DIARIO CONCEPCIÓN – El tema de las concesiones en muy discutido en Chile ya que todos tenemos una opinión basada en nuestra experiencia, usualmente en carreteras. Acá se escuchan dos posiciones, que las concesiones son malas porque son caras y generan utilidades privadas desmedidas, o que estos proyectos son buenos porque no se podrían construir de otra forma y porque tienen una calidad de infraestructura mucho mejor. Sin embargo, parece que como ciudadanos y contribuyentes no tenemos claro que estos proyectos tienen ventajas, costos y riesgos.
Las alianzas público-privadas, conocidas en Chile como concesiones, son usualmente megaproyectos de infraestructura desarrollados por un concesionario privado para proveer un bien público. Es una herramienta estudiada y utilizada en todo el mundo, en países de ingresos altos y bajos. Las concesiones tienen ventajas potenciales frente a proyectos tradicionales públicos. Pueden ser más eficientes, con mayor innovación, permiten reasignar recursos públicos a otras iniciativas, aseguran calidad por contrato y no por voluntad política, tienen más incentivos para mantener la infraestructura, etc. Los riesgos también están bien estudiados. Tienen rigidez de largo plazo por contrato y efectivamente pueden generar altas utilidades para los desarrolladores si los contratos no están bien diseñados.
La regla de oro es que un proyecto se debería concesionar solo si se estima que va a generar un beneficio mayor que si el mismo proyecto fuera construido por el Estado. Este beneficio es difícil de medir, pero la intención es clara, un proyecto como un puente o un hospital se debe hacer concesionado solo si es mejor hacerlo así que de forma tradicional pública.
Actualmente en Chile, las razones para desarrollar un proyecto concesionado no son de público conocimiento. Por ejemplo, no está claro (a ojos de la comunidad) por qué el puente Bicentenario (Patricio Aylwin) es público, y por qué el puente Industrial va a ser concesionado. Como investigador en el tema, puedo pensar en algunas razones lógicas para aquello basado en algunos documentos oficiales, pero esto no es suficiente. Deberíamos conocer estas decisiones y entender cuáles son los beneficios que se persiguen y los riesgos que estamos asumiendo como comunidad. Otros países como Australia han avanzado en estos temas y sus informes y presentaciones (no libres de críticas) intentan mostrar con claridad los beneficios de concesionar una infraestructura, además de establecer qué riesgos existen y como se planea mitigarlos.
Hacer públicas las razones para concesionar una carretera o un hospital son relevantes porque legitima esa inversión, evita incertidumbres y aumenta la probabilidad de que estos proyectos sean reconocidos como exitosos.
Fuente: Diario Concepción, Sábado 24 de Septiembre de 2022