LA TERCERA – Hace diez años, para entrar a la Reserva Nacional Lago Peñuelas había que hacer fila. Los visitantes llegaban temprano los fines de semana, y se sentaban a la orilla del embalse, con sus cañas de pescar. Y en un día normal, con un poco de suerte, un aficionado se iba con 70 pejerreyes o carpas.
Pero con la megasequía -que data hace ya 13 años- y el aumento de incendios forestales, el espejo de agua comenzó a disminuir. Y aceleradamente.
De las 1.700 hectáreas ocupadas por agua que exhibía Peñuelas en 1997, su máximo histórico, hoy queda apenas una, de acuerdo a la última medición que realizó ayer la Conaf.
Es que las condiciones han cambiado radicalmente. En 1997 la corporación registró 1.253 milímetros de agua caída. El año pasado, solo 196 mm. La baja del caudal, comenta el administrador de la reserva, Óscar Salazar, se comenzó a advertir en 2008, “acrecentándose estos últimos cuatro o cinco años. No ha sido posible recuperarlo”.
Esval, en tanto, cifró también ayer en 8.000 m3 el volumen del embalse, lo que representa el 0,01% de su capacidad (95.000.000 m3). Así las cosas, la cuenca está, practicamente, seca.
De hecho, en enero de 2021 la sanitaria dejó de utilizarla como fuente de abastecimiento para la comuna de Valparaíso.
“Hace más de un año que no es posible pescar, hoy día, los pocos peces que quedan se están muriendo. Yo creo que en algún momento no va a haber ninguno en el embalse. Debe haber un 1% de carpas de lo que había hace dos o tres años atrás”, estima Salazar.
La represa -construida a fines de 1.800- no supera hoy los 30 cm de profundidad. Y exhibe un cementerio de peces; son cientos las carpas muertas en el área donde antiguamente había agua. Según un informe de monitoreo de la Conaf, de octubre de 2021, se registró más de 100 ejemplares de Cyprinus carpio (o carpas) muertas en la ribera sur del lago, “e inclusive más individuos estarían distribuidos hacia el este del lago”.
Pese a ser una especie muy resistente, y con desarrollo favorable, aún en condiciones ambientales adversas, indica un estudio citado en el informe, “al igual que la mayoría de los peces, frente a cambios repentinos o bruscos de temperatura ambiental (por ende del cuerpo de agua), puede resultar en una mortalidad masiva de los individuos”.
Mientras, desde la dirección regional de Sernapesca Valparaíso indicaron que están en coordinación con los guardaparques de Conaf, y que han ido en varias ocasiones al lugar para realizar inspecciones, “corroborando la muerte de especies por la baja importante y abrupta en los niveles de agua”.
Tampoco se ven en la reserva, desde el año pasado, cisnes de cuello negro. Aunque otras especies, como el ave perrito, pato jergón, pato real, pato cuchara, gaviotas dominicanas, jotes y queltehues, “todavía están presentes, pero en menor cantidad”, señala el administrador.
El bosque, a su vez, cambió de tono, de verde a amarillo, y, actualmente, a plomo. Peumos y quillayes están visiblemente estresados, explica el guardaparque y administrador del recinto.
En cuanto a la flora, en el recinto -de 9.262 hectáreas de superficie- se encuentra en categoría de conservación el belloto del norte, palma chilena, orquídea, lingue del norte, además de especies como: quillay, peumo, litre, boldo, molle, trevo, algarrobo y espino. Pero con la sequía, “se ha visto muy afectado por el estrés hídrico, el peumo; muchos individuos adultos que se han secado. Y los ejemplares de quillay se nota que están estresados, porque están con menos hojas, y uno que otro individuo que se está secando, pero es mas resistente que el peumo”, comenta Salazar.
Así, sin su principal atractivo (el embalse), el parque bajó su número de visitantes: este verano asistieron mil personas; cuatro mil menos que la temporada pasada. Solo está habilitado el sendero de bicicletas. Los tres de peatones están cerrados, debido a que los incendios forestales que han afectado el lugar los dejaron, por el momento, inhabilitados.
Recuperación de la reserva y proyecciones de la sequía
Lago Peñueñas forma parte de la Reserva de la Biósfera La Campana-Peñuelas, desde el 15 de febrero de 1985. Cuenta con 3.500 hectáreas de bosque nativo y 3.500 de especies introducidas, como pino y eucaliptus.
Producto de la sequía, la migración de especies y la ocurrencia de incendios forestales, Conaf ha dispuesto un plan de recuperación, para que el ciclo del agua pueda retomar sus índices normales.
En específico, se están reconvirtiendo las especies forestales por nativas, como quillay, litre y molle. Y ya han avanzando con 350 hectáreas. “Nuestra idea es tratar de conservar esto de la mejor manera posible, para evitar que se empiece a evidenciar la desertificación. Yo espero y creo que estamos a tiempo para poder mitigar los impactos que tenemos hoy día”, dice el administrador de la reserva.
Ariel Muñoz, académico del Instituto de Geografía PUCV, comenta que, para los próximos diez años, “las proyecciones para Valparaíso -región y comuna- son la reducción de la precipitación entre un 30 a 50% respecto de la precipitación histórica, dependiendo del escenario de emisiones globales”. Lo anterior, desde un escenario “moderado a un escenario pesimista, respectivamente”, explica.
El docente añade que “hasta ahora, en los últimos 13 años hemos visto una sequía que se extiende año tras año” y que en promedio ha registrado una reducción de alrededor del 30-40% de las precipitaciones, lo que es “similar a los escenarios proyectados en el futuro. Por lo tanto esto podría considerarse como un adelanto del futuro”.
Muñoz explica que “el Lago Peñuelas se ha secado producto de esta sequía, pero también de la extracción de agua para incendios y del consumo de agua por parte de plantaciones forestales de rápido crecimiento establecidas hace varias décadas en la zona” y que “se requiere de una planificación a largo plazo, restaurando el bosque y la vegetación nativa , y poniendo límites a los usos que consumen mucha agua, como plantaciones forestales y cultivos agrícolas. Para esto el manejo integrado de las cuencas es fundamental”.
El experto augura que nuevas políticas para enfrentar la sequía “requerirán de discusiones sobre ordenamiento territorial, distribución y manejo del agua, balance hídrico y adaptación al cambio climático. En algún punto tenemos que decidir si nos transformamos en un país con capacidad adaptativa (para lo cual debemos cambiar varias regulaciones actuales, así como decisiones respecto al agua), o simplemente seguimos trabajando reactivamente, tratando de apalear la sequía con instrumentos temporales de corta efectividad en el largo plazo”.
Fuente: La Tercera, Miércoles 16 de Marzo de 2022