Domingo, Noviembre 24, 2024

Sanitarias destinarán más de US$ 600 millones para enfrentar efectos de la sequía

EL MERCURIO – La sequía que afecta al país desde 2009 ha comenzado a modificar los planes de inversión de las empresas sanitarias, que deben asegurar el suministro de agua en un marco de déficit hídrico y aumento de la población en las ciudades.
“El Mercurio” contactó a dichas compañías para conocer qué hacen actualmente para enfrentar el escenario de megasequía.
La mayor parte de la inversión se destina al desarrollo de plantas desalinizadoras en el norte, mientras que en el centro y sur del país se trabaja en fortalecer la infraestructura existente y en conectar zonas a través de tuberías reversibles, una tecnología que permite asegurar el abastecimiento en un panorama de lluvias más cortas e intensas que en inviernos anteriores.
Proyectos
Las principales inversiones están distribuidas entre Atacama y Biobío.
En el sur, por ejemplo, Essbio pretende invertir US$ 258,5 millones al 2023: la empresa opera 104 sistemas de producción de agua potable para abastecer a más de 800 mil clientes distribuidos en las regiones de O’Higgins, Ñuble y Biobío. Solo en la primera, la sanitaria ampliará la planta de agua potable Nogales en Rancagua y construirá nuevos estanques en Graneros, San Fernando, Lolol, Coltauco, Chimbarongo y Peralillo.
En la Región Metropolitana, y tras US$ 120 millones de inversión, Aguas Andinas pondrá en operaciones a fines de este año los megaestanques de Pirque, que permitirán que Santiago pase de 11 a 34 horas de autonomía para enfrentar emergencias provocadas por el cambio climático, como la turbiedad extrema en el río Maipo.
En el norte, Aguas Antofagasta afirma que “los proyectos más necesarios son las plantas desaladoras, las plantas elevadoras de agua potable y las conducciones para incorporar el agua a los estanques”, por lo que la principal inversión para los próximos años va por la construcción de la Planta Desaladora de Antofagasta, que implicará unos US$ 92,4 millones. Misma decisión fue la que tomó Aguas del Altiplano en Arica, donde invertirán US$ 54,2 millones para construir la primera planta desalinizadora de la ciudad.
Tanto para Esval como para Aguas del Valle —presentes en las regiones de Valparaíso y Coquimbo, respectivamente— lo complejo del escenario actual es que “hace más de diez años estamos sufriendo una sequía estructural que se refleja en bajas históricas de los caudales de los ríos y menor acumulación de nieve, la que presenta en los últimos tres años los resultados más bajos desde que hay registro”.
Ante ello, para el próximo quinquenio proyectan destinar US$ 52,5 millones para la construcción de nuevos tranques, pozos, estanques, conducciones, traslado de agua en camiones aljibe y arriendo de derechos de agua. Entre estos y los estudios técnicos para la construcción de una planta desaladora la Región de Coquimbo, Esval impulsa un proyecto que optimice el recurso hídrico por medio de una tubería reversible entre el embalse Los Aromos y la planta de agua de Concón, todo por US$ 26,8 millones.
En El Maule, Aguas Nuevosur destinará US$ 13,4 millones en microembalses y en la instalación de una red hidrométrica propia, que mide los caudales de los ríos, los niveles de las napas y la lluvia caída, para así estimar la disponibilidad de agua futura.
En Punta Arenas, la sanitaria Aguas Magallanes invertirá US$ 12 millones de aquí al 2022, con obras como la rehabilitación de la planta de agua potable de Punta Arenas y el mejoramiento del sistema de tratamiento del recurso.
Más al norte, Aguas Araucanía proyecta nuevas obras que se sumen a la nueva planta de agua potable Padre Las Casas, que costará US$ 6,7 millones. En la región hay otros trabajos pendientes: la ampliación de la planta de tratamiento de aguas servidas de Cunco y la construcción de un nuevo estanque de agua para la comuna de Pucón.
A los poco más de US$ 600 millones de inversión del sector privado se sumarán otros fondos donde el controlador es el Estado. En el norte, por ejemplo, se construirá la desaladora Agua de Mar de Caldera, que se convertirá en la primera planta estatal del país y que implicará una inversión fiscal de US$ 250 millones.
Se espera que inicie operaciones durante el segundo semestre del 2020 y tenga una capacidad de 450 litros por segundo, asegurando el suministro de Copiapó, Tierra Amarilla, Caldera y Chañaral.

Fuente: El Mercurio, Domingo 18 de Agosto de 2019

EL MERCURIO – La sequía que afecta al país desde 2009 ha comenzado a modificar los planes de inversión de las empresas sanitarias, que deben asegurar el suministro de agua en un marco de déficit hídrico y aumento de la población en las ciudades.
“El Mercurio” contactó a dichas compañías para conocer qué hacen actualmente para enfrentar el escenario de megasequía.
La mayor parte de la inversión se destina al desarrollo de plantas desalinizadoras en el norte, mientras que en el centro y sur del país se trabaja en fortalecer la infraestructura existente y en conectar zonas a través de tuberías reversibles, una tecnología que permite asegurar el abastecimiento en un panorama de lluvias más cortas e intensas que en inviernos anteriores.
Proyectos
Las principales inversiones están distribuidas entre Atacama y Biobío.
En el sur, por ejemplo, Essbio pretende invertir US$ 258,5 millones al 2023: la empresa opera 104 sistemas de producción de agua potable para abastecer a más de 800 mil clientes distribuidos en las regiones de O’Higgins, Ñuble y Biobío. Solo en la primera, la sanitaria ampliará la planta de agua potable Nogales en Rancagua y construirá nuevos estanques en Graneros, San Fernando, Lolol, Coltauco, Chimbarongo y Peralillo.
En la Región Metropolitana, y tras US$ 120 millones de inversión, Aguas Andinas pondrá en operaciones a fines de este año los megaestanques de Pirque, que permitirán que Santiago pase de 11 a 34 horas de autonomía para enfrentar emergencias provocadas por el cambio climático, como la turbiedad extrema en el río Maipo.
En el norte, Aguas Antofagasta afirma que “los proyectos más necesarios son las plantas desaladoras, las plantas elevadoras de agua potable y las conducciones para incorporar el agua a los estanques”, por lo que la principal inversión para los próximos años va por la construcción de la Planta Desaladora de Antofagasta, que implicará unos US$ 92,4 millones. Misma decisión fue la que tomó Aguas del Altiplano en Arica, donde invertirán US$ 54,2 millones para construir la primera planta desalinizadora de la ciudad.
Tanto para Esval como para Aguas del Valle —presentes en las regiones de Valparaíso y Coquimbo, respectivamente— lo complejo del escenario actual es que “hace más de diez años estamos sufriendo una sequía estructural que se refleja en bajas históricas de los caudales de los ríos y menor acumulación de nieve, la que presenta en los últimos tres años los resultados más bajos desde que hay registro”.
Ante ello, para el próximo quinquenio proyectan destinar US$ 52,5 millones para la construcción de nuevos tranques, pozos, estanques, conducciones, traslado de agua en camiones aljibe y arriendo de derechos de agua. Entre estos y los estudios técnicos para la construcción de una planta desaladora la Región de Coquimbo, Esval impulsa un proyecto que optimice el recurso hídrico por medio de una tubería reversible entre el embalse Los Aromos y la planta de agua de Concón, todo por US$ 26,8 millones.
En El Maule, Aguas Nuevosur destinará US$ 13,4 millones en microembalses y en la instalación de una red hidrométrica propia, que mide los caudales de los ríos, los niveles de las napas y la lluvia caída, para así estimar la disponibilidad de agua futura.
En Punta Arenas, la sanitaria Aguas Magallanes invertirá US$ 12 millones de aquí al 2022, con obras como la rehabilitación de la planta de agua potable de Punta Arenas y el mejoramiento del sistema de tratamiento del recurso.
Más al norte, Aguas Araucanía proyecta nuevas obras que se sumen a la nueva planta de agua potable Padre Las Casas, que costará US$ 6,7 millones. En la región hay otros trabajos pendientes: la ampliación de la planta de tratamiento de aguas servidas de Cunco y la construcción de un nuevo estanque de agua para la comuna de Pucón.
A los poco más de US$ 600 millones de inversión del sector privado se sumarán otros fondos donde el controlador es el Estado. En el norte, por ejemplo, se construirá la desaladora Agua de Mar de Caldera, que se convertirá en la primera planta estatal del país y que implicará una inversión fiscal de US$ 250 millones.
Se espera que inicie operaciones durante el segundo semestre del 2020 y tenga una capacidad de 450 litros por segundo, asegurando el suministro de Copiapó, Tierra Amarilla, Caldera y Chañaral.

Fuente: El Mercurio, Domingo 18 de Agosto de 2019

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