LA TERCERA – La honesta y cruda confesión del ministro Mañalich ante el aumento de hacinamiento en cités y condominios sociales de Santiago puso en relevancia el factor urbano en la crisis del Covid-19. Si en las primeras cuarentenas del sector oriente fue relativamente fácil obedecer y quedarse en casa, otra cosa es cuando se vive en departamentos de 30 m2 en barrios homogéneos de la periferia sin acceso a servicios y comercio o arrendando una pieza entre varias familias en barrios centrales bien equipados.
En cuanto a los conjuntos sociales en la periferia, el hacinamiento y falta de equipamiento ya eran conocidos y reconocidos por nuestras autoridades, con programas de regeneración de conjuntos habitacionales del Minvu. Si bien muchos estigmatizan Bajos de Mena en Puente Alto, -y queda mucho por avanzar para que sea un barrio integral-, el programa de barrios ha significado importantes avances para esa comunidad, con la construcción del parque Juan Pablo Segundo, una nueva comisaría, centro cívico, canchas deportivas y la anunciada llegada del Metro. El problema es que nos demoramos más de 15 años en hacer ciudad en medio de esa acumulación de bloques, priorizando temas menos urgentes.
En estos 15 años también miles de familias jóvenes y migrantes volvieron a los centros urbanos, tratando de vivir cerca de las oportunidades, y así también aumentaron los campamentos y cités. Ya lo adelantaron Techo y el Minvu el año pasado ante el dramático aumento de 28 mil a cerca de 50 mil familias viviendo en campamentos, reconociendo que un tercio habían llegado porque no tenían cómo pagar el arriendo.
Esta columna ya había adelantado que carencia de oportunidades en las periferias y la falta de acceso a vivienda de bajo costo en zonas centrales detonarían el próximo estallido social, pero el Covid se encargó de adelantarlo. El reconocimiento del ministro al hacinamiento en las comunidades más vulnerables da cuenta que no era viable cumplir con el “quédate en tu casa” y ahora suenan con fuerza voces críticas como las de los urbanistas Ana Sugranyes y Alfredo Rodríguez que contraponen a la estrategia del gobierno la idea del “Quédate en tu barrio”, apelando a la historia de cohesión, ollas comunes y otras prácticas sociales en muchas de esas comunidades. En otras palabras, fomentar la idea de la “ciudad 15 minutos” que hoy es parte de la Agenda Social Urbana del CNDU.
El problema de la ciudad 15 minutos es que nuestras ciudades han apuntado a lo contrario, con barrios homogéneos en las periferias y poca oferta de vivienda accesible en zonas centrales. Un estudio reciente del Centro de Inteligencia Territorial de la UAI indica que solo un 9% de los hogares de la Región Metropolitana cumpliría con el ideal de ciudad 15 minutos. Este factor mejora en regiones y ciudades intermedias, pero da cuenta de un problema de fondo, y es que así como el ministro se dio cuenta que muchos no pueden quedarse en casa, hay un 91% de hogares en Santiago que tampoco pueden quedarse en su barrio. Una vez que salgamos de la emergencia y logremos un acuerdo nacional, tendremos que revisar las agendas políticas y reformas sociales para poner a las ciudades resilientes e integradas como prioridad.
Fuente: La Tercera, Domingo 31 de Mayo de 2020