Lunes, Noviembre 25, 2024

Mejoramiento de la Ruta 5 Sur

LA TRIBUNA – Corría el año 1997 cuando la empresa mexicana Tribasa Cono Sur se adjudicó la licitación internacional para construir la doble vía de la Ruta 5 Sur, en el tramo de 161 kilómetros entre Chillán y Collipulli, a través del mecanismo de concesiones.

Esta modalidad – impulsada por el Ministerio de Obras Públicas – fue fundamental para modernizar la carretera longitudinal, la principal vía estructurante del país, que disminuyó los tiempos de desplazamiento y aumentó la seguridad. De esta manera, fue posible también superar uno de los principales cuellos de botella para el desarrollo económico en esos años, en este caso, por la importancia del traslado de bienes y servicios.

Aunque a poco andar la empresa mexicana se declaró en quiebra por del denominado “efecto tequila” (llamada así por la crisis financiera iniciada en ese país a mediados de esa década), las obras de mejoramiento de la carretera fueron ejecutadas por el consorcio francés Dumez-GTM que se hizo cargo de llevar adelante la concesión.

El 10 de junio de 1998, la denominada Ruta del Bosque – que en la mayor parte de su trayecto pasa por las comunas de Cabrero, Los Ángeles y Mulchén – inició sus operaciones. Recién en diciembre de 2000 comenzó el tráfico y al año siguiente, estaba funcionando en su totalidad, con el cobro en los dos peajes troncales y la serie de casetas laterales de cobro.

Y tal cual como estaba previsto, la puesta en servicio de ese tramo de la Ruta 5 Sur fue un avance importantísimo para mejorar la conectividad con el norte y sur del país. Fue tan relevante como sucedió cuando se pavimentaron dos pistas de la carretera longitudinal entre los años 50 y 60 o cuando se trazaron los primero tramos – aunque de tierra y ripio – en la década del ’30 para el paso de los primeros automóviles, buses y camiones que surcaban las vías del país.

Corría el año 1997 cuando la empresa mexicana Tribasa Cono Sur se adjudicó la licitación internacional para construir la doble vía de la Ruta 5 Sur, en el tramo de 161 kilómetros entre Chillán y Collipulli, a través del mecanismo de concesiones.

Esta modalidad – impulsada por el Ministerio de Obras Públicas – fue fundamental para modernizar la carretera longitudinal, la principal vía estructurante del país, que disminuyó los tiempos de desplazamiento y aumentó la seguridad. De esta manera, fue posible también superar uno de los principales cuellos de botella para el desarrollo económico en esos años, en este caso, por la importancia del traslado de bienes y servicios.

Aunque a poco andar la empresa mexicana se declaró en quiebra por del denominado “efecto tequila” (llamada así por la crisis financiera iniciada en ese país a mediados de esa década), las obras de mejoramiento de la carretera fueron ejecutadas por el consorcio francés Dumez-GTM que se hizo cargo de llevar adelante la concesión.

El 10 de junio de 1998, la denominada Ruta del Bosque – que en la mayor parte de su trayecto pasa por las comunas de Cabrero, Los Ángeles y Mulchén – inició sus operaciones. Recién en diciembre de 2000 comenzó el tráfico y al año siguiente, estaba funcionando en su totalidad, con el cobro en los dos peajes troncales y la serie de casetas laterales de cobro.

Y tal cual como estaba previsto, la puesta en servicio de ese tramo de la Ruta 5 Sur fue un avance importantísimo para mejorar la conectividad con el norte y sur del país. Fue tan relevante como sucedió cuando se pavimentaron dos pistas de la carretera longitudinal entre los años 50 y 60 o cuando se trazaron los primero tramos – aunque de tierra y ripio – en la década del ’30 para el paso de los primeros automóviles, buses y camiones que surcaban las vías del país.

A poco más de un año del término de la concesión, la empresa a cargo está llevando a cabo nuevas obras de mejoramiento de la doble calzada de la Ruta 5 Sur, como parte del contrato suscrito con el MOP.

Los trabajos – que debieran estar concluidos en el primer semestre del próximo año – comprenden ocho pasarelas peatonales, tres rampas de acceso peatonal, ocho calles de servicio y 22 paraderos.

Dentro del 2022 se debiera licitar nuevamente esa sección de 161 kilómetros de la carretera y, de acuerdo a la experiencia en otros tramos, la Ruta podría experimentar un nuevo avance en sus condiciones de transitabilidad.

De hecho, se podrían construir vías de seis pistas o más en los partes que registren mayor tráfico, se mejorarían o levantarías nuevos puentes y se habilitarían más medidas de seguridad, entre otras medidas, todas acordes a los requerimientos actuales.

Dadas las características geográficas de nuestro territorio continental, la Ruta 5 Sur – desde que se visualizó hace casi un siglo como parte de la denominada Ruta Panamericana – es la columna vertebral para el desarrollo del país.

De ahí que mejorar sus condiciones de transitabilidad no solo tienen un impacto relevante en la actividad económica nacional, sino que son fundamentales para la integración de todos los habitantes del territorio nacional.

Ver artículo

Fuente: La Tribuna, Miércoles 10 de Marzo de 2021

LA TRIBUNA – Corría el año 1997 cuando la empresa mexicana Tribasa Cono Sur se adjudicó la licitación internacional para construir la doble vía de la Ruta 5 Sur, en el tramo de 161 kilómetros entre Chillán y Collipulli, a través del mecanismo de concesiones.

Esta modalidad – impulsada por el Ministerio de Obras Públicas – fue fundamental para modernizar la carretera longitudinal, la principal vía estructurante del país, que disminuyó los tiempos de desplazamiento y aumentó la seguridad. De esta manera, fue posible también superar uno de los principales cuellos de botella para el desarrollo económico en esos años, en este caso, por la importancia del traslado de bienes y servicios.

Aunque a poco andar la empresa mexicana se declaró en quiebra por del denominado “efecto tequila” (llamada así por la crisis financiera iniciada en ese país a mediados de esa década), las obras de mejoramiento de la carretera fueron ejecutadas por el consorcio francés Dumez-GTM que se hizo cargo de llevar adelante la concesión.

El 10 de junio de 1998, la denominada Ruta del Bosque – que en la mayor parte de su trayecto pasa por las comunas de Cabrero, Los Ángeles y Mulchén – inició sus operaciones. Recién en diciembre de 2000 comenzó el tráfico y al año siguiente, estaba funcionando en su totalidad, con el cobro en los dos peajes troncales y la serie de casetas laterales de cobro.

Y tal cual como estaba previsto, la puesta en servicio de ese tramo de la Ruta 5 Sur fue un avance importantísimo para mejorar la conectividad con el norte y sur del país. Fue tan relevante como sucedió cuando se pavimentaron dos pistas de la carretera longitudinal entre los años 50 y 60 o cuando se trazaron los primero tramos – aunque de tierra y ripio – en la década del ’30 para el paso de los primeros automóviles, buses y camiones que surcaban las vías del país.

Corría el año 1997 cuando la empresa mexicana Tribasa Cono Sur se adjudicó la licitación internacional para construir la doble vía de la Ruta 5 Sur, en el tramo de 161 kilómetros entre Chillán y Collipulli, a través del mecanismo de concesiones.

Esta modalidad – impulsada por el Ministerio de Obras Públicas – fue fundamental para modernizar la carretera longitudinal, la principal vía estructurante del país, que disminuyó los tiempos de desplazamiento y aumentó la seguridad. De esta manera, fue posible también superar uno de los principales cuellos de botella para el desarrollo económico en esos años, en este caso, por la importancia del traslado de bienes y servicios.

Aunque a poco andar la empresa mexicana se declaró en quiebra por del denominado “efecto tequila” (llamada así por la crisis financiera iniciada en ese país a mediados de esa década), las obras de mejoramiento de la carretera fueron ejecutadas por el consorcio francés Dumez-GTM que se hizo cargo de llevar adelante la concesión.

El 10 de junio de 1998, la denominada Ruta del Bosque – que en la mayor parte de su trayecto pasa por las comunas de Cabrero, Los Ángeles y Mulchén – inició sus operaciones. Recién en diciembre de 2000 comenzó el tráfico y al año siguiente, estaba funcionando en su totalidad, con el cobro en los dos peajes troncales y la serie de casetas laterales de cobro.

Y tal cual como estaba previsto, la puesta en servicio de ese tramo de la Ruta 5 Sur fue un avance importantísimo para mejorar la conectividad con el norte y sur del país. Fue tan relevante como sucedió cuando se pavimentaron dos pistas de la carretera longitudinal entre los años 50 y 60 o cuando se trazaron los primero tramos – aunque de tierra y ripio – en la década del ’30 para el paso de los primeros automóviles, buses y camiones que surcaban las vías del país.

A poco más de un año del término de la concesión, la empresa a cargo está llevando a cabo nuevas obras de mejoramiento de la doble calzada de la Ruta 5 Sur, como parte del contrato suscrito con el MOP.

Los trabajos – que debieran estar concluidos en el primer semestre del próximo año – comprenden ocho pasarelas peatonales, tres rampas de acceso peatonal, ocho calles de servicio y 22 paraderos.

Dentro del 2022 se debiera licitar nuevamente esa sección de 161 kilómetros de la carretera y, de acuerdo a la experiencia en otros tramos, la Ruta podría experimentar un nuevo avance en sus condiciones de transitabilidad.

De hecho, se podrían construir vías de seis pistas o más en los partes que registren mayor tráfico, se mejorarían o levantarías nuevos puentes y se habilitarían más medidas de seguridad, entre otras medidas, todas acordes a los requerimientos actuales.

Dadas las características geográficas de nuestro territorio continental, la Ruta 5 Sur – desde que se visualizó hace casi un siglo como parte de la denominada Ruta Panamericana – es la columna vertebral para el desarrollo del país.

De ahí que mejorar sus condiciones de transitabilidad no solo tienen un impacto relevante en la actividad económica nacional, sino que son fundamentales para la integración de todos los habitantes del territorio nacional.

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Fuente: La Tribuna, Miércoles 10 de Marzo de 2021

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