LA TERCERA – El miércoles pasado se realizó el encuentro “La ciudad no da más”, organizado por la Fundación 3xi (Inspirarnos, Incluirnos, Innovarnos), donde 200 empresarios, académicos, autoridades, funcionarios, actores del mundo social, pobladores, dirigentes y hasta personas en situación de calle, nos sentamos a conversar sin temores, jerarquías ni cargos para buscar soluciones a la crisis de vivienda y ciudad que aqueja a nuestro país.
Primero vimos testimonios de quienes sufren la angustia de vivir allegados, con temor a ser expulsados porque no les alcanza para pagar el arriendo, y ya viven en campamentos o en la calle. Todos tenían sueños, empuje, capacidades y hasta ahorros precarios para un pie o una garantía, pero su vulnerabilidad los aplastaba.
Luego fue el turno del ministro de Vivienda, Carlos Montes, quien describió los desafíos y dificultades que ha enfrentado para cumplir la meta de reducir en 40% el déficit habitacional durante este gobierno. De las 260 mil viviendas comprometidas, el secretario de Estado aseguró que llevan un 24,8% de la meta, equivalentes a 64.355 viviendas entregadas, 125 mil en ejecución y 75 mil proyectos por iniciar; situación que es digna de celebración, esperando que puedan cumplir con tan ambicioso plan.
Sin embargo, el ministro también comentó que uno de los principales problemas es el alto costo del suelo y arriendos, haciendo una fuerte crítica al sector financiero e incluso acusando una eventual especulación de suelos por parte del mercado de capitales.
Su planteamiento fue rebatido por el urbanista Marcial Echenique, quien demostró que la escasez y alto costo del suelo es más bien producto de regulaciones y normativas mal orientadas o aplicadas, que impiden explotar el real potencial del suelo urbano tanto en densidad como en extensión. En la misma línea, Sebastián Bowen, de Déficit Cero, advirtió que incluso si el gobierno cumpliese su meta, la carencia podría duplicarse y superar el millón de hogares si no aceleramos el ritmo.
Pese al provocador título del encuentro y las presentaciones, el valor no estuvo en los diagnósticos o propuestas, sino en el espíritu de diálogo, empatía y sentido de urgencia. Personalmente, quedé con la sensación de que el problema no son los recursos; tampoco es la capacidad técnica o los costos de la construcción, sino más bien las trabas regulatorias y permisología que están bloqueando el verdadero potencial de nuestras ciudades para generar un shock de oferta de vivienda acompañada de servicios y espacios públicos de calidad. En el fondo, no necesitamos más, sino mejores regulaciones que surjan de la confianza, la colaboración y la innovación. ¡Los ciudadanos sí damos para más!
Por Pablo Allard, decano Fac. de Arquitectura UDD
Fuente: La Tercera, Domingo 23 de Julio de 2023