PULSO – En la actualidad la ingeniería tiene desafíos cada vez más complejos, que van más allá de la simple eficiencia y funcionalidad de los proyectos. Los ingenieros e ingenieras de hoy no solo deben preocuparse por desarrollar soluciones técnica y económicamente factibles, sino que también, por considerar las implicaciones éticas, sociales y ambientales de sus decisiones.
Uno de los desafíos éticos más destacados y de mayor preocupación global es el impacto ambiental de los proyectos de ingeniería. Esto implica una detallada consideración del ciclo de vida completo, desde la extracción de las materias primas hasta la disposición final, pasando por el uso de tecnologías de la información, procesos limpios y prácticas sostenibles.
Los conflictos de interés representan también un desafío ético importante. En un mundo donde los intereses económicos y personales pueden influir en las decisiones profesionales, es crucial identificar a tiempo y gestionar estos conflictos de manera ética.
La transparencia y la honestidad son igualmente esenciales en la ética profesional de la ingeniería. Ocultar o manipular información para beneficio personal o corporativo, no solo es una violación grave de la ética profesional, sino que también puede tener consecuencias negativas importantes para nuestra sociedad.
La seguridad y el bienestar de las personas son otros de los pilares éticos fundamentales en cualquier proyecto de ingeniería. Esto se traduce en la necesidad de inversión e implementación de sistemas de seguridad y salud ocupacional, de control de calidad rigurosos, que aseguren que las proyectos cumplan con los estándares exigidos.
A dichos desafíos debemos sumar el rápido avance de la tecnología, que ha traído consigo nuevos dilemas éticos, especialmente en áreas de la tecnología de la Información, la inteligencia artificial, el big data o la biotecnología. Quienes trabajan en estos campos, deben asegurarse de que sus desarrollos consideren los principios éticos que protejan la privacidad, la seguridad y los derechos humanos.
La ingeniería también tiene un papel crucial en la promoción de la equidad y la justicia social. Diseñar soluciones que perpetúen la desigualdad es éticamente inaceptable. Por el contrario, hay que avanzar en un mundo más justo, donde los beneficios del progreso lleguen a todos.
Asimismo, la ética profesional en la educación y formación continua son esenciales para que los ingenieros puedan desarrollarse con éxito; por lo tanto, las instituciones de educación tienen la responsabilidad de integrar este tema en sus programas de formación.
En suma, los desafíos éticos y profesionales que enfrenta la ingeniería actual son numerosos y complejos, de modo que, deben ser afrontados con integridad, responsabilidad y un compromiso firme con el bienestar de la sociedad y el medio ambiente. Hoy más que nunca, nuestra disciplina está llamada al desarrollo de una sociedad más justa, equitativa y sostenible.
*El autor de la columna es profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros de Chile
Fuente: Pulso, Lunes 02 de Septiembre de 2024