EL DÍNAMO – Una visión del fenómeno que compartió el urbanista y socio de la consultora Atisba, Iván Poduje. El arquitecto señaló a EL DÍNAMO que la crisis social y sanitaria “afectó los empleos y los salarios”.
“No queremos pagar arriendo, pagar arriendo es muy difícil”, relató dramáticamente un poblador de la recién desalojada toma en la ladera del cerro Renca, denunciando así, el problema que enfrentan miles de familias en nuestro país que no pueden acceder a una vivienda por temas económicos.
Sin embargo, el alto valor del arriendo no es la única causa de la proliferación de las tomas durante la pandemia del COVID-19, porque en opinión de expertos, también se suma el elevado precio de terrenos y viviendas, la cesantía, dificultades para optar a créditos hipotecarios y el insuficiente aumento de beneficios estatales año a año.
Al respecto, la directora del Centro de Estudios Socioterritoriales (CES) de Techo Chile y Fundación Vivienda, Pía Palacios, contó a EL DÍNAMO –en base al análisis de datos proporcionados por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu)- que la principal razón del déficit habitacional en Chile por sobre las 521 mil viviendas según el Censo del 2017 es de índole “económico y laboral“.
Y justamente, con la llegada de la pandemia, “hay un mayor número de personas cesantes”, además, “el costo de vida se vuelve cada vez más elevado”.
“La gente enfrenta barreras como tener ahorros y una cuenta bancaria, un buen historial financiero, tener aval. Las barreras se suman y las familias no pueden acceder a la vivienda”, añadió.
Una visión del fenómeno que compartió el urbanista y socio de la consultora Atisba, Iván Poduje. El arquitecto señaló a EL DÍNAMO que la crisis social y sanitaria “afectó los empleos y los salarios”.
“Sobre todo el hogar vulnerable que paga un arriendo de bajo costo, pero que no tiene reemplazo, entonces si pierden el empleo no pueden seguir pagando su arriendo y se va a campamentos. Además, no pueden irse de allegados porque otro componente importante del déficit es el hacinamiento, pero con el COVID-19 que se multiplica en base a la densidad poblacional tampoco se pueden ir de allegados, entonces van a parar a las tomas”, relató.
Insuficientes beneficios estatales
Uno de los problemas que explica de mejor forma el déficit de vivienda en Chile es el poco acceso que tienen las familias más vulnerables, y de clase media, donde en muchos casos, quedan fuera de los procesos de selección que realiza el Ministerio de Vivienda para otorgar subsidios de arriendo y compra.
Así lo muestran las cifras que maneja el Minvu a través del Observatorio Urbano, donde revelaron que durante el 2020 fueron otorgados 74.523 subsidios. Sin embargo, la cantidad de postulantes superó a las 213 mil personas, lo que implicó un aumento del 400% respecto a 2019 con 60 mil interesados.
Al respecto, Pía Palacios aseguró que la falta de acceso a la vivienda no está resuelto por el Estado, “porque las soluciones habitacionales no son suficientes para la cantidad de familias que viven en campamentos o de allegados, incentivando el aumento de las tomas”.
Poduje aseguró que el colapso de las ayudas estatales es aún más grande producto del fuerte “flujo migratorio” en nuestro país durante los últimos años.
El arquitecto indicó que a través de su trabajo en terreno constató que “llegan a Chile migrantes con muchas necesidades sociales que no pueden postular a los programas formales del Estado”, o sí pueden, “aumentan la lista y el Estado se demora más en responder”.
“En todos los campamentos hay sectores importantes de vecinos de Colombia, Haití y Perú. Incluso, en algunos campamentos, son al menos la mitad de los pobladores”, agregó.
En esta línea, indicó que el Estado debería volver a un ritmo de entrega de viviendas cercano a las 150 mil por años, ya que en la actualidad se entregan alrededor de 70 mil, o sea, “prácticamente más de la mitad queda fuera”.
Factores económicos y asociados al mercado
Para los especialistas también hay temas más de fondo en los que inciden factores económicos y del mismo mercado inmobiliario.
A modo de ejemplo, Iván Poduje señaló que durante la última década en nuestro país la curva de los salarios no ha tenido un aumento igual al de los precios de la vivienda.
“Desde el 2010 la curva de los salarios es la mitad de la del precio de viviendas, o sea, los salarios crecen la mitad en relación a la vivienda”, destacó.
El diputado y miembro de la Comisión de Vivienda en la Cámara Baja, Gonzalo Winter (CS), señaló a EL DÍNAMO que los factores de mercado -como aumento de precios de viviendas y suelos- deben sumarse a la explicación del déficit habitacional.
“Está aumentando en Chile el precio de la vivienda, de manera que hacia la última década subió un 109% y subió el precio del suelo urbano en un 208% en la Región Metropolitana. Pero además ha aumentado el porcentaje del ingreso familiar que se gasta en vivienda, llegando en promedio a un 33 en el Gran Santiago%”, indicó el legislador.
Las cifras a las que hizo referencia Winter constan en un análisis desarrollado por el portal inmobiliario Toctoc, donde revelaron en base a un análisis del precio de viviendas y suelos en el Gran Santiago que “en la última década (2010-2019) el valor del suelo aumentó en un 218%”.
Por ejemplo, en base a las transacciones de suelo de ese período, el precio del suelo era d 18,4 UF/m2 en promedio durante 2010 y pasó a 58,5 UF/m2 en 2019, lo que se traduce en un crecimiento promedio anual del 15%.
El urbanista Iván Poduje recordó que tras la pandemia comenzaron a operar “organizaciones criminales” en Chile, las cuales toman terrenos deshabitados y proceden a venderlos de forma ilegal a “vecinos sin recursos”.
“No se veía antes con esta magnitud, había casos de segundas viviendas en el norte, pero no como ahora con una magnitud urbana. En México, Brasil y Centroamérica tienen las ciudades desbordadas, donde los delincuentes ponen la fuerza para tomarse los terrenos y las armas para defenderlos hasta que la toma ya está consolidada”, explicó.
Fuente: El Dínamo, Miércoles 21 de abril de 2021