LA TERCERA – Las ciudades deberían ser máquinas para conectar a los seres humanos: ricos y pobres, blancos y negros, jóvenes y viejos. De lo contrario, fallarán en su misión más básica y no serán lugares de oportunidad”.
Llevo tiempo guardando links de publicaciones internacionales y locales que intentan pronosticar cómo serán las ciudades luego de que la pandemia del Covid-19 sea domesticada. Hay algunas consideraciones que generan cierto consenso y se repiten, especialmente las que tienen que ver con la necesidad de dotar a los espacios urbanos con más y mejores ciclovías, hacer difícil la vida para los autos en los centros de las ciudades e invertir la pirámide de la movilidad (peatón y ciclista por sobre el auto), estimular la intermodalidad, priorizar la ventilación en todo tipo de construcciones, asumir que cierto porcentaje de la población laboral se mantendrá trabajando vía remota, garantizar el acceso a la conectividad digital y, finalmente -pero no menos importante-, considerar que la gente seguirá buscando las metrópolis, es decir la densidad, pues es ahí donde continuarán estando la mayor cantidad de oportunidades laborales, culturales y sociales.
También es un hecho de la causa y un inmenso desafío que, como explica un artículo de la nueva revista creada por la oficina del arquitecto Norman Foster, +Plus, “muchas de las medidas profilácticas introducidas en los bloqueos en todo el mundo han desafiado la esencia misma de las ciudades, así como nuestras aspiraciones como arquitectos y planificadores urbanos”. Lo explican de la siguiente manera: “Normalmente, diseñamos espacios públicos para facilitar la congregación. Sin embargo, las nuevas pautas prohiben socializar más allá del hogar. Normalmente, defendemos la importancia del transporte público, pero ahora vemos que se impide que todos los trabajadores, excepto los esenciales, utilicen el metro y los autobuses. Normalmente, defendemos las calles principales locales y los mercados vibrantes. Sin embargo, esta crisis ha acelerado la migración en línea del comercio minorista y ha dejado incierto el futuro de nuestras calles. Si bien es demasiado pronto para decir cómo será la normalidad posterior al Covid-19. creemos que esta es una oportunidad para catalizar un cambio positivo en nuestro entorno construido”.
Una reflexión que mezcla incertidumbre y ese tipo de optimismo que pueden generar los cambios profundos en quienes ven el vaso medio lleno. Mucho menos romántico es el destacado economista experto en ciudades, Edward Glaeser, quien se consagró hace 10 años con El Triunfo de las ciudades. A diferencia de los muchos especialistas que proponen el concepto de “ciudades de 15 minutos” como panacea para los problemas de la urbe, Glaeser escribe en el blog de LSE (London School of Economics) que “el concepto básico de una ciudad de 15 minutos no es realmente una ciudad. Es un enclave, un gueto, una subdivisión. Todas las ciudades deberían ser archipiélagos de barrios, pero estos barrios deben estar conectados. Las ciudades deberían ser máquinas para conectar a los seres humanos: ricos y pobres, blancos y negros, jóvenes y viejos. De lo contrario, fallarán en su misión más básica y no serán lugares de oportunidad”.
Glaeser explica que la ciudad de 15 minutos no sólo se puede dar en un barrio de París (la postal vendedora) sino que en un barrio pobre con cierta cantidad de servicios. “El niño se despierta en un proyecto de vivienda para personas de bajos ingresos y luego va a una escuela muy segregada. Ese niño vive en una ciudad de 15 minutos que no está más integrada que una aldea rural pobre. En ese mundo, los ricos se han aislado de los pobres y los pobres están aislados”, agrega. Y aprovecha de reírse de la idealización del teletrabajo: “La opinión de que podemos duplicar el movimiento real con el movimiento virtual es una fantasía para las personas con menos educación. En mayo de 2020, el 70% de los estadounidenses estaba haciendo su trabajo virtualmente, pero solo el 5% de los estadounidenses sin un título de escuela secundaria trabajaba a distancia. Si permitimos que este mundo virtual persista, nuestro mundo se volverá aún más catastróficamente desigual”.
Otra arista. El National Intelligence Council de Estados Unidos publicó un trabajo llamado “Tendencias globales 2040: Un mundo más disputado”. ¿Qué predicen? Que los gobiernos locales y municipales, “cada vez más organizados en redes, tomarán medidas sobre cuestiones internacionales como el cambio climático y la migración, adelantándose a los gobiernos nacionales en algunos casos”. Y que ese papel cada vez mayor de la gobernanza local y urbana “puede socavar la coherencia de las políticas cuando las estrategias locales y nacionales para la resolución de problemas divergen”. ¿Un adelanto del poder que irán tomando en Chile los gobiernos regionales recién electos? Nos falta espacio para mostrar más apuestas acerca de la manera en que se configurarán las ciudades post Covid. Una sola cosa es clara: no hay nada obvio ni evidente, sólo apuestas, intuición y mucho, mucho desconcierto.
Fuente: La Tercera, Viernes 25 de Junio de 2021