EL MERCURIO – El Gobierno continúa con sus planes para introducir el 5G en Chile. Para ello, espera licitar el espectro requerido una vez que la Corte Suprema termine de revisar las reclamaciones por los límites de participación de los operadores. Estos, por su parte, muestran interés en invertir en la nueva tecnología.
Como lo ha evidenciado la pandemia, resulta cada vez más importante disponer de comunicaciones de alta calidad para realizar tareas que van desde la educación hasta las reuniones de oficina y otras formas de colaboración o trabajo grupal. Una ventaja de la tecnología 5G es que permite ofrecer un servicio de buena calidad a un menor costo que el de instalar fibra óptica, si bien esta tiene mayor capacidad de expansión futura.
Con todo, pese a la atención mediática recibida, sus efectos, al principio, serán evolutivos y no revolucionarios. Probablemente, incluso, los usuarios percibirán un cambio menor que el experimentado al pasar de 3G a 4G. En efecto, la tecnología que se propone emplear en Chile usa tres zonas del espectro. Así, en el espectro bajo e intermedio, que operará inicialmente, los usuarios con teléfonos 5G notarán que la calidad promedio del servicio será similar a la de la tecnología 4G operando a máxima capacidad, lo que usualmente no ocurre. Ello no constituirá un gran cambio, pero sí permitirá que los hogares de menores ingresos, solo con conexión inalámbrica, puedan realizar sesiones de teletrabajo o clases a distancia con una señal de mayor calidad, casi sin los problemas de estabilidad que hoy enfrentan.
La verdadera promesa del 5G, sin embargo, se ubica en las bandas llamadas milimétricas, por encima de 20MHz. Dado que hay mucho espectro que se puede liberar en esas frecuencias, las capacidades de transmisión de datos son proporcionalmente mayores, hasta de 1GHz o más, con baja latencia (es decir, rápida respuesta). El problema es que las señales en estas frecuencias solo pueden recorrer unos 300 metros desde la antena y no logran atravesar paredes. Una alternativa es instalar muchas antenas, ya que los equipos son pequeños. La dificultad es que esto requiere una conexión de fibra óptica para poder ofrecer buen servicio, lo que eleva el costo y lo asimila a llegar con cables a los hogares. En localidades densas, sin embargo, podría ser una solución instalar una pequeña antena receptora dirigida hacia una antena de la respectiva empresa de telecomunicaciones, obteniendo comunicaciones punto a punto de buena calidad. Pese a ello, en las oficinas y los hogares con suficientes recursos debería seguir siendo preferida una conexión física.
Las mayores ventajas de esta tecnología aparecen en la industria, la minería o en la agricultura, en que se pueden instalar muchas antenas pequeñas para controlar máquinas y equipos inteligentes sin usar cables. A su vez, en los estadios y otros lugares de gran afluencia de público permitirá mantener el servicio pese a la intensa demanda. Sus usos en telemedicina, en cambio, podrían ser menos relevantes de lo que se ha publicitado, pues casi cualquier recinto de salud en que se realizaría una operación compleja debería tener acceso a internet cableado de alta calidad. También se ha pensado en aplicaciones en transporte autónomo, pero todo indica que, por seguridad, los fabricantes de vehículos prefieren que las decisiones de conducción residan en la inteligencia instalada en el vehículo; la tecnología inalámbrica 5G sería allí más bien un complemento, que proveería información adicional, pero no el núcleo de la conducción autónoma.
En resumen, los efectos iniciales de la introducción de tecnología 5G deberían ser modestos, pero con un importante rol futuro en aumentar la eficiencia de los procesos productivos. Resulta por ello importante que el país no retrase sus planes en este ámbito. Es de esperar que se lleven a cabo prontamente las licitaciones de espectro y el próximo año pueda comenzar a implementarse la nueva tecnología.
Fuente: El Mercurio, Martes 26 de Mayo de 2020
Lo que promete el 5G
EL MERCURIO – El Gobierno continúa con sus planes para introducir el 5G en Chile. Para ello, espera licitar el espectro requerido una vez que la Corte Suprema termine de revisar las reclamaciones por los límites de participación de los operadores. Estos, por su parte, muestran interés en invertir en la nueva tecnología.
Como lo ha evidenciado la pandemia, resulta cada vez más importante disponer de comunicaciones de alta calidad para realizar tareas que van desde la educación hasta las reuniones de oficina y otras formas de colaboración o trabajo grupal. Una ventaja de la tecnología 5G es que permite ofrecer un servicio de buena calidad a un menor costo que el de instalar fibra óptica, si bien esta tiene mayor capacidad de expansión futura.
Con todo, pese a la atención mediática recibida, sus efectos, al principio, serán evolutivos y no revolucionarios. Probablemente, incluso, los usuarios percibirán un cambio menor que el experimentado al pasar de 3G a 4G. En efecto, la tecnología que se propone emplear en Chile usa tres zonas del espectro. Así, en el espectro bajo e intermedio, que operará inicialmente, los usuarios con teléfonos 5G notarán que la calidad promedio del servicio será similar a la de la tecnología 4G operando a máxima capacidad, lo que usualmente no ocurre. Ello no constituirá un gran cambio, pero sí permitirá que los hogares de menores ingresos, solo con conexión inalámbrica, puedan realizar sesiones de teletrabajo o clases a distancia con una señal de mayor calidad, casi sin los problemas de estabilidad que hoy enfrentan.
La verdadera promesa del 5G, sin embargo, se ubica en las bandas llamadas milimétricas, por encima de 20MHz. Dado que hay mucho espectro que se puede liberar en esas frecuencias, las capacidades de transmisión de datos son proporcionalmente mayores, hasta de 1GHz o más, con baja latencia (es decir, rápida respuesta). El problema es que las señales en estas frecuencias solo pueden recorrer unos 300 metros desde la antena y no logran atravesar paredes. Una alternativa es instalar muchas antenas, ya que los equipos son pequeños. La dificultad es que esto requiere una conexión de fibra óptica para poder ofrecer buen servicio, lo que eleva el costo y lo asimila a llegar con cables a los hogares. En localidades densas, sin embargo, podría ser una solución instalar una pequeña antena receptora dirigida hacia una antena de la respectiva empresa de telecomunicaciones, obteniendo comunicaciones punto a punto de buena calidad. Pese a ello, en las oficinas y los hogares con suficientes recursos debería seguir siendo preferida una conexión física.
Las mayores ventajas de esta tecnología aparecen en la industria, la minería o en la agricultura, en que se pueden instalar muchas antenas pequeñas para controlar máquinas y equipos inteligentes sin usar cables. A su vez, en los estadios y otros lugares de gran afluencia de público permitirá mantener el servicio pese a la intensa demanda. Sus usos en telemedicina, en cambio, podrían ser menos relevantes de lo que se ha publicitado, pues casi cualquier recinto de salud en que se realizaría una operación compleja debería tener acceso a internet cableado de alta calidad. También se ha pensado en aplicaciones en transporte autónomo, pero todo indica que, por seguridad, los fabricantes de vehículos prefieren que las decisiones de conducción residan en la inteligencia instalada en el vehículo; la tecnología inalámbrica 5G sería allí más bien un complemento, que proveería información adicional, pero no el núcleo de la conducción autónoma.
En resumen, los efectos iniciales de la introducción de tecnología 5G deberían ser modestos, pero con un importante rol futuro en aumentar la eficiencia de los procesos productivos. Resulta por ello importante que el país no retrase sus planes en este ámbito. Es de esperar que se lleven a cabo prontamente las licitaciones de espectro y el próximo año pueda comenzar a implementarse la nueva tecnología.
Fuente: El Mercurio, Martes 26 de Mayo de 2020