LA TERCERA – Amigable con el medio ambiente, con una capacidad para 6 mil pasajeros por hora y que conecta las comunas de Providencia y Huechuraba en menos de 13 minutos.
Esas son las características que tendrá el nuevo teleférico urbano de Santiago, proyecto de transporte alternativo liderado por el Ministerio de Obras Públicas que comenzaría su construcción el primer semestre del próximo año, para estar operativo en 2025.
Desde su cartera, el ministro Juan Carlos García sostuvo que la obra contribuirá a la mejora de la conectividad, tránsito vehicular y peatonal de uno de los sectores “más congestionados” de la capital: “Con este proyecto lo que buscamos es avanzar de la mejor manera posible -y la más rápida- hacia una mayor intermodalidad entre todos los sistemas de transporte público”, recalcó el ministro.
Frente a la reactivación del proyecto, expertos del mundo académico han valorado la iniciativa comparándola con la experiencia que ha suscitado este medio de transporte en países como México, Colombia y Bolivia, donde el teleférico ha tomado un papel “protagónico” en la conectividad de pueblos aledaños con el centro de las ciudad. Asimismo, destacan ciertas “correcciones” que se podrían aplicar a su planificación para convertirlo no solo en un sistema integrado como transporte, sino también desde el lado social.
La experiencia de América Latina
Ricardo Hurtubia, investigador principal del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) de la UC y la Universidad de Concepción, explica que la infraestructura del teleférico ha sido “exitosa en lugares con pendientes y poblaciones que viven en cerros, porque son lugares a los que uno se demora mucho en llegar si lo quiere hacer en auto o en bus. Es por eso que en estas circunstancias los teleféricos son muy rápidos, es casi como teletransportación”, plantea.
En ese sentido, Hurtubia destaca el teleférico La Paz, en Bolivia. Conocido también por su valor turístico para recorrer la ciudad desde las alturas, el transporte fue catalogado como una “obra bicentenaria” del gobierno de Evo Morales.
Inaugurado en 2014, la infraestructura logró dar solución a la conectividad de las poblaciones más aisladas con el centro de la ciudad, además de resolver las interminables filas que se formaban en la plaza San Francisco, debido a la espera de los buses urbanos. Actualmente, el proyecto ha recibido más de 400 millones de dólares para desarrollar sus 10 líneas, 36 estaciones y 72 paradas en menos de 7 años. Así, el gobierno boliviano ha destacado que este medio de transporte -al ser público- ha entregado un ahorro de tiempo y facilidad para que las personas se trasladen de un punto a otro.
En la misma línea, Diego García, académico de la Escuela de Arquitectura UDP, coordinador del Diploma Ciudad y Movilidad y director de la ONG Pedaleable, expone que el teleférico ha triunfado también en la ciudad de Ecatapec, México.
“Ecatapec es una ciudad que queda a las afueras de Ciudad de México y es ahí donde se desarrolló una red de cuatro kilómetros aproximadamente para este transporte bien utilizado dentro de la comunidad”, expresa el académico.
Inaugurado en 2016, el teleférico “Mexicable Ecatepec” es un sistema de transporte público que permite hacer en 17 minutos un recorrido que antes se hacía entre 30 y 40 minutos y a un costo económico. De esta manera, el proyecto ayudó especialmente a la población de La Cañada, región del Estado de México ubicada entre montañas. “Viendo estas características, el teleférico de Santiago respondería a un problema de conectividad que tiene el pueblo de Huechuraba con la ciudad de Santiago, hace más de 30 años (…). Si bien el túnel (San Cristóbal) ayudó a mitigar de cierta manera la conectividad, este nuevo proyecto viene a resolver un problema público y de acceso”, asevera García.
Por último, ambos expertos coinciden en la experiencia del teleférico de Medellín como un ejemplo a seguir. Creado en 2004, el proyecto recibió 250.000 millones de pesos para reducir a 13 minutos un recorrido que se hacía antes en hora y media debido a las dificultades de la topografía. “En Colombia no solo se desarrolló el teleférico por una cuestión de movilidad, sino también por un objetivo de regeneración y para reconectar áreas vulnerables y aprovechar los entornos y los espacios públicos”.
Interrogantes de esta nueva conectividad
Pese a que el proyecto presenta un 96% de avance en su fase de ingeniería definitiva, los académicos han vislumbrado algunas “dudas” que quedarían al momento de su desarrollo, por ejemplo, el costo del pasaje.
García expresa que contemplar al teleférico dentro de la tarifa de transporte público “sería importante” puesto que al estar considerado dentro de la tarjeta bip! se podría validar el pasaje igual que ocupar un bus o metro: “Esa es una incógnita que queda pendiente, porque todavía no se da a conocer un valor estimado. Ojalá sea asequible, para que más gente pueda ocuparlo”, agrega.
Si bien dentro de su anuncio el ministro del MOP sostuvo que “existe la posibilidad de incorporar la bip! en el sistema del teleférico” todavía no hay nada estipulado: “Esto es algo que estamos estudiando y en lo que seguiremos avanzando para buscar la mejor manera de integrar ambos sistema de transporte publico: el sistema de los buses y metro y el teleférico”, confesó.
Beatriz Maturana, arquitecta, académica y directora del Centro de Historia y Patrimonio de la Universidad de Chile, recuerda que desde que este proyecto fue planteado hace unos años atrás, una de las principales dudas estaba en la verificación de los volúmenes de personas que serían beneficiadas versus el costo del proyecto: “Yo no tengo la respuesta a esta pregunta, pero imagino que quienes están impulsando el proyecto deben ya haber demostrado que la inversión es la correcta. En cuanto a la gestión, en Chile falta mucho frente a la mantención de nuestros proyectos de infraestructura, su mantención y calidad; debe ser algo permanente en el tiempo y un presupuesto serio debe considerar ese ítem de forma realista”.
Para Hurtubia, la incertidumbre se centra en que esta infraestructura conecta solo con dos puntos principalmente de “oficina”, como Providencia y Ciudad Empresarial, y no con lugares poblados o donde se genere mayor comunidad.
“Que el teleférico llegue solo a Ciudad Empresarial es desaprovechar una gran oportunidad. Este transporte podría llegar a lugares marginales como, por ejemplo, la población La Pincoya e incluso Vespucio Norte. Desde el punto de vista social sería interesante tener integrado este sistema de transporte al sistema público, tal como el metro o los buses (…). Con eso comienzas a generar un sistema único integrado socialmente que permite que tanto el ejecutivo que está dispuesto a pagar el teleférico para ahorrarse el taco como la persona que trabaje en ese lugar se beneficie”, sostiene Hurtubia.
Fuente: La Tercera, Jueves 28 de Julio de 2022