Lunes, Noviembre 25, 2024

Sector silvoagropecuario define plan de adaptación al cambio climático

DIARIO FINANCIERO – El sector silvoagropecuario, que representa el 14% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, es uno de los más importantes de la economía. En este contexto y para asegurar la sostenibilidad del rubro, los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, dieron a conocer el nuevo plan de adaptación al cambio climático del sector silvoagropecuario.
Se trata de la actualización del plan elaborado en 2013, el que se centra en cuatro ejes: hacer un uso eficiente del agua, tratamiento de suelos degradados, reducción de emisiones y mejoras en la genética de los cultivos, en un plazo de 15 años.

El ministro de Agricultura, Antonio Walker, señala que los sectores silvícola y agrícola en conjunto absorben el 65% del dióxido de carbono que emite Chile, pero la agricultura es responsable del 12% del total de emisiones del país.“Con soluciones basadas en la naturaleza podríamos lograr una agricultura cero emisiones en los próximos 15 años”.
La ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, comenta que el foco del primer plan era el desarrollo de capacidades y generación de conocimiento, “en los que se alcanzaron avances relevantes” y para el actual, “la información científica contiene mayor detalle, contando con más y mejor conocimiento que permite elaborar planes de adaptación más específicos”.
Walker señala que cada diez años el sector productivo agrícola se corre 100 kilómetros hacia el sur. “Lo que hace diez años se producía en la Región Metropolitana, hoy se produce en la Región del Maule”, lo que va acompañado de otros factores que hacen cada vez más difícil la sostenibilidad de los cultivos.
Añade que el nuevo plan trabaja en pilares centrados en soluciones para enfrentar el cambio climático y afirma que de ellos, el más importante es el agua, donde se apostará por nuevas tecnologías y mecanismos que permitan hacer más eficiente su uso, para evitar, por ejemplo, “la pérdida de 10 mil millones de metros cúbicos que se vierten al mar cada año, lo que aseguraría el riego de dos millones de hectáreas de cultivos”.
Entre las medidas, propone soluciones de riego tecnificado, telemetría para medir el requerimiento hídrico real de un cultivo, reutilización de aguas servidas, desalinización y construcción de tranques. Su implementación será paulatina, en función de los acuerdos de las comisiones y mesas técnicas.
Otro de los focos está puesto en el tratamiento de suelos degradados mediante prácticas de agricultura regenerativa. Esta ya se aplica en zonas desertificadas, por ejemplo, en las regiones de Arica, Tarapacá y Antofagasta y se busca ampliar a todos los suelos degradados, con el fin de potenciarlos como sumideros de gases de efecto invernadero. La iniciativa cuenta con planes piloto, de la mano del premio Nobel de la Paz, Rattan Lal, experto en esta técnica.
Reducción de emisiones
El plan también propone metas de reducción de emisiones en el trabajo con cultivos, como el manejo de praderas para disminuir la producción de metano de los ganados, el cambio de la fuente de fertilizantes nitrogenados por la producción de fertilizantes en base a hidrógeno verde y la incorporación de la electromovilidad en maquinaria, como tractores.
También se está trabajando con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), en mejoras genéticas para hacer cultivos más adaptados al cambio climático. Por ejemplo, ya hay más de 35 hectáreas de cultivos de quínoa, azafrán, dátiles -en el norte- y avellano europeo. Además, se trabaja en el banco genético, con semillas endémicas de Chile congeladas a -25 grados, para su análisis.
El ministerio del Medio Ambiente elaboró el Arclim, una herramienta de medición, que según las condiciones de una comuna, identifica riesgos y oportunidades para la agricultura. “Por ejemplo, según las proyecciones, La Araucanía, Los Lagos y Aysén presentan oportunidades para el cultivo de especies como la cereza”, indica la ministra Schmidt.
De esta forma, el cambio climático, además de ser un desafío, permitiría ampliar el desarrollo de nuevos cultivos, ante un futuro cercano en que la demanda de alimentos crecerá en un 50%, considerando además que la industria nacional abastece a más de 150 países. “Trabajar ahora en una agricultura más sustentable, significa una oportunidad en el mercado de los próximos años”, sostiene el ministro Walker.

Principales medidas

  • Eficiencia en el uso del agua con tecnologías como la desalinización y riego tecnificado.
  • Disminución de emisiones en el manejo de praderas de ganados, cambio de fertilizantes y electromovilidad.
  • Tratamiento de tierras degradadas a través de la agricultura regenerativa y técnicas de riego.
  • Mejoramiento en la genética de los cultivos, para hacerlos más aptos a los cambios de clima, a través de trabajos en laboratorio.

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Fuente: Diario Financiero, Martes 17 de Noviembre de 2020

DIARIO FINANCIERO – El sector silvoagropecuario, que representa el 14% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, es uno de los más importantes de la economía. En este contexto y para asegurar la sostenibilidad del rubro, los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, dieron a conocer el nuevo plan de adaptación al cambio climático del sector silvoagropecuario.
Se trata de la actualización del plan elaborado en 2013, el que se centra en cuatro ejes: hacer un uso eficiente del agua, tratamiento de suelos degradados, reducción de emisiones y mejoras en la genética de los cultivos, en un plazo de 15 años.

El ministro de Agricultura, Antonio Walker, señala que los sectores silvícola y agrícola en conjunto absorben el 65% del dióxido de carbono que emite Chile, pero la agricultura es responsable del 12% del total de emisiones del país.“Con soluciones basadas en la naturaleza podríamos lograr una agricultura cero emisiones en los próximos 15 años”.
La ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, comenta que el foco del primer plan era el desarrollo de capacidades y generación de conocimiento, “en los que se alcanzaron avances relevantes” y para el actual, “la información científica contiene mayor detalle, contando con más y mejor conocimiento que permite elaborar planes de adaptación más específicos”.
Walker señala que cada diez años el sector productivo agrícola se corre 100 kilómetros hacia el sur. “Lo que hace diez años se producía en la Región Metropolitana, hoy se produce en la Región del Maule”, lo que va acompañado de otros factores que hacen cada vez más difícil la sostenibilidad de los cultivos.
Añade que el nuevo plan trabaja en pilares centrados en soluciones para enfrentar el cambio climático y afirma que de ellos, el más importante es el agua, donde se apostará por nuevas tecnologías y mecanismos que permitan hacer más eficiente su uso, para evitar, por ejemplo, “la pérdida de 10 mil millones de metros cúbicos que se vierten al mar cada año, lo que aseguraría el riego de dos millones de hectáreas de cultivos”.
Entre las medidas, propone soluciones de riego tecnificado, telemetría para medir el requerimiento hídrico real de un cultivo, reutilización de aguas servidas, desalinización y construcción de tranques. Su implementación será paulatina, en función de los acuerdos de las comisiones y mesas técnicas.
Otro de los focos está puesto en el tratamiento de suelos degradados mediante prácticas de agricultura regenerativa. Esta ya se aplica en zonas desertificadas, por ejemplo, en las regiones de Arica, Tarapacá y Antofagasta y se busca ampliar a todos los suelos degradados, con el fin de potenciarlos como sumideros de gases de efecto invernadero. La iniciativa cuenta con planes piloto, de la mano del premio Nobel de la Paz, Rattan Lal, experto en esta técnica.
Reducción de emisiones
El plan también propone metas de reducción de emisiones en el trabajo con cultivos, como el manejo de praderas para disminuir la producción de metano de los ganados, el cambio de la fuente de fertilizantes nitrogenados por la producción de fertilizantes en base a hidrógeno verde y la incorporación de la electromovilidad en maquinaria, como tractores.
También se está trabajando con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), en mejoras genéticas para hacer cultivos más adaptados al cambio climático. Por ejemplo, ya hay más de 35 hectáreas de cultivos de quínoa, azafrán, dátiles -en el norte- y avellano europeo. Además, se trabaja en el banco genético, con semillas endémicas de Chile congeladas a -25 grados, para su análisis.
El ministerio del Medio Ambiente elaboró el Arclim, una herramienta de medición, que según las condiciones de una comuna, identifica riesgos y oportunidades para la agricultura. “Por ejemplo, según las proyecciones, La Araucanía, Los Lagos y Aysén presentan oportunidades para el cultivo de especies como la cereza”, indica la ministra Schmidt.
De esta forma, el cambio climático, además de ser un desafío, permitiría ampliar el desarrollo de nuevos cultivos, ante un futuro cercano en que la demanda de alimentos crecerá en un 50%, considerando además que la industria nacional abastece a más de 150 países. “Trabajar ahora en una agricultura más sustentable, significa una oportunidad en el mercado de los próximos años”, sostiene el ministro Walker.

Principales medidas

  • Eficiencia en el uso del agua con tecnologías como la desalinización y riego tecnificado.
  • Disminución de emisiones en el manejo de praderas de ganados, cambio de fertilizantes y electromovilidad.
  • Tratamiento de tierras degradadas a través de la agricultura regenerativa y técnicas de riego.
  • Mejoramiento en la genética de los cultivos, para hacerlos más aptos a los cambios de clima, a través de trabajos en laboratorio.

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Fuente: Diario Financiero, Martes 17 de Noviembre de 2020

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