DIARIO FINANCIERO – Antofagasta Minerals dijo que se están evaluando opciones para mitigar riesgos por menores precipitaciones en la Cuarta Región. Último informe de la DGA muestra que embalses están a 28% de capacidad.
Pese a que el déficit hídrico ha sido una constante en los últimos 12 años, la realidad actual es peor de lo pensado. Según los últimos datos de la Dirección General de Aguas (DGA), al 12 de julio, los embalses están a 28% de capacidad, lo que se suma al déficit de precipitaciones que, en lo que va del año, en la zona centro-norte, va entre 20% y 70%.
Aunque para muchas industrias esto no es novedad y desde hace algunos años han venido impulsando medidas -como nueva infraestructura- para hacer frente a la situación, estos planes han debido fortalecerse.
Agua de mar y recirculación
“En lo que va del año, las precipitaciones en Los Pelambres han sido significativamente menores que en 2019, que fue el año más seco de la actual sequía de 12 años. Existen estrictos protocolos de gestión del agua y se están evaluando varias opciones para mitigar el riesgo del impacto de la reducción de las precipitaciones, en caso de que esta situación continúe”, detalló Antofagasta Minerals en su reporte de producción del segundo trimestre.
La empresa ligada al grupo Luksic agregó que la guía de producción para el año “asume que los niveles mínimos de precipitación requeridos se reanudan durante el resto del año y, por lo tanto, están sujetos a la disponibilidad de agua”.
La firma está impulsando un proyecto para construir infraestructura complementaria a esta faena, lo que incluye una planta desalinizadora de agua de mar en Los Vilos. La iniciativa tiene 52% de avance y estaría lista el segundo semestre de 2022.
Las distintas mineras han venido trabajando no solo en mayores niveles de utilización de agua de mar, sino en otros sistemas de recirculación del recurso hídrico.
Anglo American informó que en este trimestre, “la producción de Los Bronces aumentó un 5% alcanzando 84.400 toneladas, con mayor disponibilidad de agua como resultado de iniciativas de gestión”. En su reporte, agregó que la guía de producción de cobre -donde se suman otras faenas- está ajustada a un rango de 650.000-680.000 toneladas, “sujeta a la disponibilidad de agua y la magnitud de interrupciones relacionada con el Covid-19”.
Consultados, explican que para hacer frente a la sequía, han diseñado una Estrategia de Gestión Hídrica que “nos ha permitido reducir nuestro uso de agua fresca, incorporando nuevas tecnologías para hacer más eficientes los procesos. Adicionalmente, hemos buscado fuentes alternativas -no aptas para el consumo humano- para abastecer nuestras operaciones”.
Sobre el escenario actual, dicen que han “generado mayores eficiencias e incorporado nuevas opciones tecnológicas para captar menos agua fresca”, la que se ha reducido 44% entre 2015 y 2020.
El sector eléctrico también se ha visto presionado. El Coordinador del sistema explica que la energía afluente acumulada a la fecha, en este año hidrológico (años 21-22), es inferior al anterior (2020-2021). “La energía embalsada a la fecha es menor que el año anterior, siendo la probabilidad de excedencia del año hidrológico actual acumulada a julio es de 95,3%”, detalló.
“Esta situación de menores lluvias pone en evidencia la importancia de contar con energía de base eficiente, donde el gas natural licuado cumple un rol central y esencial”, agregó Colbún.
Más eficiencia en riego
En la industria agrícola dicen que la situación está siendo parecida a 2019, aunque aún puede ser peor.
“Tenemos el caudal del río Maipo con un 51% menos que el promedio histórico; el río Tinguiririca, un 69% menos. La megasequía es una realidad, una situación muy complicada para el sector productivo de la fruta que, si bien ha avanzado en la tecnologías de riego y tiene un 70%-80% de su superficie con riego tecnificado, hace que debamos revisar muchas cosas desde lo productivo”, dice Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta.
Afirma que el principal desafío del sector es aumentar la eficiencia en el riego, que se va viendo en el día a día. A esto se suman temas de carácter público, como “políticas claras para generar información por cuencas, matrices hídricas por cuencas, partiendo por embalses intermedios, nuevas fuentes de agua como desaladoras en zonas donde exista una mayor presión en las cuencas, tecnologías para la reutilización de aguas residuales, etc”.
El déficit de agua está golpeando fuertemente a algunas zonas. En Ovalle, una zona uvera y citricultora importante del país, las precipitaciones están levemente sobre el 2019, que es el más seco que se tenga registro ahí, pero muy por debajo del promedio 1991-2020. Algo similar ocurre en Curicó, el epicentro cerecero del país.
Cristián Allendes, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, agrega que la situación se ve extrema, por lo que están muy atentos a cómo se desarrolla lo que queda del invierno. “Las zonas agrícolas más comprometidas por la sequía están en la Cuarta Región que les queda muy poca agua y para la agricultura se ve muy difícil, incluso podrían tener problemas para el consumo de algunas localidades urbanas”, dice.
Por eso, coincide en la necesidad de seguir trabajando en eficiencia de riego. Pero además, recalca, “es urgente la incorporación de desalación de agua de mar para uso agrícola; el Estado debe ayudar urgentemente en esto, no se puede esperar más. Aunque sea una tecnología más cara, pero en pocos años será más económica. Desde la Quinta Región al norte no se puede esperar más. Es muy importante como país mantener la producción de alimentos a nivel local y vital como seguridad alimentaria”.
Fuente: Diario Financiero, Jueves 22 de Julio de 2021