Domingo, Noviembre 24, 2024

Banco Mundial advierte que Chile ha perdido cerca de US$ 9 mil millones por inundaciones y sequías

DIARIO FINANCIERO – En 2015, las inundaciones que afectaron a las regiones de Atacama, Antofagasta y Coquimbo, dejó 52 fallecidos, 180 mil damnificados y pérdidas por US$ 2 mil millones. Un costo que podría haberse atenuando, si el país hubiese contado con instrumentos de transferencia de riesgo a terceros, como seguros, bonos o reaseguros.

Con el fin de crear instrumentos de transferencia de riesgos para asegurar la estabilidad financiera de los países ante las crisis climáticas, el Banco Mundial realizó un estudio para identificar las principales amenazas hidrometereológicas y sus impactos fiscales y socioeconómicos de Argentina, Chile, México y Perú.

La investigación que partió en 2018, concluyó que los principales fenómenos que impactan a estos países -integrantes de la Alianza del Pacífico- son las inundaciones y la sequía, las que han generado pérdidas conjuntas por US$ 88 mil millones entre 1926 y 2019, que en Chile, ascienden a US$ 9 mil millones en igual período.

Chile identificó que la sequía es la principal amenaza -seguida de las inundaciones- la que ha generado pérdidas por más de US$ 4 mil millones y ha afectado a más de seis millones de personas. Las inundaciones, en tanto, han impactado a más de un millón de personas y pérdidas por US$ 5 cinco mil millones, señala el Banco Mundial.

Acciones preventivas

El experto del Banco Mundial a cargo del estudio, José Ángel Villalobos, afirma que ante la intensidad y frecuencia de los desastres naturales producto del calentamiento global, los países deben tomar acciones preventivas, como utilizar probabilidades y modelos, para prepararse financieramente y atender las necesidades posevento.

“En los países que pertenecen al cinturón de fuego (del Pacífico), la exposición a desastres naturales es monstruosa”, afirma.

Para evitar abordar los desastres con deuda o aumento de impuestos, el experto sugiere usar el análisis para elaborar un instrumento de transferencia de riesgo. Este permitiría financiar una respuesta rápida ante un desastre, en complemento con otros instrumentos como fondos de emergencia, seguros de activos públicos y líneas de crédito para contingencias.

Explica que este mecanismo, sería similar al utilizado por los países de la Alianza del Pacífico ante emergencias por sismos: en 2018 transfirieron por tres años, parte del riesgo sísmico por medio del primer Bono Catastrófico Sísmico de carácter regional, por US$ 1.360 millones, lo que incluyeron montos hasta US$ 500 millones de cobertura por país.

Según Villalobos, para alcanzar el nivel de gestión que se tiene con los riesgos sísmicos, falta mayor análisis para crear modelos probabilísticos que se puedan emplear para generar prototipos y evaluar la conveniencia de adquirir un instrumento de transferencia de riesgo.

El problema, es que, a diferencia de un sismo, los riesgos hidrometeorológicos son diversos -huracanes, inundaciones, sequías, entre otros– y tienen diferentes duraciones y magnitudes. Establecer las prioridades de análisis de esta información, sería el primer paso en ese camino.

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 14 de Enero de 2021

DIARIO FINANCIERO – En 2015, las inundaciones que afectaron a las regiones de Atacama, Antofagasta y Coquimbo, dejó 52 fallecidos, 180 mil damnificados y pérdidas por US$ 2 mil millones. Un costo que podría haberse atenuando, si el país hubiese contado con instrumentos de transferencia de riesgo a terceros, como seguros, bonos o reaseguros.

Con el fin de crear instrumentos de transferencia de riesgos para asegurar la estabilidad financiera de los países ante las crisis climáticas, el Banco Mundial realizó un estudio para identificar las principales amenazas hidrometereológicas y sus impactos fiscales y socioeconómicos de Argentina, Chile, México y Perú.

La investigación que partió en 2018, concluyó que los principales fenómenos que impactan a estos países -integrantes de la Alianza del Pacífico- son las inundaciones y la sequía, las que han generado pérdidas conjuntas por US$ 88 mil millones entre 1926 y 2019, que en Chile, ascienden a US$ 9 mil millones en igual período.

Chile identificó que la sequía es la principal amenaza -seguida de las inundaciones- la que ha generado pérdidas por más de US$ 4 mil millones y ha afectado a más de seis millones de personas. Las inundaciones, en tanto, han impactado a más de un millón de personas y pérdidas por US$ 5 cinco mil millones, señala el Banco Mundial.

Acciones preventivas

El experto del Banco Mundial a cargo del estudio, José Ángel Villalobos, afirma que ante la intensidad y frecuencia de los desastres naturales producto del calentamiento global, los países deben tomar acciones preventivas, como utilizar probabilidades y modelos, para prepararse financieramente y atender las necesidades posevento.

“En los países que pertenecen al cinturón de fuego (del Pacífico), la exposición a desastres naturales es monstruosa”, afirma.

Para evitar abordar los desastres con deuda o aumento de impuestos, el experto sugiere usar el análisis para elaborar un instrumento de transferencia de riesgo. Este permitiría financiar una respuesta rápida ante un desastre, en complemento con otros instrumentos como fondos de emergencia, seguros de activos públicos y líneas de crédito para contingencias.

Explica que este mecanismo, sería similar al utilizado por los países de la Alianza del Pacífico ante emergencias por sismos: en 2018 transfirieron por tres años, parte del riesgo sísmico por medio del primer Bono Catastrófico Sísmico de carácter regional, por US$ 1.360 millones, lo que incluyeron montos hasta US$ 500 millones de cobertura por país.

Según Villalobos, para alcanzar el nivel de gestión que se tiene con los riesgos sísmicos, falta mayor análisis para crear modelos probabilísticos que se puedan emplear para generar prototipos y evaluar la conveniencia de adquirir un instrumento de transferencia de riesgo.

El problema, es que, a diferencia de un sismo, los riesgos hidrometeorológicos son diversos -huracanes, inundaciones, sequías, entre otros– y tienen diferentes duraciones y magnitudes. Establecer las prioridades de análisis de esta información, sería el primer paso en ese camino.

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 14 de Enero de 2021

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