EL MERCURIO – Chile ha anunciado el trazado preliminar del primer cable óptico submarino que conectará Sudamérica con países al otro lado del Pacífico. El proyecto unirá directamente a Chile con Nueva Zelandia y Australia, e indirectamente con Asia, continente con el que Australia tiene múltiples conexiones. Así se despeja uno de los proyectos del programa del Gobierno.
Un cable de este tipo supone importantes ventajas respecto de la situación actual. Si bien el país tiene buenas conexiones submarinas con los Estados Unidos, hoy las conexiones con Asia deben pasar primero por el país del norte. Así, la enorme distancia que deben recorrer las señales aumenta la latencia, es decir, hace más lenta la respuesta ante una petición del usuario. Esto significa que para muchas utilizaciones (como en finanzas, data centers y juegos interactivos), la calidad de servicio no es aceptable. Un trazado directo permite reducir drásticamente esos tiempos en el caso de los países de Oceanía, y si bien el paso al resto de Asia tendrá algún costo, la latencia será mucho menor que hoy.
La forma que tomó el proyecto tiene inevitables alcances geopolíticos. Australia y Nueva Zelandia comparten intereses con Chile en materias comerciales y también deben manejar un difícil equilibrio entre el destino de sus exportaciones (principalmente China) y su independencia en política exterior. Dado que nuestro principal socio comercial es también Beijing, la elección de trazado fue objeto de inquietud. China acostumbra usar su política comercial en apoyo de su política diplomática, como lo han experimentado países como Australia, Canadá y varios europeos. En este caso, la nación asiática estaba interesada en el proyecto y habría deseado que el cable terminara en su país. Por su parte, los Estados Unidos declararon que, por motivos de seguridad, Chile arriesgaba ser excluido de un acceso fácil a datos norteamericanos si el cable terminaba en China. Esta declaración encuentra su contraparte en las acusaciones contra Beijing de agresivo espionaje tecnológico. Además, el Estado chino apoya fuertemente la penetración de ciertas tecnologías que según Washington podrían ser utilizadas con estos fines, como el 5G.
Independientemente de estas consideraciones geopolíticas —que relevan el apoyo de Brasil al proyecto—, dotar al país de una conexión directa con Oceanía y Asia ofrece oportunidades para transformar a Chile en el centro de un hub regional de datos. Un examen de los trazados de cables de transmisión muestra que Chile se encuentra hoy en la periferia de los circuitos mundiales. Una conexión a través del Pacífico nos convertiría en el centro de las comunicaciones de datos desde América del Sur a Oceanía y Asia, favoreciendo la instalación de empresas de este rubro en el país. Dados los múltiples cables de datos (trasandinos hacia Europa, submarinos hacia Estados Unidos y Oceanía-Asia), ofreceríamos más seguridad y tiempos de respuesta rápidos hacia gran parte del planeta. Se trata, pues, de un proyecto que contribuirá de modo relevante al desarrollo nacional.
Fuente: El Mercurio, Lunes 03 de Agosto de 2020
Cable submarino
EL MERCURIO – Chile ha anunciado el trazado preliminar del primer cable óptico submarino que conectará Sudamérica con países al otro lado del Pacífico. El proyecto unirá directamente a Chile con Nueva Zelandia y Australia, e indirectamente con Asia, continente con el que Australia tiene múltiples conexiones. Así se despeja uno de los proyectos del programa del Gobierno.
Un cable de este tipo supone importantes ventajas respecto de la situación actual. Si bien el país tiene buenas conexiones submarinas con los Estados Unidos, hoy las conexiones con Asia deben pasar primero por el país del norte. Así, la enorme distancia que deben recorrer las señales aumenta la latencia, es decir, hace más lenta la respuesta ante una petición del usuario. Esto significa que para muchas utilizaciones (como en finanzas, data centers y juegos interactivos), la calidad de servicio no es aceptable. Un trazado directo permite reducir drásticamente esos tiempos en el caso de los países de Oceanía, y si bien el paso al resto de Asia tendrá algún costo, la latencia será mucho menor que hoy.
La forma que tomó el proyecto tiene inevitables alcances geopolíticos. Australia y Nueva Zelandia comparten intereses con Chile en materias comerciales y también deben manejar un difícil equilibrio entre el destino de sus exportaciones (principalmente China) y su independencia en política exterior. Dado que nuestro principal socio comercial es también Beijing, la elección de trazado fue objeto de inquietud. China acostumbra usar su política comercial en apoyo de su política diplomática, como lo han experimentado países como Australia, Canadá y varios europeos. En este caso, la nación asiática estaba interesada en el proyecto y habría deseado que el cable terminara en su país. Por su parte, los Estados Unidos declararon que, por motivos de seguridad, Chile arriesgaba ser excluido de un acceso fácil a datos norteamericanos si el cable terminaba en China. Esta declaración encuentra su contraparte en las acusaciones contra Beijing de agresivo espionaje tecnológico. Además, el Estado chino apoya fuertemente la penetración de ciertas tecnologías que según Washington podrían ser utilizadas con estos fines, como el 5G.
Independientemente de estas consideraciones geopolíticas —que relevan el apoyo de Brasil al proyecto—, dotar al país de una conexión directa con Oceanía y Asia ofrece oportunidades para transformar a Chile en el centro de un hub regional de datos. Un examen de los trazados de cables de transmisión muestra que Chile se encuentra hoy en la periferia de los circuitos mundiales. Una conexión a través del Pacífico nos convertiría en el centro de las comunicaciones de datos desde América del Sur a Oceanía y Asia, favoreciendo la instalación de empresas de este rubro en el país. Dados los múltiples cables de datos (trasandinos hacia Europa, submarinos hacia Estados Unidos y Oceanía-Asia), ofreceríamos más seguridad y tiempos de respuesta rápidos hacia gran parte del planeta. Se trata, pues, de un proyecto que contribuirá de modo relevante al desarrollo nacional.
Fuente: El Mercurio, Lunes 03 de Agosto de 2020