LA TERCERA – El ambicioso plan presentado por el presidente chino, Xi Jinping, en 2013, busca conectar a gran parte de los continentes a través de las antiguas rutas marítimas y terrestres para establecer una moderna red de comercio. Nuestro país es visto para ser la conexión latinoamericana del plan asiático.
La “Ruta de la Seda” es un punto importante en la historia de las relaciones comerciales de China con el mundo. Dicha ruta de transporte conectó a las antiguas dinastías con zonas de Asia central y de la India, y en la que la seda, un tejido precioso imposible de encontrar en otro lado del planeta, era la principal mercancía. Por esos trazados circunnavegaron personajes como Marco Polo, quien viajó a principios del siglo XIII desde Venecia para adquirir productos que solo en Oriente podían ser encontrados.
Hoy, en pleno siglo XXI, la República Popular China, convertida en la nación más poblada del planeta que trabaja por convertirse en el líder de la economía mundial, busca retomar sus antiguas rutas comerciales. Es así como en octubre de 2013 el presidente Xi Jinping lanzó la iniciativa de “La Franja y la Ruta” -también conocida como One Belt, One Road-, propuesta a largo plazo del gigante asiático que plantea la construcción del cinturón económico y la ruta marítima de la “seda”, con objeto de construir una red de comercio e infraestructura que conecte Asia, Europa y África, además de América Latina, incrementando las antiguas rutas comerciales.
A ojos de Francisco Urdinez, profesor de Economía Política Internacional en la Pontificia Universidad Católica de Chile, se trata de una “estrategia de política externa que aglutina una serie de proyectos que canalizan un montón de inversión de bancos y fondos que se crearon para mejorar la conectividad de una serie de países con China”.
El proyecto y Latam
A mediados del siglo XVI, los barcos mercantes de China, cargados de productos como seda, porcelana y especias, cruzaban el océano Pacífico con rumbo al puerto mexicano de Acapulco, y de regreso transportaban a China productos agrícolas latinoamericanos como el maíz, la papa y el ají, inaugurando así la Ruta Marítima de la Seda en el Océano Pacífico.
Hoy día, como extensión natural de la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI, los países latinoamericanos miran con expectativas la Iniciativa china de la Franja y la Ruta, a la espera de afianzar los lazos con China y profundizar en la integración de intereses.
China se ha convertido en un socio comercial clave para la región, en el que nuestro país fue la primera nación sudamericana en establecer relaciones diplomáticas con China en diciembre de 1970, así como el primer país latinoamericano en firmar un acuerdo de libre comercio con la nación asiática en noviembre de 2005, transformándose en el principal socio comercial, representando en números aproximadamente el 26% del comercio exterior chileno.
EL 24 DE ABRIL DE 2019, EL PRESIDENTE SEBASTIÁN PIÑERA SOSTUVO EN BEIJING UNA REUNIÓN BILATERAL CON EL PRESIDENTE DE CHINA, XI JINPING, CON QUIEN ABORDÓ ASUNTOS PARA FOMENTAR EL INTERCAMBIO COMERCIAL, LA INVERSIÓN Y LAS RELACIONES ENTRE AMBOS PAÍSES.
En noviembre de 2018, Chile firmó con China un memorándum de entendimiento para impulsar conjuntamente el proyecto de la Franja y la Ruta, y se prevé un mayor crecimiento en su relación comercial bajo dicha iniciativa y la actualización del Tratado de Libre Comercio.
Según cifras de la Administración General de Aduanas de China, en 2018 el intercambio comercial entre China y Chile superó los 42.000 millones de dólares, con un aumento interanual de 20,1 por ciento.
Felipe Enero, representante de la Red Chile-China y el Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos de China en Beijing, mantiene positivas perspectivas sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta para la cooperación en todos los ámbitos entre China y Chile. “Hoy, China es el primer socio comercial de Chile en materias de importación y exportación, y gracias a esta actualización del acuerdo de libre comercio, se proyecta una intensificación de las relaciones comerciales en materia tecnológica y de telecomunicación” dijo Enero.
A su turno, Tomás Figueroa, gerente de venta en Asia-Pacífico de la empresa chilena Mawida, que se dedica a la producción y el tráfico de vino. Desde 2016 hasta 2018, Figueroa vivió en China para explorar el comercio del vino en este mercado de gran potencial. Según él, China es un mercado muy atractivo que está en amplio crecimiento y desarrollo. “El vino chileno puede ingresar al territorio chino sin aranceles, hecho que le hizo más competitivo en el precio en comparación con el producto de otros países”, dijo Figueroa.
Fuente: La Tercera, Miércoles 01 de Enero de 2020