Lunes, Noviembre 25, 2024

Transformación digital y futuros disponibles, por Carlos A. Osorio

DIARIO FINANCIERO – Muchas cosas han quedado en evidencia en estos meses de Covid. Una de ellas, es la relevancia de las soluciones digitales para contextos de crisis como este, y las limitaciones para quienes no tienen acceso a ellas o, teniendo acceso, no pueden aprovechar su potencial.
La transformación digital se convirtió en uno de los temas contingentes en pandemia. Juan Sutil, presidente de la CPC, llamó a las empresas a instalar la transformación digital como primera prioridad. “Es el futuro” dijo. La transformación digital permite proyectar los futuros disponibles para las empresas, pero –en estos momentos– para muchas es más un tema de subsistencia que de futuro. Si bien ahora es cuando más se necesita, se debe actuar con mucha cautela ¿Por qué?

Primero, porque la transformación digital no es nueva. Comienza en los 90 y, a mediados del 2003, Andal, Cartwright y Yip publican “La transformación digital de los negocios tradicionales” en Sloan Management Review. El mismo año Brynjolfsson, Hitt y Yang muestran que su potencial sólo se alcanza cuando la inversión en activos digitales se acompaña con activos intangibles: cultura, procesos, maneras de organizarse, y capacidades internas.
Segundo, la tasa de fracaso en transformación digital supera el 70% globalmente, en ausencia de pandemia, sin urgencia, y a pesar de contar con todas las herramientas y métodos para hacerlo bien. Esta tasa de fracaso es similar a la de iniciativas de innovación corporativa. Sin embargo, mientras el retorno a la inversión en transformación digital actualmente varía entre el 15-30%, el retorno a la innovación corporativa promedia el 440%.
Tercero, una investigación reciente en Europa identificó que las empresas enfrentan 54 problemas y causas de fracaso comunes en transformación digital. Sin embargo, menos del 20% ellos son de tecnología, infraestructura, regulación o “digital factories”. El resto corresponde a problemas políticos y de liderazgo adaptativo y transformacional en la alta dirección; entendimiento limitado respecto al significado, dificultad, sinergia y potencial de estas transformaciones; insuficiencia en preparación y madurez organizacional y desarrollo de capacidades de sus colaboradores; ejecución del proceso de transformación y gestión de complejidad e incertidumbre.
“Vísteme despacio, que tengo prisa”¿Qué hacer? Considerar la urgencia, teniendo cuidado de “hacer las cosas bien”. Recordar que la transformación digital es más que incorporar tecnología y células ágiles, y es responsabilidad del equipo de alta gerencia. Toda visión inicial de transformación es modificada por su ejecución, cambiando los futuros disponibles de la empresa. Para que el resultado final sea mejor que la visión inicial, busquen transformar a las personas y organización más que introducir medios. La situación actual no permite seguir engrosando el gran listado de fracasos.
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Fuente: Diario Financiero, Miércoles 05 de Agosto de 2020

DIARIO FINANCIERO – Muchas cosas han quedado en evidencia en estos meses de Covid. Una de ellas, es la relevancia de las soluciones digitales para contextos de crisis como este, y las limitaciones para quienes no tienen acceso a ellas o, teniendo acceso, no pueden aprovechar su potencial.
La transformación digital se convirtió en uno de los temas contingentes en pandemia. Juan Sutil, presidente de la CPC, llamó a las empresas a instalar la transformación digital como primera prioridad. “Es el futuro” dijo. La transformación digital permite proyectar los futuros disponibles para las empresas, pero –en estos momentos– para muchas es más un tema de subsistencia que de futuro. Si bien ahora es cuando más se necesita, se debe actuar con mucha cautela ¿Por qué?

Primero, porque la transformación digital no es nueva. Comienza en los 90 y, a mediados del 2003, Andal, Cartwright y Yip publican “La transformación digital de los negocios tradicionales” en Sloan Management Review. El mismo año Brynjolfsson, Hitt y Yang muestran que su potencial sólo se alcanza cuando la inversión en activos digitales se acompaña con activos intangibles: cultura, procesos, maneras de organizarse, y capacidades internas.
Segundo, la tasa de fracaso en transformación digital supera el 70% globalmente, en ausencia de pandemia, sin urgencia, y a pesar de contar con todas las herramientas y métodos para hacerlo bien. Esta tasa de fracaso es similar a la de iniciativas de innovación corporativa. Sin embargo, mientras el retorno a la inversión en transformación digital actualmente varía entre el 15-30%, el retorno a la innovación corporativa promedia el 440%.
Tercero, una investigación reciente en Europa identificó que las empresas enfrentan 54 problemas y causas de fracaso comunes en transformación digital. Sin embargo, menos del 20% ellos son de tecnología, infraestructura, regulación o “digital factories”. El resto corresponde a problemas políticos y de liderazgo adaptativo y transformacional en la alta dirección; entendimiento limitado respecto al significado, dificultad, sinergia y potencial de estas transformaciones; insuficiencia en preparación y madurez organizacional y desarrollo de capacidades de sus colaboradores; ejecución del proceso de transformación y gestión de complejidad e incertidumbre.
“Vísteme despacio, que tengo prisa”¿Qué hacer? Considerar la urgencia, teniendo cuidado de “hacer las cosas bien”. Recordar que la transformación digital es más que incorporar tecnología y células ágiles, y es responsabilidad del equipo de alta gerencia. Toda visión inicial de transformación es modificada por su ejecución, cambiando los futuros disponibles de la empresa. Para que el resultado final sea mejor que la visión inicial, busquen transformar a las personas y organización más que introducir medios. La situación actual no permite seguir engrosando el gran listado de fracasos.
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Fuente: Diario Financiero, Miércoles 05 de Agosto de 2020

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