DIARIO FINANCIERO –
Señora Directora:
El cambio climático nos está transformando y en Chile son lentas las respuestas a estos nuevos equilibrios de la naturaleza. Pero frente al déficit hídrico, una tecnología ofrece respuestas: las plantas de desalinización de agua de mar que funcionan en otros países desde la década del 60.
En Chile, en los últimos años se ha empezado aplicar esta tecnología, aunque con muchas dificultades debido a la participación de grupos que se oponen a su uso, ya que los residuos contaminarían y dañarían la flora y fauna si se devolvieran al océano. Sin embargo, toda aplicación tecnológica tiene ventajas y desventajas. Hoy en día, varias de las desventajas se han ido superando, como la contaminación o alto consumo de energía, entre otros.
En Chile, la minería y su industria son los principales impulsores de este tipo de plantas y cada día van aumentando debido a su necesidad de producción y a los principios ambientales. Para el resto de las áreas su uso es incipiente. Existen, pero pocas.
Falta una política de Estado para generar un verdadero florecimiento de estas plantas, sobre todo para el consumo humano y la agricultura. Hay que recordar que en el futuro no solo faltará el agua para consumo humano, sino también para producir alimentos, por lo que se hace prioritaria una política estatal que genere las inversiones para la construcción y operación de estas plantas. Hacerlo mañana ya será tarde.
Dr. Julio Inda Fuenzalida
Director de la Escuela de Ingeniería, Universidad del Alba
Fuente: Diario Financiero, Viernes 2 de Diciembre de 2022