Lunes, Diciembre 23, 2024

Un buen manejo de las aguas subterráneas ayuda a sobrellevar mejor los períodos de sequía

EL MERCURIO – El 20% del agua que consume Perth, una ciudad australiana del suroeste, está bajo tierra. Almacenada en acuíferos, o enormes piscinas naturales subterráneas, ella fluye sin interrupciones, incluso en los períodos de sequía. El secreto está en la recarga constante de esos gigantescos estanques para que el nivel del agua no baje demasiado.
Si bien en Chile hay algunas experiencias con el manejo de acuíferos, estas son pocas. Por eso CSIRO Chile organizó para hoy un seminario sobre el tema, oportunidad donde se hablará de las distintas técnicas en la materia y, además, se lanzará la iniciativa Latinmar, que busca propiciar el manejo de acuíferos en la región.
Primeras experiencias
Hace un año, en el sector de Nantoco, en la comuna de Tierra Amarilla, se construyeron piscinas de infiltración en el río Copiapó. El objetivo de estas lagunas artificiales es acumular parte de los 10 millones de metros cúbicos que se pierden por infiltración en el tranque Lautaro. Con ellas, el agua acumulada recarga los acuíferos de la zona y se obtiene una reserva de agua constante.
“Perth tiene 3 millones de habitantes y el manejo de acuíferos ha permitido que estos sean una fuente constante de agua para abastecer a toda esa población”, dice Declan Page, líder del grupo de Tecnologías de Contaminación y Remediación de Aguas Subterráneas de CSIRO Australia. El experto está en el país para participar en el seminario.
Si bien depende del acuífero y de la fuente de agua disponible, en términos generales lo que se hace es almacenar agua de lluvia o redireccionar el caudal de los ríos cuando estos no son usados totalmente. Así se evita la pérdida de agua en tiempos de abundancia y, al mismo tiempo, se asegura el nivel de lo almacenado. Dependiendo de las condiciones específicas de cada lugar y del uso posterior que se le dará al agua, esta es tratada tanto al entrar como al salir de su almacenamiento subterráneo, así como también se la monitorea dentro del acuífero para conocer su nivel y calidad.
“Es cierto que en algunas condiciones el agua con la que se recargan los acuíferos puede tener contaminantes, pero la misma estructura subterránea actúa como un filtro natural”, explica Declan Page. Al pasar el agua a través del suelo, desde las piscinas de infiltración al acuífero, por ejemplo, van quedando en el camino virus o bacterias. Incluso, si el agua viene con pesticidas, estos también terminan degradándose con el tiempo, agrega el experto. De todas formas, si el agua es para consumo humano, se la trata para garantizar su inocuidad.
El manejo no es algo nuevo, lo hacían los indios en la antigüedad, así como los incas o los españoles en la Edad Media, pero la tecnología actual puede hacer mucho más eficiente el uso del recurso, dice Edmundo Claro, director de investigación de Agua y Territorio de CSIRO Chile.
Con las condiciones climáticas actuales, el agua subterránea se está volviendo más importante en el mundo, así como también su manejo. Ella tiene que ser parte de una gestión hídrica integrada que no solo va a contribuir a la seguridad hídrica, sino también a enfrentar los períodos de sequía, dice el investigador.
“En algún momento siempre vuelve a llover y las proyecciones dicen que los eventos de precipitaciones serán cada vez más intensos en muchas partes”, agrega Page. Y con ello también crecerán las posibilidades de que el agua que no se use se desperdicie más rápidamente. “Chile tiene una gran desafío, ya que por su geografía el agua fluye muy rápidamente hacia el mar. Por ello se deben idear sistemas que puedan contenerla antes de que eso ocurra”, termina.

Esta piscina artificial en la comuna de Tierra Amarilla se encuentra sobre un acuífero
que permite aprovechar el agua del río Copiapó que antes se perdía. CSIRO Chile

Fuente: El Mercurio, Jueves 29 de Agosto de 2019

EL MERCURIO – El 20% del agua que consume Perth, una ciudad australiana del suroeste, está bajo tierra. Almacenada en acuíferos, o enormes piscinas naturales subterráneas, ella fluye sin interrupciones, incluso en los períodos de sequía. El secreto está en la recarga constante de esos gigantescos estanques para que el nivel del agua no baje demasiado.
Si bien en Chile hay algunas experiencias con el manejo de acuíferos, estas son pocas. Por eso CSIRO Chile organizó para hoy un seminario sobre el tema, oportunidad donde se hablará de las distintas técnicas en la materia y, además, se lanzará la iniciativa Latinmar, que busca propiciar el manejo de acuíferos en la región.
Primeras experiencias
Hace un año, en el sector de Nantoco, en la comuna de Tierra Amarilla, se construyeron piscinas de infiltración en el río Copiapó. El objetivo de estas lagunas artificiales es acumular parte de los 10 millones de metros cúbicos que se pierden por infiltración en el tranque Lautaro. Con ellas, el agua acumulada recarga los acuíferos de la zona y se obtiene una reserva de agua constante.
“Perth tiene 3 millones de habitantes y el manejo de acuíferos ha permitido que estos sean una fuente constante de agua para abastecer a toda esa población”, dice Declan Page, líder del grupo de Tecnologías de Contaminación y Remediación de Aguas Subterráneas de CSIRO Australia. El experto está en el país para participar en el seminario.
Si bien depende del acuífero y de la fuente de agua disponible, en términos generales lo que se hace es almacenar agua de lluvia o redireccionar el caudal de los ríos cuando estos no son usados totalmente. Así se evita la pérdida de agua en tiempos de abundancia y, al mismo tiempo, se asegura el nivel de lo almacenado. Dependiendo de las condiciones específicas de cada lugar y del uso posterior que se le dará al agua, esta es tratada tanto al entrar como al salir de su almacenamiento subterráneo, así como también se la monitorea dentro del acuífero para conocer su nivel y calidad.
“Es cierto que en algunas condiciones el agua con la que se recargan los acuíferos puede tener contaminantes, pero la misma estructura subterránea actúa como un filtro natural”, explica Declan Page. Al pasar el agua a través del suelo, desde las piscinas de infiltración al acuífero, por ejemplo, van quedando en el camino virus o bacterias. Incluso, si el agua viene con pesticidas, estos también terminan degradándose con el tiempo, agrega el experto. De todas formas, si el agua es para consumo humano, se la trata para garantizar su inocuidad.
El manejo no es algo nuevo, lo hacían los indios en la antigüedad, así como los incas o los españoles en la Edad Media, pero la tecnología actual puede hacer mucho más eficiente el uso del recurso, dice Edmundo Claro, director de investigación de Agua y Territorio de CSIRO Chile.
Con las condiciones climáticas actuales, el agua subterránea se está volviendo más importante en el mundo, así como también su manejo. Ella tiene que ser parte de una gestión hídrica integrada que no solo va a contribuir a la seguridad hídrica, sino también a enfrentar los períodos de sequía, dice el investigador.
“En algún momento siempre vuelve a llover y las proyecciones dicen que los eventos de precipitaciones serán cada vez más intensos en muchas partes”, agrega Page. Y con ello también crecerán las posibilidades de que el agua que no se use se desperdicie más rápidamente. “Chile tiene una gran desafío, ya que por su geografía el agua fluye muy rápidamente hacia el mar. Por ello se deben idear sistemas que puedan contenerla antes de que eso ocurra”, termina.

Esta piscina artificial en la comuna de Tierra Amarilla se encuentra sobre un acuífero
que permite aprovechar el agua del río Copiapó que antes se perdía. CSIRO Chile

Fuente: El Mercurio, Jueves 29 de Agosto de 2019

TITULARES