PAUTA – Muchos son los beneficios que se le atribuyen a las bicicletas, tanto para la salud como por su impacto positivo al medioambiente, al no producir contaminación. En tiempos de pandemia, en el que las restricciones y medidas adoptadas por las autoridades ante el avance del Covid-19 invitan a evitar lugares concurridos, este medio de transporte aparece como una buena alternativa. Por eso, esta semana nuestro buzón del Contestadog, de Watchdog PAUTA, recibió la siguiente pregunta: ¿cuánto se ha popularizado el transporte en bicicleta en Chile?
De acuerdo con los datos del Ministerio de Transporte, en Chile se realizan más de 1.644.070 viajes diarios en bicicleta a lo largo de los 1.866,06 kilómetros de ciclovías distribuidas en el territorio nacional.
“La bicicleta está teniendo un rol cada vez más importante y esperemos que podamos llegar a participaciones del uso de la bicicleta respecto de un total de viajes cercana al 9 o 10%. Eso sería muy potente, considerando que los países que están más avanzados en esta materia tienen valores cercanos a 15 o 20% como máximo”, asegura Franco Basso, académico de la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad Católica de Valparaíso y experto en transportes.
La encuesta Origen Destino refleja que el crecimiento de este medio de transporte viene desde hace un par de décadas. Mientras en 2001 el uso de la bicicleta representaba el 2,1% de los viajes (329 mil diarios), en 2012 ese porcentaje alcanzó el 3,9%, lo que significó un aumento hasta los 676 mil traslados diarios. “Si bien no tenemos datos de una nueva encuesta Origen Destino, las nuevas informaciones indican que la cantidad de viajes en bicicleta se pudieron haber duplicado”, afirma Basso.
Otros datos confirman que el crecimiento no se detuvo. La Encuesta Nacional de Medio Ambiente refleja que el 8% de la población que reside en la Región Metropolitana asegura utilizar la bicicleta como principal medio de transporte.
“Las bicicletas tienen la ventaja de ser vehículos amigables con el usuario y el medio ambiente. Esto ha movilizado al público joven a utilizar este tipo de transporte por utilidad y porque son beneficiosas para su salud. Su uso ayuda a evitar los vehículos contaminantes y a fomentar el uso de transportes sustentables”, afirma Cristián Morán, CEO de Onebike Chile.
Durante la pandemia, también se modificaron algunas de las conductas relacionadas con la movilización por las ciudades. Un estudio realizado a fines de 2021 por el Automóvil Club de Chile dio cuenta de que el 23% de los usuarios está optando por el uso de este medio de transporte desde el inicio de la crisis sanitaria.
“El transporte en bicicleta en Chile es algo muy arraigado, podemos verlo tanto en el campo como en la ciudad. En nuestra sociedad ha vuelto a tener un auge impulsado por el estallido social, que afectó al transporte público; la pandemia, donde buscamos movernos con menos contacto social y la conciencia por el medioambiente”, asegura Juan Ignacio Guldman, gerente de operaciones de Völmark.
Impactos en la salud
Los beneficios de adaptar las ciudades a las nuevas corrientes ligadas a la movilización sustentable y el auge de bicicletas no solo significa un aporte a nivel urbanístico, sino que también conllevan un desarrollo para la salud y vida saludable de la población, tal como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Banco Interamericano de Desarrollo.
Este aumento en el uso también repercutió en la compra de bicicletas. Andrés Roi, cofundador y CMO de Yerka Bikes, comenta que en algunos meses de 2020 vendieron seis veces más en comparación al mismo periodo del año anterior. “La bicicleta se transformó en una excelente alternativa para movilizarse en la ciudad, manteniendo el distanciamiento social y evitando aglomeraciones como las del metro. Además, era de las pocas alternativas para hacer deporte estando los centros deportivos cerrados”, agrega.
Tomás Monsalve, fundador de Bici Sport, cuenta que en el período de pandemia se duplicaron sus ventas, tanto en el segmento de bicicletas urbanas como deportivas. “La reina de bicicletas en Chile sigue siendo la mountain bike, pero las que experimentaron un crecimiento fueron las eléctricas”, afirma.
¿Están adaptadas las ciudades?
Según los datos del Ministerio de Transportes (MTT), en los últimos tres años la cantidad de ciclovías aumentó en 27,9%, alcanzando las 1.228; de ellas, 408 fueron incorporadas en este período. Además, se proyecta la ejecución de otras 94 vías, que corresponden a 134,12 kilómetros. “Esta es una señal más que potente y demuestra que la bicicleta está cumpliendo un rol clave en el diseño de las ciudades del presente y futuro”, señala Alberto Escobar, gerente de movilidad del Automóvil Club de Chile y especialista en seguridad vial.
Pese al avance, María de la Luz Lobos, arquitecta de la Universidad de Chile y magíster en Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Harvard, considera que “esta infraestructura aún no es suficiente para que todos podamos movernos fácil y seguros a través de la ciudad. Se necesita mejorar la calidad de vías existentes y seguir trabajando en la creación de más ciclovías e infraestructura para bicicletas”.
Con ese propósito, formó el proyecto Santiago en Cleta, que busca recolectar las distintas experiencias de los usuarios de la infraestructura ciclista en Santiago, reconociendo con precisión cómo son los elementos y servicios de la red bicicletera, a la vez que identificar zonas para mejoramientos. “Santiago en Cleta comenzó con un mapa participativo para registrar la calidad de la infraestructura para bicicletas y ciclistas, con el propósito de generar información colaborativa que pueda ser usada por toda la ciudadanía”, asegura.
Lobos agrega que por alrededor de un mes, recibieron comentarios a través de un formulario en línea -que aún se puede completar-, cuya información es transformada en una base de datos y cartografía digital en ArcGIS y hoy es pública y visible en Google Maps.
Los ciclistas pueden descargar tanto las rutas (identificando distintos tipos de vías), los comentarios de personas, o visualizar ambos a la vez. Esto posibilita que las personas puedan acceder a la información a través de su teléfono móvil o computador y planificar la mejor ruta para desplazarse en bicicleta. A su vez, tener una herramienta visual ayuda a identificar dónde están las desconexiones en la red metropolitana que deben ser trabajadas.
“Actualmente, el proyecto sigue recabando información para poder analizar minuciosamente nuestro sistema para bicicletas a través de toma de vídeo recorriendo en bici distintas ciclovías”, menciona Lobos.
Pese a que existen normativas para la circulación de los ciclistas por las calles y la Ley de Convivencia Vial, el aumento de accidentes en los que se ven involucrados los ciclistas no ha disminuido y, por lo mismo, es que se incentiva a utilizar los elementos de seguridad y ciertos hábitos al momento de conducir este medio de transporte. “Es evidente que nos falta tener una mejor infraestructura y nuestra convivencia vial que nos permita masificar aún más el uso de la bicicleta y que esta sea más segura. Las ciudades en general no están pensadas para apoyar la convivencia vial y el automóvil tiene una preponderancia que debe ser minimizada”, añade Basso.
Fuente: Pauta, Viernes 7 de Enero de 2022