CPI – La baja en los costos y la sustentabilidad son algunas de las características que hacen de la desalación una tecnología cada vez más competitiva para la generación de agua potable, transformándola en una solución para enfrentar la grave crisis hídrica que está experimentando gran parte del mundo.
Así lo destacó el presidente de la International Desalination Association (IDA), Carlos Cosín, quien fue el orador principal del diálogo organizado por el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI) y que analizó la viabilidad de utilizar más intensamente este sistema en nuestro país.
El experto, de origen español, se refirió a las tendencias no convencionales de agua como soluciones al cambio climático y a la creciente escasez de agua. Solo como ejemplo, graficó que América Latina, pese a ser una de las zonas del mundo con más abundancia del recurso, también está experimentando sequías pronunciadas y desertficación.
“Según la CAF, 21 millones de latinoamericanos aún carecen de un servicio básico de agua potable y 83 millones no disponen de saneamiento adecuado. Y se estima que cerca de dos terceras partes de las aguas residuales que son captadas por los sistemas de alcantarillado en la región no son tratadas adecuadamente”, añadió.
Con respecto al consumo, Cosín detalló que, además de los usos del agua para el consumo humano y para la agricultura, la generación hidroeléctrica y el uso minero aumentan la presión por el recurso. “El sector minero -agregó- es un actor clave en las economías de Chile, Perú, Bolivia y México, y, en menor medida, en Colombia, Argentina y Brasil”.
Entre las alternativas que están ganando terreno para paliar la menor disponibilidad de agua, el presidente de la IDA destacó la desalación y el terreno que ha ido ganando en diversas zonas del mundo, sobre todo en aquellas en que no existe otra opción.
Recordó que el punto más crítico de la desalación era su gran consumo energético, agregando que es un tema que se ha ido disipando por la incorporación de nuevas tecnologías, especialmente las de membrana.
“La ósmosis inversa ha conseguido grandes avances y ha disminuido el consumo a 3,5 y 4 kw-h/m3. Si combinamos esta tecnología con la producción de energía renovable fotovoltaica y los actuales precios de mercado, estamos ante una clara opción sostenible que permite reducciones importantes de las tarifas del agua y una producción neutra de emisiones”, afirmó.
Con respecto al impacto ambiental, aseguró que existe una clara tendencia en la sustitución de las antiguas plantas de desalación térmica por plantas de mayor eficiencia, contribuyendo a suministrar agua potable en zonas áridas y reduciendo las emisiones.
“Asimismo, los avances en las energías renovables -solar, eólica, geotérmica y nuclear-, están permitiendo que la desalación sea una tecnología ecológica y sostenible. Por ejemplo, Australia es pionera en la desalación con energía eólica y Arabia Saudita con fotovoltaica.”, puntualizó.
Explicó, además, que la energía termosolar tiene gran potencial de desarrollo y puede aportar ventajas medioambientales reduciendo emisiones y, combinada con otros avances tecnológicos, puede ayudar reducir la producción de salmuera.
Sobre las perspectivas de un mayor uso de la desalación en Chile, el director ejecutivo del CPI, Carlos Cruz, indicó que hay cerca de 22 plantas desaladoras operando, a lo que Cosin añadió que, pese a haber sido nuestro país pionero en la introducción de esta tecnología, ahora se nota una especie de “paralización”.
Reutilización: una tarea pendiente
Otra de las opciones para enfrentar la crisis hídrica es la reutilización de agua a gran escala. Sin embargo, Cosín indicó que no se ha avanzado lo suficiente y hoy a nivel mundial se reutiliza el 4% del agua.
“El tratamiento de aguas residuales con calidades aptas para uso agrícola -comentó- permitiría no solo la reducción de las emisiones emitidas por la degradación de la materia orgánica de las aguas residuales “per se”, sino que abriría la puerta de mejora de los rendimientos de la cosechas”
Junto con ello, esta nueva manera de reutilizar el agua serviría para optimizar el mantenimiento de bosques, parques y jardines.
Sobre el trasvase o transporte de agua, un tema que ha estado en discusión en Chile, Cosín indicó que es otra solución viable, pero combinada con plantas de tratamiento de agua, pueden llevar el recurso a aquellas zonas con escasez hídrica o con dificultades para el desarrollo de infraestructuras.
Situación en Chile
La agricultura es el mayor consumidor de agua en el mundo y en América Latina y Caribe no es la excepción, ya que representa casi el 75 % del consumo total. A medida que el uso del agua aumenta y son evidentes los efectos del cambio climático, las zonas con escasez de agua se expanden.
A esto se refirió Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta, quien destacó que Chile sigue siendo el principal proveedor de fruta fresca del hemisferio sur -en volumen y diversidad- y el aporte que la industria realiza a la economía del país, generando, en los últimos años, USD 5.500 millones por concepto de exportaciones. Sin embargo, el problema del agua representa un gran escollo para la proyección de la industria a futuro.
Para esto, considera urgente resolver el problema de institucionalidad del agua. Hoy existen 43 organismos del Estado relacionados con el tema hídrico, dispersión que dificulta llevar adelante discusiones productivas debido a la burocracia que prolonga durante años las tomas de decisiones. “Para avanzar es prioritario contar con una agencia o corporación que no dependa directamente del Estado, con agenda propia sobre la que se construya nuestro sistema del agua”, afirma.
“Como productores hemos inyectado un montón de tecnología a nuestros procesos, pero hoy nos vemos frenados por la sequía y la crisis hídrica. Como gremio pensamos que para resolver este problema, Chile requiere de una matriz hídrica, diversificada por región, que contemple distintas fuentes de abastecimiento de agua”, asevera.
Dentro de estas fuentes, la desalación cobra relevancia, especialmente ahora que el problema de los costos energéticos asociados está siendo abordado progresivamente por energías más sustentables. Estas plantas requerirán, para asegurar su viabilidad en distintas regiones del país, de embalses de tamaño intermedio e intrarregionales que permitan llegar con el agua a sus distintos destinos.
Lo que falta para desarrollar las matrices hídricas, a juicio del presidente de Fedefruta, es definir voluntad política y establecer acuerdos que permitan avanzar. “Si no resolvemos el tema del agua rápidamente, tendremos que abandonar la aspiración de ser la potencia agroalimentaria que alguna vez soñamos”, apunta.
La desalación será, a su juicio, la herramienta más importante para enfrentar la crisis hidrica, particularmente en todos los valles centrales, pero siempre considerando una estructura que soporte el almacenamiento y transporte del agua.
Por su parte, la presidenta de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (ANDESS), Jessica López, informó que de los 238 sistemas de producción de agua potable que tienen las 57 empresas socias, hoy tres corresponden a plantas desaladoras.
Asimismo, detalló las acciones que está realizando la industria sanitaria ante la menor disponibilidad de agua. Entre ellas, destacó la mayor seguridad hídrica a través del uso de aguas subterráneas, mayor capacidad de almacenamiento de agua cruda y compra derechos; mejorar la eficiencia de procesos de producción y distribución de agua potable (menos roturas, cortes y pérdidas) y generar nuevas fuentes de agua: reutilización de aguas servidas tratadas y aguas grises, para liberar agua fresca y/o recargar acuíferos.
“Otra línea de trabajo es la desalinización de agua de mar para ser potabilizada y destinada al consumo humano. Creemos que esta tecnología es una fuente de agua que la industria sanitaria tiene el deber de considerar y que debe formar parte de la estrategia nacional de recursos hídricos”, subrayó.
Con respecto al marco legal en Chile para la construcción de estas plantas, Jessica López, explicó que depende de la obtención de los permisos ambientales y concesiones de la Armada. Además, está sujeta a su incorporación en el respectivo Plan de Desarrollo y correspondiente reconocimiento tarifario.
Sobre la experiencia nacional, mencionó la de la empresa Aguas Antofagasta que opera, desde 2003, la mayor planta de desalinización para producción de agua potable, de América Latina. Abastece a Antofagasta (75%) y Mejillones (100%).
“Antofagasta será la ciudad de mayor población en América Latina, cuyo suministro de agua potable se obtiene mediante desalación de agua de mar”, explicó.
También se refirió a los proyectos en curso, adelantando que las inversiones de la industria sanitaria al 2040 consideran la construcción de 9 nuevas plantas desalinizadoras de agua de mar y la ampliación de 4 plantas existentes.
Finalmente Carlos Cruz, director ejecutivo del CPI, afirmó que “garantizada el agua para el consumo humano y asegurados los equilibrios ecológicos básicos que cualquier país requiere y cualquier cuenca demanda, debemos considerar que el agua es también un insumo productivo relevante y que muchas de las actividades económicas de punta que van a liderar la capacidad productiva de Chile, en al menos los próximos 10 años, van a seguir siendo altamente demandantes de agua. Es importante, en esta línea, considerar el aporte que podría representar la industria de la desalación para transformar a Chile en un país sustentable y que potencie su desarrollo productivo”, aseveró.
A continuación ponemos a su disposición las presentaciones de la jornada:
- Carlos Cosín. “Tendencias no convencionales de agua como soluciones al cambio climático” – Ver presentación
- Jorge Valenzuela. “Crisis Hídrica: Problema Estructural” – Ver presentación
- Jessica López. “Desalinización en la industria sanitaria chilena” – Ver presentación
Fuente: CPI, Lunes 07 de Septiembre de 2020