Jueves, Agosto 15, 2024

Corredor bioceánico requeriría que Chile mejore carreteras y puertos

BNAMERICAS – El renovado interés de Chile en el corredor bioceánico es una buena noticia, pero para aprovechar todos sus beneficios deberán redoblarse los esfuerzos para mejorar las carreteras y ampliarse los puertos del norte para atender el mayor comercio, según expertos del sector de infraestructura.

El Ministerio de Obras Públicas (MOP) tiene previsto destinar 85.000 millones de pesos (US$91 millones) para rehabilitar 72km de la Ruta 24, en la Región de Antofagasta y que forma parte del corredor que conectaría puertos del sur de Brasil con el norte de Chile.

Sin embargo, las primeras obras partirían recién el próximo año, y uno de los tres trechos por mejorar sigue en etapa de estudios, por lo que es probable que la construcción comience en 2028.
En cambio, Paraguay ha terminado una parte de su tramo del corredor y trabaja en otros dos.

“La integración efectiva del Corredor Bioceánico Vial requiere la coordinación de infraestructuras críticas como carreteras, puentes y sistemas logísticos. Aunque se han anunciado inversiones significativas en la mejora de rutas existentes, la aceleración de los estudios permitirá identificar y mitigar posibles desafíos geotécnicos, ambientales y viales”, dijo a BNamericas Álvaro Peña, profesor de Ingeniería en Construcción de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de recurrir al sistema de concesiones de Chile para estas obras, Peña —quien también es consejero del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)— señaló que es plausible y que impulsaría los esfuerzos para completar la carretera, dado el éxito de Chile en el uso de este modelo durante los últimos 30 años.

“La asociación público-privada y en particular las concesiones permiten la incorporación de experiencia y eficiencia del sector privado, lo cual es crucial para proyectos de gran escala como el Corredor Bioceánico Vial”, indicó.

Una opinión similar tiene el presidente de la asociación de concesionarias Copsa, Leonardo Daneri. “Sin duda que el modelo de concesiones ofrece la posibilidad de actualizar y mejorar las carreteras y vías existentes en el territorio chileno, así como también la infraestructura pública coadyuvante que se requiere para hacer más eficientes los procesos asociados, tales como aduanas, policía, estaciones de intercambio modal”, dijo Daneri a BNamericas.

EL PROBLEMA PORTUARIO
Si bien mejorar el acceso a los puertos del norte de Chile es un importante objetivo de la carretera bioceánica, la infraestructura portuaria sigue siendo un eslabón débil en el sistema logístico de Chile.

A diferencia de las carreteras, aeropuertos u hospitales, cuyas concesiones están bajo la gestión de una entidad del MOP, los puertos chilenos operan bajo un sistema en el cual empresas estatales lanzan licitaciones de concesiones para realizar obras operativas y de infraestructura en cierto puerto, teniendo a veces distintas concesionarias para distintas terminales en un mismo puerto.

Los proyectos de expansión bajo este modelo han sufrido reveses en los últimos años. En 2019, la segunda terminal del puerto de Valparaíso se quedó sin concesionaria luego de un prolongado proceso de evaluación ambiental para una expansión de US$500 millones.

Otras terminales también tienen deficiencias de capacidad y eficiencia.
“Existe hoy un consenso bastante extendido en cuanto a las fortalezas y debilidades del sistema, que cuenta con una normativa adecuada y eficiente, pero con un entorno regulatorio que ralentiza y encarece las inversiones”, explicó Daneri.

Destacó que iniciativas como los proyectos de ley para reducir los tiempos de tramitación de permisos, que se revisan en el Congreso, son claves para fomentar las inversiones, pero también deben apuntar al territorio marítimo y a la dirección de la marina mercante Directemar, pues la agencia puede tardar hasta 10 años en aprobar permisos y otras autorizaciones.

En tanto, Peña prevé que ampliar la capacidad de los puertos del norte tendrá un efecto multiplicador para la economía local y consolidará la posición de Chile como centro comercial regional. “Esto incluye no solo la expansión física de los puertos, sino también la modernización de sus infraestructuras, la implementación de tecnologías avanzadas de gestión portuaria y la mejora de los sistemas de logística y almacenamiento”, comentó.

Fuente: BNAmericas, Viernes 09 de Agosto de 2024

BNAMERICAS – El renovado interés de Chile en el corredor bioceánico es una buena noticia, pero para aprovechar todos sus beneficios deberán redoblarse los esfuerzos para mejorar las carreteras y ampliarse los puertos del norte para atender el mayor comercio, según expertos del sector de infraestructura.

El Ministerio de Obras Públicas (MOP) tiene previsto destinar 85.000 millones de pesos (US$91 millones) para rehabilitar 72km de la Ruta 24, en la Región de Antofagasta y que forma parte del corredor que conectaría puertos del sur de Brasil con el norte de Chile.

Sin embargo, las primeras obras partirían recién el próximo año, y uno de los tres trechos por mejorar sigue en etapa de estudios, por lo que es probable que la construcción comience en 2028.
En cambio, Paraguay ha terminado una parte de su tramo del corredor y trabaja en otros dos.

“La integración efectiva del Corredor Bioceánico Vial requiere la coordinación de infraestructuras críticas como carreteras, puentes y sistemas logísticos. Aunque se han anunciado inversiones significativas en la mejora de rutas existentes, la aceleración de los estudios permitirá identificar y mitigar posibles desafíos geotécnicos, ambientales y viales”, dijo a BNamericas Álvaro Peña, profesor de Ingeniería en Construcción de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de recurrir al sistema de concesiones de Chile para estas obras, Peña —quien también es consejero del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)— señaló que es plausible y que impulsaría los esfuerzos para completar la carretera, dado el éxito de Chile en el uso de este modelo durante los últimos 30 años.

“La asociación público-privada y en particular las concesiones permiten la incorporación de experiencia y eficiencia del sector privado, lo cual es crucial para proyectos de gran escala como el Corredor Bioceánico Vial”, indicó.

Una opinión similar tiene el presidente de la asociación de concesionarias Copsa, Leonardo Daneri. “Sin duda que el modelo de concesiones ofrece la posibilidad de actualizar y mejorar las carreteras y vías existentes en el territorio chileno, así como también la infraestructura pública coadyuvante que se requiere para hacer más eficientes los procesos asociados, tales como aduanas, policía, estaciones de intercambio modal”, dijo Daneri a BNamericas.

EL PROBLEMA PORTUARIO
Si bien mejorar el acceso a los puertos del norte de Chile es un importante objetivo de la carretera bioceánica, la infraestructura portuaria sigue siendo un eslabón débil en el sistema logístico de Chile.

A diferencia de las carreteras, aeropuertos u hospitales, cuyas concesiones están bajo la gestión de una entidad del MOP, los puertos chilenos operan bajo un sistema en el cual empresas estatales lanzan licitaciones de concesiones para realizar obras operativas y de infraestructura en cierto puerto, teniendo a veces distintas concesionarias para distintas terminales en un mismo puerto.

Los proyectos de expansión bajo este modelo han sufrido reveses en los últimos años. En 2019, la segunda terminal del puerto de Valparaíso se quedó sin concesionaria luego de un prolongado proceso de evaluación ambiental para una expansión de US$500 millones.

Otras terminales también tienen deficiencias de capacidad y eficiencia.
“Existe hoy un consenso bastante extendido en cuanto a las fortalezas y debilidades del sistema, que cuenta con una normativa adecuada y eficiente, pero con un entorno regulatorio que ralentiza y encarece las inversiones”, explicó Daneri.

Destacó que iniciativas como los proyectos de ley para reducir los tiempos de tramitación de permisos, que se revisan en el Congreso, son claves para fomentar las inversiones, pero también deben apuntar al territorio marítimo y a la dirección de la marina mercante Directemar, pues la agencia puede tardar hasta 10 años en aprobar permisos y otras autorizaciones.

En tanto, Peña prevé que ampliar la capacidad de los puertos del norte tendrá un efecto multiplicador para la economía local y consolidará la posición de Chile como centro comercial regional. “Esto incluye no solo la expansión física de los puertos, sino también la modernización de sus infraestructuras, la implementación de tecnologías avanzadas de gestión portuaria y la mejora de los sistemas de logística y almacenamiento”, comentó.

Fuente: BNAmericas, Viernes 09 de Agosto de 2024

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