EL MERCURIO – Una reciente nota de este diario ha dado cuenta del estado de deterioro en que se encuentra el Parque de Los Reyes, en la comuna de Santiago. Como suele ocurrir, la degradación del espacio público y la suciedad, sumadas a la proliferación del comercio irregular, han sido seguidas por graves hechos delictuales, como la balacera que hace pocas semanas costó la vida de una persona. Enfrentar esta y otras situaciones similares debiera ser una prioridad para el municipio capitalino, en adecuada coordinación con el gobierno central.
Obra impulsada por el alcalde Jaime Ravinet en la década de 1990, este parque marcó un hito dentro de una intensa política de renovación urbana, al permitir recuperar como área verde lo que era un basural junto a la ribera del Mapocho. Ello, además de ofrecer un atractivo panorama para las familias, favoreció un importante desarrollo inmobiliario. Según los vecinos del sector, una serie de factores explica el deterioro de los últimos años. Mencionan entre ellos un aumento acelerado de la densidad poblacional en el área, pero también el progresivo incremento de actividades irregulares cuya peligrosidad parece haber ido en aumento. Punto crítico en este proceso —señalan algunos— fue el estallido de octubre de 2019, el cual, según sostienen, generó el retiro de Carabineros del área, debido a la escasez de contingente para enfrentar los desórdenes públicos y la violencia que azotaba a la ciudad. Con ello, la situación en el parque parece haber escapado de control, de lo que su estado actual sería una prueba.
Se trata de un caso que en rigor no es único. El deterioro de distintos parques urbanos en el área céntrica de la capital, particularmente de aquellos vecinos al río, ha sido una de las secuelas evidentes del estallido, de las que la ciudad no ha logrado aún recuperarse. Aparte de la destrucción ominosa del mobiliario urbano, en varios de ellos es posible constatar la suciedad y hasta la instalación de carpas, en las que viven personas en precarias condiciones de salubridad. Confirmando lo que es una constante largamente estudiada, el deterioro urbano ha favorecido la multiplicación de actos al margen de la ley, como el comercio informal y la delincuencia, según denuncian los vecinos. A su vez, los problemas de orden público que aún persisten en sectores como los cercanos a la Plaza Baquedano impiden avanzar en la recuperación de los parques ubicados en su entorno. Señales contradictorias, como las dadas por la Municipalidad de Santiago respecto del comercio ambulante, tampoco contribuyen a resolver la situación.
La desigualdad en el acceso a áreas verdes es uno de los muchos déficits de nuestra capital. Como hace algunos meses hacían ver en carta a este diario un grupo de destacados arquitectos, el centro de la ciudad ofrece una valiosa excepción en este sentido. Por lo mismo, la degradación de sus parques no solo constituye un retroceso urbano, sino también un grave paso atrás para la equidad social.
Fuente: El Mercurio, Jueves 2 de Diciembre de 2021