energía eléctrica que en la medida que no sean energías limpias (ERNC) no permite disminuir el CO2.

Una debilidad relevante del uso del agua desalada para importantes sectores productivos y de la comunidad, es el valor del m3 de agua puesto en el punto de consumo, aún cuando en la últimas décadas este valor a disminuido en forma importante.

Los contextos políticos, económicos y ambientales globales están cambiando a una gran velocidad según las percepciones de la comunidad y en especial producto de los nuevos escenarios hídricos, no solo por el rol gravitante del agua en la sociedad, sino que por la escasez hídrica que nos está exigiendo una nueva forma de relacionarnos con los recursos hídricos, esto nos obliga a tomar medidas para adaptarnos adecuadamente.

Es en este sentido, pareciera que la industria de la desalación no está escuchando o percibiendo lo que sucede, su ausencia de propuestas en los debates ambientales o de recursos hídricos o de experiencias ambientalmente exitosas, acompañado de un relato que vaya más allá de visiones obsoleta y restringida a la ingeniería dura y la rentabilidad económica de los proyectos, que en el pasado reciente eran factores necesarios para obtener la viabilidad de un negocio. En la actualidad no están siendo suficiente, se requiere generar una valor compartido con la comunidad y el medio ambiente (a lo menos). La sociedad esta hablando de modos de producción verde, soluciones basadas en la naturaleza, obras grises y verdes, generando cierta desconfianza en la efectividad y sus impactos dando origen a manifestaciones pública de oposición a la instalación de una planta desaladora. La pregunta entonces es ¿cómo entra o donde está la desalación de agua de mar en el futuro verde con las nuevas exigencia económicas, ambientales y sociales? ¿Cuánta contaminación aporta la desalación al medio ambiente?

En América Latina, esta industria tiene una gran oportunidad y responsabilidad, es una de las soluciones más eficaces frente a la escasez y el incremento futuro de la demanda de agua, pero no se escucha un nuevo relato y nuevas propuestas de una desalación que apunte a un planeta verde y más inclusivo. Se necesitan procesos productivos limpios, de economías circulares, amigable con el medio ambiente, que converse y colabore con las comunidades, sin dejar sectores fuera por el costo del m3, pero que también resalte cuales son los problemas que está resolviendo, como se están enfrentando los impactos marinos de sus plantas. No es fácil encontrar estudios de la propia industria que se refieran a los impactos de la sal y de la captación de agua en el ambiente marino. Mientras no cambien su mirada solo como un negocio y mantengan un discurso técnico un tanto obsoleto, seguirá siendo un “héroe” para algunos, pero también está siendo un “villano” para otros.

La desalación, siendo una alternativa sostenible, podría ir quedando atrás mientras no escuche o entienda que el contexto ha cambiado y sus debilidades están teniendo una mayor valoración que sus fortalezas, debe comprender que llegó el momento de hacerse cargo de aquello y debe salir de su estado de comodidad que le significa tener cientos de miles de plantas operando en el mundo, si no seguirá perdiendo terreno frente a una sociedad que no está en condiciones de tener un aliado que tiene impactos ambientales negativos.

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Fuente: Iagua, Martes 9 de Agosto de 2022

IAGUA – Según la Asociación Internacional de Desalinización (IDA), en la actualidad existen una 18.000 plantas operando en el mundo, sin duda esta tecnología es una solución eficiente en las actuales condiciones climáticas de escasez hidrica en muchos países del planeta, teniendo presente que la demanda de agua seguirá creciendo tanto por los sectores productivos y de alimentación, como por el incremento de la población, que además según la ONU, cerca del 30% de la población del planeta tiene problemas de abastecimiento, calidad o simplemente no cuenta con acceso al agua potable.

La desalación es competitiva y alternativa a pesar de los altos costos de inversión y operación, la alta demanda de energía y de los impactos que tiene el medio ambiente. Los costos mencionados se ven aumentados en la medida que la planta esté ubicada a mayor distancia del punto de la toma de agua y a una mayor altura sobre el nivel del mar. Todo esto explica en parte, por qué las mayores plantas se encuentran en países con poca agua y muchos recursos como Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Estados Unidos, Japón, Israel, España y otros. Sin embargo de todas estas plantas, cerca del 65% de ellas abastecen sólo entre el 1 y 3% de la necesidad de agua potable a nivel mundial, el resto de las plantas están destinadas a la industria o agricultura.

La desalación de agua de mar es sustentable y puede colaborar a lograr la tan deseada seguridad hídrica, pero debe cambiar la mirada que tiene respecto del uso del agua y de sus procesos productivos.

Dicho lo anterior, pareciera que la desalación tiene las puertas abiertas como “LA” solución más segura y sustentable frente a la escasez hídrica, sobre todo que puede ser una alternativa al uso de fuentes de aguas continentales que se están degradando por el uso intensivo y descontrolado que está realizando, transformándose en un aporte al medio ambiente. Por otra parte, la baja de la oferta hídrica consecuencia de la disminución de las precipitaciones y por otra parte, al aumento de la demanda hídrica producto del crecimiento de la población y del desarrollo económico de los países, no solo forman una tormenta perfecta que nos está amenazando, sino que nos obliga a dejar de mirar la cordillera o las montañas nevadas y empezar a mirar al mar como una nueva fuente de agua. Con el uso del agua desalada se lograría desacoplar el aumento de la demanda de agua de la oferta de agua continental que son fuentes vulnerables y no sustentables con la extracción de agua en forma permanente.

Lo anterior, si bien son algunas ventajas de la desalación, también existan debilidades o barreras sociales, ambientales o económicas que al parecer esta industria no está percibiendo o al menos no se están haciendo cargo adecuadamente de estas. Cada día estas debilidades de usar agua desalada, adquieren mayor valor frente a la comunidad, academia, medio ambiente y tomadores de decisiones, que ven en esta tecnología una serie de problemas que se deben resolver, en especial las ambientales y costos.

En aquellos países, donde la conciencia y la regulación medio ambiental ha tenido un mayor desarrollo, sin embargo, la desalación empieza a perder fortalezas o al menos se levantan criticas, de la academia, organismos internacionales y ambientalistas, fundamentalmente por sus procesos productivos como son la calidad de las aguas de rechazo, que corresponden aproximadamente al 50% del total de agua desalada y que son devueltas al mar con una alta concentración de sal y que en ocasiones incluyen toxinas como cloro y cobre que se utilizan para desalar, impactando la flora y fauna marina, provocando según algunos, un potencial “efecto devastador.” También se menciona que en la toma de agua de mar de las plantas se absorbe conjuntamente organismos planctónicos, huevos de peces, larvas, entre otros, que resultarían dañados o muertos al pasar por el sistema de filtros físicos de las bocas de succión y por otra parte, el ser una tecnología de uso intensivo en energía eléctrica que en la medida que no sean energías limpias (ERNC) no permite disminuir el CO2.

Una debilidad relevante del uso del agua desalada para importantes sectores productivos y de la comunidad, es el valor del m3 de agua puesto en el punto de consumo, aún cuando en la últimas décadas este valor a disminuido en forma importante.

Los contextos políticos, económicos y ambientales globales están cambiando a una gran velocidad según las percepciones de la comunidad y en especial producto de los nuevos escenarios hídricos, no solo por el rol gravitante del agua en la sociedad, sino que por la escasez hídrica que nos está exigiendo una nueva forma de relacionarnos con los recursos hídricos, esto nos obliga a tomar medidas para adaptarnos adecuadamente.

Es en este sentido, pareciera que la industria de la desalación no está escuchando o percibiendo lo que sucede, su ausencia de propuestas en los debates ambientales o de recursos hídricos o de experiencias ambientalmente exitosas, acompañado de un relato que vaya más allá de visiones obsoleta y restringida a la ingeniería dura y la rentabilidad económica de los proyectos, que en el pasado reciente eran factores necesarios para obtener la viabilidad de un negocio. En la actualidad no están siendo suficiente, se requiere generar una valor compartido con la comunidad y el medio ambiente (a lo menos). La sociedad esta hablando de modos de producción verde, soluciones basadas en la naturaleza, obras grises y verdes, generando cierta desconfianza en la efectividad y sus impactos dando origen a manifestaciones pública de oposición a la instalación de una planta desaladora. La pregunta entonces es ¿cómo entra o donde está la desalación de agua de mar en el futuro verde con las nuevas exigencia económicas, ambientales y sociales? ¿Cuánta contaminación aporta la desalación al medio ambiente?

En América Latina, esta industria tiene una gran oportunidad y responsabilidad, es una de las soluciones más eficaces frente a la escasez y el incremento futuro de la demanda de agua, pero no se escucha un nuevo relato y nuevas propuestas de una desalación que apunte a un planeta verde y más inclusivo. Se necesitan procesos productivos limpios, de economías circulares, amigable con el medio ambiente, que converse y colabore con las comunidades, sin dejar sectores fuera por el costo del m3, pero que también resalte cuales son los problemas que está resolviendo, como se están enfrentando los impactos marinos de sus plantas. No es fácil encontrar estudios de la propia industria que se refieran a los impactos de la sal y de la captación de agua en el ambiente marino. Mientras no cambien su mirada solo como un negocio y mantengan un discurso técnico un tanto obsoleto, seguirá siendo un “héroe” para algunos, pero también está siendo un “villano” para otros.

La desalación, siendo una alternativa sostenible, podría ir quedando atrás mientras no escuche o entienda que el contexto ha cambiado y sus debilidades están teniendo una mayor valoración que sus fortalezas, debe comprender que llegó el momento de hacerse cargo de aquello y debe salir de su estado de comodidad que le significa tener cientos de miles de plantas operando en el mundo, si no seguirá perdiendo terreno frente a una sociedad que no está en condiciones de tener un aliado que tiene impactos ambientales negativos.

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Fuente: Iagua, Martes 9 de Agosto de 2022

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