EL MERCURIO – Último informe de la DGA evidencia el efecto que la falta de lluvias está teniendo en los caudales de los ríos de la zona centro sur y en el agua embalsada. Y para colmo, en la entidad adelantan que el próximo reporte de deshielos que darán a conocer en los próximos días “no viene bueno”. En el agro ya hay voces que llaman a priorizar cultivos que usen menos agua y a dejar de lado los otros. Jessica Marticorena.
Desde junio, el Ministerio de Obras Públicas ha decretado zona de escasez hídrica en 88 comunas del país, en las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y Maule, lo que equivale al 25% de todos los municipios nacionales. Y el panorama está lejos de mejorar, previéndose que la lista de comunas afectadas siga aumentando, adelanta Oscar Cristi, director de la Dirección General de Aguas (DGA). “La situación hoy es grave. Estamos enfrentando una sequía muy profunda, solo comparable con la gran sequía que tuvimos en 1968, y si esto continúa y no hacemos nada, podría ser aún más profunda”, advierte. Y entrega un dato revelador: el registro de nieve acumulada en la estación Portillo sitúa a la Región de Valparaíso en el peor escenario hídrico en los últimos 59 años.
El 24 de septiembre próximo, la DGA dará a conocer el pronóstico de los caudales de deshielo para la temporada de riego 2019-2020 y aunque en el organismo se encuentran aún procesando la información, Cristi anticipa que “no viene bueno”.
Este escenario pesimista ya lo plasma el último informe pluviométrico, fluviométrico, del estado de embalses y de las aguas subterráneas que elabora la DGA, correspondiente al mes de agosto, un verdadero mapa de la situación hídrica del país, con los últimos datos actualizados. El reporte evidencia el dramático descenso del agua disponible en el país, con la persistente disminución de las precipitaciones y de los caudales de los ríos en las principales cuencas, agudizando los déficits.
“Los resultados cuantifican la disminución de la disponibilidad hídrica en gran parte del país como consecuencia del cambio climático y también de la demanda que se ha mantenido constante, lo que ha provocado que estemos enfrentado una sequía estructural en Chile y una situación más permanente que transitoria”, explica Cristi.
“Todos los ríos tienen caudales que están por debajo de sus promedios”
Los datos contenidos en el informe muestran que a excepción de los extremos norte y sur del país, entre las regiones de Atacama hasta Aysén las precipitaciones acumuladas a agosto, en comparación con el promedio histórico para la misma fecha entre los años 1981 y 2010, registran importantes déficits, siendo el mayor el que evidencia Atacama, con un -99% (ver infografía). Incluso en la zona sur de Chile, donde tradicionalmente llueve en abundancia, también hay déficits. “Llama la atención lo que ocurre en la zona sur del país, donde, por ejemplo, en Biobío las precipitaciones actuales comparadas con su promedio histórico registran un déficit de -41%, en La Araucanía es de un -36% y en Los Lagos de -21%, lo que es un déficit relevante para esas zonas”, comenta Rodrigo Weisner, exdirector de la DGA y socio de Puga Ortiz Abogados.
Esta situación, por cierto, se traslada a los caudales de los ríos, que han disminuido de manera persistente. “Todos los ríos tienen caudales que están por debajo de sus promedios y, entre los ríos Choapa y Maule, por debajo de su mínimo histórico”, explican en la DGA.
La situación más crítica es la que ocurre con el río La Ligua, cuyo caudal marca un -94% para el mes de agosto, en comparación a su promedio histórico medido entre los años 1981 y 2010; mientras, el Petorca se encuentra –92% bajo su promedio histórico, y el Mapocho, en la Región Metropolitana, está por debajo de su caudal promedio histórico en un -82%. Solo Biobío anota una cifra positiva del 1%.
Por lo mismo, los embalses también presentan un déficit con respecto a sus promedios, que alcanza un -34% como media total general del país. El mayor déficit corresponde a los embalses mixtos, dedicados a la generación y al riego, con -55%.
Actualmente, los embalses están almacenando solo un 42% de su capacidad total. De los embalses más grandes, el Colbún registra una acumulación de agua del 50%, mientras la laguna del Maule tiene solo un 28% de acumulación de agua respecto de su capacidad máxima, y la laguna del Laja llega a un 22%. De menor capacidad, pero en una situación más crítica se encuentra el embalse Peñuelas, con apenas un 2% de acumulación de agua. Los de tamaño mediano se encuentran por encima de la media, como el Yeso, cuya acumulación de agua alcanza un 45% y La Paloma, con un 59% de su capacidad.
“La foto actual es que estamos peor que el año pasado en la gran mayoría del país, y lo que es preocupante es la tendencia persistente a la baja en el nivel de los caudales de los ríos, en el volumen de agua embalsada y en las precipitaciones. Necesitas cinco años para recuperar la laguna del Maule y cuatro años para normalizar la laguna del Laja. El Yeso y La Paloma requieren dos años”, subraya Rodrigo Weisner.
Cómo mitigar los efectos
En la DGA mencionan que están trabajando en una serie de iniciativas para mitigar los efectos de la menor disponibilidad de agua en Chile, principalmente en las zonas norte y centro. Una de ellas es la elaboración de planes de gestión a 10 años para las 101 cuencas del país. Hasta el momento se han licitado los planes para las cuencas de los ríos Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí, Choapa, Quilimarí, Ligua, Petorca, Aconcagua y Maule.
Junto con eso, implementarán una nueva tecnología para la fiscalización y el monitoreo de extracción ilegal del agua, con el uso de drones e imágenes satelitales. “Estamos desarrollando una política integral que busca eficientar el uso del agua, dar seguridad hídrica y certeza jurídica para que los chilenos tengan acceso a agua de forma más segura’, enfatiza Cristi.
En paralelo, el MOP envió al Congreso el proyecto de ley de reforma al Código de Aguas, elaborado por la DGA, que prioriza las reservas para consumo humano, establece un nuevo tipo de derecho de agua con fines no extractivos para la conservación ambiental, define medidas para combatir la especulación y el no uso del agua, reconoce los recursos subterráneos y promueve el pago para la entrega de los derechos de agua a través de remates. A juicio del director de la DGA, “es necesario regular el ejercicio de los derechos de agua, es decir, que si hay agua se distribuya correctamente y que el consumo se limite a los niveles sustentables”, dice, y menciona otras dos medidas que considera necesarias. “Tiene que haber un cambio en la matriz productiva, porque hoy el 72% del agua lo consume la agricultura”, apunta. Explica que es necesario mejorar la eficiencia del riego, porque por ejemplo, “regar por inundación tiene una eficiencia del 30%, mientras que con riego tecnificado se obtiene un 95%”. Además, añade, “se requiere infraestructura y hay que generar las condiciones e incentivos para que los privados inviertan. Hoy la normativa está al debe. Hay que facilitar la construcción de plantas desaladoras, cuidando el impacto ambiental, y la recarga de acuíferos, entre otras cosas”.
Para Eugenio Celedón, gerente general de Hidrogestión, firma especialista en obras de ingeniería hidráulica y sanitaria, que ha hecho propuestas a Aguas Andinas para enfrentar los cortes de agua potable y ha trabajado con juntas de vigilancia de Elqui, Choapa y Limarí, hace falta una mirada país de largo plazo sobre cómo resolver la escasez hídrica. Dice que el proyecto de carretera hídrica, que propone llevar agua desde la VIII a la Metropolitana, y la iniciativa Aquatacama, que considera construir una tubería submarina, “son soluciones complementarias, cada una tiene su valor y beneficio”. Más relevante, agrega, “es potenciar el trabajo de los propios usuarios, que administren el agua en base a la disponibilidad, se organicen y distribuyan los recursos de manera equilibrada. Las soluciones individuales nunca son mejores que las colectivas”.
Fuente: El Mercurio, Domingo 15 de Septiembre de 2019
Mapa de la sequía en Chile por región: caudal del río La Ligua está 94% bajo su promedio histórico y embalse Peñuelas solo acumula el 2% de su capacidad total
EL MERCURIO – Último informe de la DGA evidencia el efecto que la falta de lluvias está teniendo en los caudales de los ríos de la zona centro sur y en el agua embalsada. Y para colmo, en la entidad adelantan que el próximo reporte de deshielos que darán a conocer en los próximos días “no viene bueno”. En el agro ya hay voces que llaman a priorizar cultivos que usen menos agua y a dejar de lado los otros. Jessica Marticorena.
Desde junio, el Ministerio de Obras Públicas ha decretado zona de escasez hídrica en 88 comunas del país, en las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y Maule, lo que equivale al 25% de todos los municipios nacionales. Y el panorama está lejos de mejorar, previéndose que la lista de comunas afectadas siga aumentando, adelanta Oscar Cristi, director de la Dirección General de Aguas (DGA). “La situación hoy es grave. Estamos enfrentando una sequía muy profunda, solo comparable con la gran sequía que tuvimos en 1968, y si esto continúa y no hacemos nada, podría ser aún más profunda”, advierte. Y entrega un dato revelador: el registro de nieve acumulada en la estación Portillo sitúa a la Región de Valparaíso en el peor escenario hídrico en los últimos 59 años.
El 24 de septiembre próximo, la DGA dará a conocer el pronóstico de los caudales de deshielo para la temporada de riego 2019-2020 y aunque en el organismo se encuentran aún procesando la información, Cristi anticipa que “no viene bueno”.
Este escenario pesimista ya lo plasma el último informe pluviométrico, fluviométrico, del estado de embalses y de las aguas subterráneas que elabora la DGA, correspondiente al mes de agosto, un verdadero mapa de la situación hídrica del país, con los últimos datos actualizados. El reporte evidencia el dramático descenso del agua disponible en el país, con la persistente disminución de las precipitaciones y de los caudales de los ríos en las principales cuencas, agudizando los déficits.
“Los resultados cuantifican la disminución de la disponibilidad hídrica en gran parte del país como consecuencia del cambio climático y también de la demanda que se ha mantenido constante, lo que ha provocado que estemos enfrentado una sequía estructural en Chile y una situación más permanente que transitoria”, explica Cristi.
“Todos los ríos tienen caudales que están por debajo de sus promedios”
Los datos contenidos en el informe muestran que a excepción de los extremos norte y sur del país, entre las regiones de Atacama hasta Aysén las precipitaciones acumuladas a agosto, en comparación con el promedio histórico para la misma fecha entre los años 1981 y 2010, registran importantes déficits, siendo el mayor el que evidencia Atacama, con un -99% (ver infografía). Incluso en la zona sur de Chile, donde tradicionalmente llueve en abundancia, también hay déficits. “Llama la atención lo que ocurre en la zona sur del país, donde, por ejemplo, en Biobío las precipitaciones actuales comparadas con su promedio histórico registran un déficit de -41%, en La Araucanía es de un -36% y en Los Lagos de -21%, lo que es un déficit relevante para esas zonas”, comenta Rodrigo Weisner, exdirector de la DGA y socio de Puga Ortiz Abogados.
Esta situación, por cierto, se traslada a los caudales de los ríos, que han disminuido de manera persistente. “Todos los ríos tienen caudales que están por debajo de sus promedios y, entre los ríos Choapa y Maule, por debajo de su mínimo histórico”, explican en la DGA.
La situación más crítica es la que ocurre con el río La Ligua, cuyo caudal marca un -94% para el mes de agosto, en comparación a su promedio histórico medido entre los años 1981 y 2010; mientras, el Petorca se encuentra –92% bajo su promedio histórico, y el Mapocho, en la Región Metropolitana, está por debajo de su caudal promedio histórico en un -82%. Solo Biobío anota una cifra positiva del 1%.
Por lo mismo, los embalses también presentan un déficit con respecto a sus promedios, que alcanza un -34% como media total general del país. El mayor déficit corresponde a los embalses mixtos, dedicados a la generación y al riego, con -55%.
Actualmente, los embalses están almacenando solo un 42% de su capacidad total. De los embalses más grandes, el Colbún registra una acumulación de agua del 50%, mientras la laguna del Maule tiene solo un 28% de acumulación de agua respecto de su capacidad máxima, y la laguna del Laja llega a un 22%. De menor capacidad, pero en una situación más crítica se encuentra el embalse Peñuelas, con apenas un 2% de acumulación de agua. Los de tamaño mediano se encuentran por encima de la media, como el Yeso, cuya acumulación de agua alcanza un 45% y La Paloma, con un 59% de su capacidad.
“La foto actual es que estamos peor que el año pasado en la gran mayoría del país, y lo que es preocupante es la tendencia persistente a la baja en el nivel de los caudales de los ríos, en el volumen de agua embalsada y en las precipitaciones. Necesitas cinco años para recuperar la laguna del Maule y cuatro años para normalizar la laguna del Laja. El Yeso y La Paloma requieren dos años”, subraya Rodrigo Weisner.
Cómo mitigar los efectos
En la DGA mencionan que están trabajando en una serie de iniciativas para mitigar los efectos de la menor disponibilidad de agua en Chile, principalmente en las zonas norte y centro. Una de ellas es la elaboración de planes de gestión a 10 años para las 101 cuencas del país. Hasta el momento se han licitado los planes para las cuencas de los ríos Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí, Choapa, Quilimarí, Ligua, Petorca, Aconcagua y Maule.
Junto con eso, implementarán una nueva tecnología para la fiscalización y el monitoreo de extracción ilegal del agua, con el uso de drones e imágenes satelitales. “Estamos desarrollando una política integral que busca eficientar el uso del agua, dar seguridad hídrica y certeza jurídica para que los chilenos tengan acceso a agua de forma más segura’, enfatiza Cristi.
En paralelo, el MOP envió al Congreso el proyecto de ley de reforma al Código de Aguas, elaborado por la DGA, que prioriza las reservas para consumo humano, establece un nuevo tipo de derecho de agua con fines no extractivos para la conservación ambiental, define medidas para combatir la especulación y el no uso del agua, reconoce los recursos subterráneos y promueve el pago para la entrega de los derechos de agua a través de remates. A juicio del director de la DGA, “es necesario regular el ejercicio de los derechos de agua, es decir, que si hay agua se distribuya correctamente y que el consumo se limite a los niveles sustentables”, dice, y menciona otras dos medidas que considera necesarias. “Tiene que haber un cambio en la matriz productiva, porque hoy el 72% del agua lo consume la agricultura”, apunta. Explica que es necesario mejorar la eficiencia del riego, porque por ejemplo, “regar por inundación tiene una eficiencia del 30%, mientras que con riego tecnificado se obtiene un 95%”. Además, añade, “se requiere infraestructura y hay que generar las condiciones e incentivos para que los privados inviertan. Hoy la normativa está al debe. Hay que facilitar la construcción de plantas desaladoras, cuidando el impacto ambiental, y la recarga de acuíferos, entre otras cosas”.
Para Eugenio Celedón, gerente general de Hidrogestión, firma especialista en obras de ingeniería hidráulica y sanitaria, que ha hecho propuestas a Aguas Andinas para enfrentar los cortes de agua potable y ha trabajado con juntas de vigilancia de Elqui, Choapa y Limarí, hace falta una mirada país de largo plazo sobre cómo resolver la escasez hídrica. Dice que el proyecto de carretera hídrica, que propone llevar agua desde la VIII a la Metropolitana, y la iniciativa Aquatacama, que considera construir una tubería submarina, “son soluciones complementarias, cada una tiene su valor y beneficio”. Más relevante, agrega, “es potenciar el trabajo de los propios usuarios, que administren el agua en base a la disponibilidad, se organicen y distribuyan los recursos de manera equilibrada. Las soluciones individuales nunca son mejores que las colectivas”.
Fuente: El Mercurio, Domingo 15 de Septiembre de 2019