LA DISCUSIÓN – El agua para el consumo humano (98,9%), agropecuario (82,1%) y medioambiental (76,4%) fueron las opciones prioritarias para el uso de los recursos hídricos de las 41.358 personas que participaron en la primera Consulta digital del agua, impulsada por la Mesa nacional del agua, instancia interministerial y multisectorial convocada por el Presidente de la República.
De esta forma, se concluye que el desafío de la seguridad hídrica coincide con los usos prioritarios identificados por la ciudadanía. En este punto, la importancia del uso agropecuario es más alta en el sector rural (86%) que en el urbano (81%) y la medioambiental tiene más fuerza en las ciudades (77%) que en el campo (72%), además, se advierte que no existe una oposición sino que un uso complementario.
Sin embargo, respecto a los desafíos, los participantes señalaron como los más importantes la conservación de las fuentes naturales y aspectos relacionados con el marco normativo, como mejorar las leyes (58,3%) y la propiedad de las aguas (46%), mientras que recién en cuarto lugar figura la entrega de soluciones por la escasez hídrica (35,7%), cifra que se eleva en el norte.
Precisamente, la necesidad de concientizar a la ciudadanía y a las autoridades sobre la gravedad de la crisis hídrica fue el tema principal abordado ayer en la primera reunión del año de la mesa público-privada “Todo Ñuble cuida el agua”, instancia que reúne a 14 organizaciones lideradas por La Discusión en la que sus socios lamentaron la demora en la concreción de los proyectos de embalses en la región.
En Ñuble, las autoridades han anunciado que se generarán instancias que permitan poner en práctica ítemes de la encuesta, lo que sería un avance en el sentido correcto a la luz de lo obrado a nivel regional en materia de gestión del recurso. Como se recordará, la actual administración intentó sin éxito instalar una mesa regional del agua que buscaba integrar las miradas de los distintos actores involucrados.
Sería injusto no reconocer el trabajo del Gobierno Regional, por ejemplo, en sistemas de agua potable rural o en el fomento al riego en pequeños y medianos agricultores; pero se debe admitir también que entre la emergencia del estallido social y la crisis sanitaria se ha perdido la celeridad que la actual administración intentó imprimir en un comienzo, como se evidenció en los tropiezos de dos emblemáticos proyectos de embalses, en las dificultades para acordar una solución al problema de los blancos del Laja-Diguillín y en la virtual paralización de iniciativas para mejorar la gestión y el monitoreo de acuíferos.
Hoy, más que consultas y nuevos diagnósticos se necesita actuar con sentido de urgencia frente a una crisis que ya está instalada y cuyas consecuencias dependerán de la capacidad de abordarla con decisión y liderazgo.
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Fuente: La Discusión, Jueves 11 de Junio de 2020