PULSO – Chile cuenta con cerca de dos mil volcanes en su territorio, siendo uno de los países con mayor cantidad en el mundo, de los cuales 92 se encuentran activos. Esto se debe a su ubicación en el “Cinturón de Fuego del Pacífico”, caracterizado por concentrar algunas de las zonas de subducción más importantes del planeta.
Desde el siglo XVI a la fecha, se han registrado más de 400 erupciones volcánicas en el territorio, lo que nos posiciona como uno de los países con mayor número de erupciones explosivas. Producto de esta amenaza natural, se estima que el 30% del territorio nacional se encuentra en áreas de influencia directa de volcanes activos y que hasta un 50% del territorio podría verse afectado indirectamente por la actividad volcánica.
La amenaza es importante debido a la cantidad de volcanes y el elevado nivel de exposición, tanto de la población como también de la infraestructura energética, la comunicación, el transporte e industrias de gran relevancia para la economía nacional. Por ello, el Sernageomin realiza una clasificación de los volcanes que revisten mayor peligro, para monitorearlos y crear un sistema de alerta temprana que permita actuar ante eventuales crisis.
A contar del 2010, el Gobierno inyectó importantes recursos a la Red Nacional de Vigilancia Volcánica, con el objetivo de monitorear los volcanes priorizados para medir su comportamiento las 24 horas del día, a través del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur en Temuco. Este esfuerzo también contempló la elaboración de mapas de peligro para esos volcanes. Esto ha permitido alertar tempranamente a las autoridades de varias erupciones, como las actividades registradas en los volcanes Hudson, Cordón Caulle, Láscar, Llaima y Copahue.
Hoy el desafío es seguir avanzando en el manejo de estos peligros naturales de manera global. Considerar la importancia de la cooperación internacional ante este tipo de fenómenos, sin duda contribuiría a gestionar mejor estos eventos, incluyendo la comunicación y ayuda entre los países afectados. Así lo dejó en evidencia la reciente erupción del Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, ubicado a 65 kilómetros de la capital polinesia de Tonga, en el Pacífico Sur, cuyos efectos pusieron en alerta a un número importante de países, entre ellos Japón, Estados Unidos y Chile.
A su vez, es fundamental aprovechar las oportunidades que nuestro país de forma natural nos ofrece. Chile es un laboratorio natural para el mundo y cuenta con una gran experiencia científico-tecnológica sobre el tema, pudiendo ser un referente para otras naciones. Tenemos la oportunidad de contribuir al desarrollo de nuevos métodos que determinen la explosividad de las erupciones volcánicas con mayor precisión, así como a generar alertas tempranas que permitan a los países actuar ante una eventual crisis, salvaguardando vidas y reduciendo el impacto en la infraestructura habilitante.
Hernán de Solminihac, Director de Clapes UC y Profesor Titular de Ingeniería UC.
Fuente: Pulso, Lunes 31 de Enero de 2022