Martes, Noviembre 26, 2024

Illapel: la carrera contrarreloj para evitar el racionamiento de agua para consumo humano

DIARIO FINANCIERO – Al impacto de la sequía en las zonas rurales de la comuna, ahora se suma la amenaza para el suministro de su área urbana ante el déficit del embalse El Bato, que llegará a su punto crítico en mayo próximo.

La extensa duración de la sequía por más de diez años en amplias zonas del país está alcanzando niveles críticos en el caso de la comuna de Illapel. El embalse El Bato, la principal reserva de agua de esa zona de la Región de Coquimbo, ha disminuido progresivamente sus volúmenes hasta los actuales 2,1 millones de metros cúbicos -equivalentes al 17% de su capacidad- y las proyecciones apuntan a que dejará de aportar caudales de manera normal en mayo próximo si la caída reduce sus reservas a menos de 1,58 millones de metros cúbicos.

En ese momento, solo se podrá extraer el recurso de forma mecánica, por lo cual las autoridades advierten que ese escenario podría comprometer seriamente el abastecimiento hídrico de la comuna, ya que la disminución de las precipitaciones ha afectado a todas las fuentes hídricas, tanto superficiales como subterráneas.

“Por la falta de lluvias, las napas bajan y significa que el agua potable rural (APR) es la que sufre”, señala el alcalde de Illapel, Denis Cortés, quien ha hecho frente a la emergencia en su territorio comunal mediante camiones aljibes que abastecen a 330 familias, a las que se suman a otras 600 personas abastecidas por la Onemi.

Tras la reducción de los caudales del Río Illapel y la menor acumulación durante la temporada de deshielos en El Bato respecto de otros embalses -explica el Jefe del Departamento de Organización de Usuarios de Aguas de la DGA, Nicolás Ureta- ahora la sequía amenaza con ampliar su impacto a un nuevo ámbito: el abastecimiento de agua potable en la zona urbana, en la cual viven más de 30 mil habitantes.

En este escenario, la empresa sanitaria Aguas del Valle, ha buscado nuevas fuentes comenzando por extraer recursos del Río Choapa, el cual alimenta al Embalse Corrales. Pero no obstante acumular 6,7 millones de metros cúbicos, este último proyecto está sólo al 18% de su capacidad, por lo cual la compañía debió potenciar la búsqueda de recursos subterráneos.

Conflicto por las fuentes de abastecimiento

En un inicio, Aguas del Valle también planteó la construcción de dos pozos de 70 metros de profundidad en Peñalillo, comuna contigua a Illapel. Pero los vecinos de esa localidad se opusieron a la iniciativa por temor a que pudiera afectar el sistema de agua potable rural, ante lo cual la firma desistió del proyecto. “Desafortunadamente, no fuimos capaces de explicarles adecuadamente que no se iban a ver afectados sino todo lo contrario, se iban a ver fortalecidos sus sistemas”, señala el gerente general de Esval y Aguas del Valle, José Luis Murillo.

Y mientras busca una nueva ubicación para planificar la ejecución de pozos, la empresa firmó convenios con las juntas de vigilancias de los ríos Illapel y Choapa para asegurar volúmenes de agua para consumo humano en los próximos meses, lo cual permitió retrasar la fecha de un posible racionamiento que originalmente estaba proyectado para marzo.

En el caso del Río Choapa, el convenio firmado el 5 de enero con vigencia hasta el 30 de junio “prioriza el consumo humano, y la Junta y la sanitaria aportarán los caudales necesarios para tratar de alcanzar los 70 litros por segundo que se necesitan para el suministro de agua potable de Illapel”, detalla la DGA. Por su parte, en el convenio del Río Illapel -iniciado el 10 de febrero- la Junta de Vigilancia se comprometió a garantizar a la sanitaria lo que falte para completar la diferencia entre el caudal superficial con el que cuenta la empresa.

La DGA explica que se “deberán tomar medidas de restricción de distribución de aguas entre sus usuarios, ajustar las tasas de descargas del Embalse El Bato según lo acordado”. Y para el momento en que esta represa llegue al nivel de volumen muerto, el acuerdo estipula la realización de “extracciones mecánicas de agua exclusivamente para consumo humano”, junto con comprometer las acciones necesarias para evitar llegar a ese escenario antes del 30 de abril.

Si bien ambos convenios han posibilitado un respiro y “estamos haciendo todas las gestiones con las dos juntas para que duren lo más posible”, Murillo advierte que “si no tenemos listas las obras de los nuevos pozos a finales de mayo, a principios de junio obviamente vamos a tener un problema”.

La firma estima que un eventual cuadro de racionamiento afectaría a más de ocho mil familias.

La alerta de las autoridades

Si bien la baja en las precipitaciones en la zona de Illapel se ubicó niveles de 34% en 2020 con relación al promedio histórico, la Dirección General de Aguas precisa que ese balance viene precedido de caídas de 90% y 53,5% en 2018 y 2019, respectivamente.

Tras visitar dos veces la zona debido a esta situación, el subsecretario de Obras Públicas, Cristóbal Leturia, señala que se implementó una mesa de trabajo con parlamentarios de la zona -como es el caso de la senadora Adriana Muñoz-, representantes de las comunidades y la sanitaria Aguas del Valle.

“Estamos buscando distintas alternativas, en base al agua subterránea disponible, para todos los sistemas de agua potable rural, los sistemas urbanos y poder realizar así las obras que provean del agua potable que debemos garantizar, a toda costa, a la población”, aseguró Leturia.

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Fuente: Diario Financiero, Lunes 15 de Marzo de 2021

DIARIO FINANCIERO – Al impacto de la sequía en las zonas rurales de la comuna, ahora se suma la amenaza para el suministro de su área urbana ante el déficit del embalse El Bato, que llegará a su punto crítico en mayo próximo.

La extensa duración de la sequía por más de diez años en amplias zonas del país está alcanzando niveles críticos en el caso de la comuna de Illapel. El embalse El Bato, la principal reserva de agua de esa zona de la Región de Coquimbo, ha disminuido progresivamente sus volúmenes hasta los actuales 2,1 millones de metros cúbicos -equivalentes al 17% de su capacidad- y las proyecciones apuntan a que dejará de aportar caudales de manera normal en mayo próximo si la caída reduce sus reservas a menos de 1,58 millones de metros cúbicos.

En ese momento, solo se podrá extraer el recurso de forma mecánica, por lo cual las autoridades advierten que ese escenario podría comprometer seriamente el abastecimiento hídrico de la comuna, ya que la disminución de las precipitaciones ha afectado a todas las fuentes hídricas, tanto superficiales como subterráneas.

“Por la falta de lluvias, las napas bajan y significa que el agua potable rural (APR) es la que sufre”, señala el alcalde de Illapel, Denis Cortés, quien ha hecho frente a la emergencia en su territorio comunal mediante camiones aljibes que abastecen a 330 familias, a las que se suman a otras 600 personas abastecidas por la Onemi.

Tras la reducción de los caudales del Río Illapel y la menor acumulación durante la temporada de deshielos en El Bato respecto de otros embalses -explica el Jefe del Departamento de Organización de Usuarios de Aguas de la DGA, Nicolás Ureta- ahora la sequía amenaza con ampliar su impacto a un nuevo ámbito: el abastecimiento de agua potable en la zona urbana, en la cual viven más de 30 mil habitantes.

En este escenario, la empresa sanitaria Aguas del Valle, ha buscado nuevas fuentes comenzando por extraer recursos del Río Choapa, el cual alimenta al Embalse Corrales. Pero no obstante acumular 6,7 millones de metros cúbicos, este último proyecto está sólo al 18% de su capacidad, por lo cual la compañía debió potenciar la búsqueda de recursos subterráneos.

Conflicto por las fuentes de abastecimiento

En un inicio, Aguas del Valle también planteó la construcción de dos pozos de 70 metros de profundidad en Peñalillo, comuna contigua a Illapel. Pero los vecinos de esa localidad se opusieron a la iniciativa por temor a que pudiera afectar el sistema de agua potable rural, ante lo cual la firma desistió del proyecto. “Desafortunadamente, no fuimos capaces de explicarles adecuadamente que no se iban a ver afectados sino todo lo contrario, se iban a ver fortalecidos sus sistemas”, señala el gerente general de Esval y Aguas del Valle, José Luis Murillo.

Y mientras busca una nueva ubicación para planificar la ejecución de pozos, la empresa firmó convenios con las juntas de vigilancias de los ríos Illapel y Choapa para asegurar volúmenes de agua para consumo humano en los próximos meses, lo cual permitió retrasar la fecha de un posible racionamiento que originalmente estaba proyectado para marzo.

En el caso del Río Choapa, el convenio firmado el 5 de enero con vigencia hasta el 30 de junio “prioriza el consumo humano, y la Junta y la sanitaria aportarán los caudales necesarios para tratar de alcanzar los 70 litros por segundo que se necesitan para el suministro de agua potable de Illapel”, detalla la DGA. Por su parte, en el convenio del Río Illapel -iniciado el 10 de febrero- la Junta de Vigilancia se comprometió a garantizar a la sanitaria lo que falte para completar la diferencia entre el caudal superficial con el que cuenta la empresa.

La DGA explica que se “deberán tomar medidas de restricción de distribución de aguas entre sus usuarios, ajustar las tasas de descargas del Embalse El Bato según lo acordado”. Y para el momento en que esta represa llegue al nivel de volumen muerto, el acuerdo estipula la realización de “extracciones mecánicas de agua exclusivamente para consumo humano”, junto con comprometer las acciones necesarias para evitar llegar a ese escenario antes del 30 de abril.

Si bien ambos convenios han posibilitado un respiro y “estamos haciendo todas las gestiones con las dos juntas para que duren lo más posible”, Murillo advierte que “si no tenemos listas las obras de los nuevos pozos a finales de mayo, a principios de junio obviamente vamos a tener un problema”.

La firma estima que un eventual cuadro de racionamiento afectaría a más de ocho mil familias.

La alerta de las autoridades

Si bien la baja en las precipitaciones en la zona de Illapel se ubicó niveles de 34% en 2020 con relación al promedio histórico, la Dirección General de Aguas precisa que ese balance viene precedido de caídas de 90% y 53,5% en 2018 y 2019, respectivamente.

Tras visitar dos veces la zona debido a esta situación, el subsecretario de Obras Públicas, Cristóbal Leturia, señala que se implementó una mesa de trabajo con parlamentarios de la zona -como es el caso de la senadora Adriana Muñoz-, representantes de las comunidades y la sanitaria Aguas del Valle.

“Estamos buscando distintas alternativas, en base al agua subterránea disponible, para todos los sistemas de agua potable rural, los sistemas urbanos y poder realizar así las obras que provean del agua potable que debemos garantizar, a toda costa, a la población”, aseguró Leturia.

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Fuente: Diario Financiero, Lunes 15 de Marzo de 2021

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