Sábado, Agosto 17, 2024

Economía circular, una transición compleja pero necesaria, por Hernán de Solminihac

PULSO – La industria de la construcción en Chile está avanzando hacia un modelo de economía circular, esencial por su impacto ambiental. Esta actividad consume el 40% de las materias primas a nivel mundial y genera el 34% de los residuos sólidos en el país, 7.2 millones de toneladas de residuos de la construcción y demolición, lo que subraya la urgencia de adoptar prácticas más sustentables.

En este desafío, existe una hoja de ruta impulsada por Corfo, apoyada por los Ministerios de Vivienda y Urbanismo, de Medio Ambiente y de Obras Públicas. Su objetivo es promover la eficiencia del uso de recursos y la reducción, reutilización, reciclaje y revalorización de residuos.

Un eje central de este programa es el plan de gestión de residuos que la cartera de Obras Públicas ha comenzado a implementar en todas sus obras. Este plan sistematiza la gestión de residuos, proporcionando datos sobre su trazabilidad y destino final. La iniciativa no solo facilita la reducción de residuos, sino que también fomenta la innovación en la reutilización de materiales.

A dicho compromiso del sector público, también se suma el esfuerzo del sector privado. Por ejemplo, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y el Instituto de la Construcción son parte de la estrategia de economía circular. Además, se han formado alianzas público-privadas, como el “Acuerdo de Producción Limpia”, donde las empresas fijan metas claras y específicas de valorización de residuos.

Hay avances importantes, pero persisten desafíos significativos. La baja regulación y fiscalización de la disposición final de residuos, junto con la falta de sitios autorizados en varias regiones, dificulta la valorización efectiva de los residuos de la construcción y demolición. Es esencial mejorar la separación de residuos y crear incentivos en licitaciones para contratistas que adopten prácticas sostenibles.

Las oportunidades son abundantes, como la producción de áridos reciclados a partir de residuos de la construcción y demolición, que tiene un potencial económico significativo. Según el Ministerio de Medio Ambiente, si se valorizara el 50% de estos residuos al año, se podrían producir dos millones de metros cúbicos de áridos reciclados.

Para asegurar este esfuerzo, es fundamental fortalecer la colaboración interministerial con el sector privado. Asimismo, es crucial desarrollar un marco regulatorio integrado y fomentar la valorización de los residuos de la construcción y demolición.

El establecimiento de una economía circular en Chile ha sido único, por la colaboración y el esfuerzo de diversos actores. Este trabajo conjunto con ministerios, empresas, instituciones académicas y la comunidad, ha abarcado desde manuales hasta leyes específicas, promoviendo prácticas sostenibles e innovaciones en la construcción para un futuro más eficiente y respetuoso con el medio ambiente.

La transición a una economía circular es compleja pero necesaria. Aunque los avances son prometedores, se deben intensificar los esfuerzos para una gestión de residuos más eficiente y duradera. A través del compromiso y la colaboración pública y privada, se puede transformar la industria en un motor de desarrollo sostenible, justo y participativo para el país.

*El autor de la columna es profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros de Chile

Fuente: Pulso, Martes 06 de Agosto de 2024

PULSO – La industria de la construcción en Chile está avanzando hacia un modelo de economía circular, esencial por su impacto ambiental. Esta actividad consume el 40% de las materias primas a nivel mundial y genera el 34% de los residuos sólidos en el país, 7.2 millones de toneladas de residuos de la construcción y demolición, lo que subraya la urgencia de adoptar prácticas más sustentables.

En este desafío, existe una hoja de ruta impulsada por Corfo, apoyada por los Ministerios de Vivienda y Urbanismo, de Medio Ambiente y de Obras Públicas. Su objetivo es promover la eficiencia del uso de recursos y la reducción, reutilización, reciclaje y revalorización de residuos.

Un eje central de este programa es el plan de gestión de residuos que la cartera de Obras Públicas ha comenzado a implementar en todas sus obras. Este plan sistematiza la gestión de residuos, proporcionando datos sobre su trazabilidad y destino final. La iniciativa no solo facilita la reducción de residuos, sino que también fomenta la innovación en la reutilización de materiales.

A dicho compromiso del sector público, también se suma el esfuerzo del sector privado. Por ejemplo, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y el Instituto de la Construcción son parte de la estrategia de economía circular. Además, se han formado alianzas público-privadas, como el “Acuerdo de Producción Limpia”, donde las empresas fijan metas claras y específicas de valorización de residuos.

Hay avances importantes, pero persisten desafíos significativos. La baja regulación y fiscalización de la disposición final de residuos, junto con la falta de sitios autorizados en varias regiones, dificulta la valorización efectiva de los residuos de la construcción y demolición. Es esencial mejorar la separación de residuos y crear incentivos en licitaciones para contratistas que adopten prácticas sostenibles.

Las oportunidades son abundantes, como la producción de áridos reciclados a partir de residuos de la construcción y demolición, que tiene un potencial económico significativo. Según el Ministerio de Medio Ambiente, si se valorizara el 50% de estos residuos al año, se podrían producir dos millones de metros cúbicos de áridos reciclados.

Para asegurar este esfuerzo, es fundamental fortalecer la colaboración interministerial con el sector privado. Asimismo, es crucial desarrollar un marco regulatorio integrado y fomentar la valorización de los residuos de la construcción y demolición.

El establecimiento de una economía circular en Chile ha sido único, por la colaboración y el esfuerzo de diversos actores. Este trabajo conjunto con ministerios, empresas, instituciones académicas y la comunidad, ha abarcado desde manuales hasta leyes específicas, promoviendo prácticas sostenibles e innovaciones en la construcción para un futuro más eficiente y respetuoso con el medio ambiente.

La transición a una economía circular es compleja pero necesaria. Aunque los avances son prometedores, se deben intensificar los esfuerzos para una gestión de residuos más eficiente y duradera. A través del compromiso y la colaboración pública y privada, se puede transformar la industria en un motor de desarrollo sostenible, justo y participativo para el país.

*El autor de la columna es profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros de Chile

Fuente: Pulso, Martes 06 de Agosto de 2024

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