Sábado, Noviembre 23, 2024

Metas a 2050, por Gabriel Caldés

ESTRATEGIA– Este año se han conocido una serie de informes de científicos y académicos que coinciden en poner en duda el cumplimiento de la meta del Acuerdo de París (2015), de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de limitar en 2°C el aumento de la temperatura global, debido al magro avance planetario en esta materia.

El mensaje, en general, está dirigido a la gestión y gobernanza del agua, en especial, a los políticos, gobiernos, empresas y comunidades que no han logrado realizar, con la debida urgencia, los cambios necesarios para evitar la “catástrofe” a la que estamos expuestos.

El informe “La Economía del Agua: Valorando el Ciclo Hidrológico como un Bien Común Global” de la Comisión Global sobre la Economía del Agua, hace un llamado a enfrentar los riesgos del planeta debido a la crisis hídrica. El documento indica que a 2050, el 50% de la producción mundial de alimentos estará en riesgo y que la economía global podría enfrentar en promedio pérdidas entre el 8% y el 15% del PIB, siendo mayor en países de menores ingresos, aún cuando en las últimas décadas, la ciencia, organismos internacionales y otros nos vienen advirtiendo, los riesgos que enfrentamos.

En octubre, un grupo de científicos de distintas universidades publicó el informe “El estado del clima de 2024: tiempos peligrosos para el planeta Tierra”, el que alertó que estamos al borde de un “desastre climático”.

El informe menciona que de los 35 signos vitales planetarios que se rastrean anualmente, 25 están en niveles récord. Entre 2022 y 2023, las emisiones aumentaron un 2,1% y superaron por primera vez las 40 gigatoneladas de dióxido de carbono; el consumo de combustibles fósiles aumentó un 1,5%; la pérdida global de cobertura arbórea aumentó de 22,8 a 28,3 Mha; y la acidez, el calor de los océanos, el nivel del mar y la temperatura están en niveles de récord extremos. En tanto, 2024, se prevé como uno de los años más calurosos jamás registrados.

Ambos reportes coinciden en que no vamos en la dirección adecuada para evitar una “catástrofe climática,” en parte, debido a la resistencia de sectores que se benefician del actual sistema basado en los combustibles fósiles, el consumo de bienes y la carencia de políticas e incentivos globales, que habiliten la urgencia de realizar acciones concretas.

Chile, si bien es cierto en materia de emisiones de CO2, ha tenido avances significativos con la incorporación de ERNC y electromovilidad, está clasificado como uno de los 30 países del mundo que tendrán los mayores impactos por la falta de agua.

En ese marco, resulta clave la planificación e infraestructura de largo plazo para gestionar en forma eficiente el acceso a recursos hídricos mediante una gobernanza descentralizada que transite de lo reactivo a lo preventivo. Por ahora, estos temas no están en la agenda política, lo que nos tiene, de alguna manera, inmovilizados.

Gabriel Caldés
Consejero
Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI).

Ver artículo

Fuente: Estrategia, Lunes 04 de Noviembre de 2024

ESTRATEGIA– Este año se han conocido una serie de informes de científicos y académicos que coinciden en poner en duda el cumplimiento de la meta del Acuerdo de París (2015), de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de limitar en 2°C el aumento de la temperatura global, debido al magro avance planetario en esta materia.

El mensaje, en general, está dirigido a la gestión y gobernanza del agua, en especial, a los políticos, gobiernos, empresas y comunidades que no han logrado realizar, con la debida urgencia, los cambios necesarios para evitar la “catástrofe” a la que estamos expuestos.

El informe “La Economía del Agua: Valorando el Ciclo Hidrológico como un Bien Común Global” de la Comisión Global sobre la Economía del Agua, hace un llamado a enfrentar los riesgos del planeta debido a la crisis hídrica. El documento indica que a 2050, el 50% de la producción mundial de alimentos estará en riesgo y que la economía global podría enfrentar en promedio pérdidas entre el 8% y el 15% del PIB, siendo mayor en países de menores ingresos, aún cuando en las últimas décadas, la ciencia, organismos internacionales y otros nos vienen advirtiendo, los riesgos que enfrentamos.

En octubre, un grupo de científicos de distintas universidades publicó el informe “El estado del clima de 2024: tiempos peligrosos para el planeta Tierra”, el que alertó que estamos al borde de un “desastre climático”.

El informe menciona que de los 35 signos vitales planetarios que se rastrean anualmente, 25 están en niveles récord. Entre 2022 y 2023, las emisiones aumentaron un 2,1% y superaron por primera vez las 40 gigatoneladas de dióxido de carbono; el consumo de combustibles fósiles aumentó un 1,5%; la pérdida global de cobertura arbórea aumentó de 22,8 a 28,3 Mha; y la acidez, el calor de los océanos, el nivel del mar y la temperatura están en niveles de récord extremos. En tanto, 2024, se prevé como uno de los años más calurosos jamás registrados.

Ambos reportes coinciden en que no vamos en la dirección adecuada para evitar una “catástrofe climática,” en parte, debido a la resistencia de sectores que se benefician del actual sistema basado en los combustibles fósiles, el consumo de bienes y la carencia de políticas e incentivos globales, que habiliten la urgencia de realizar acciones concretas.

Chile, si bien es cierto en materia de emisiones de CO2, ha tenido avances significativos con la incorporación de ERNC y electromovilidad, está clasificado como uno de los 30 países del mundo que tendrán los mayores impactos por la falta de agua.

En ese marco, resulta clave la planificación e infraestructura de largo plazo para gestionar en forma eficiente el acceso a recursos hídricos mediante una gobernanza descentralizada que transite de lo reactivo a lo preventivo. Por ahora, estos temas no están en la agenda política, lo que nos tiene, de alguna manera, inmovilizados.

Gabriel Caldés
Consejero
Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI).

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Fuente: Estrategia, Lunes 04 de Noviembre de 2024

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