EL MERCURIO – Tramposo, el sol brilla pero no calienta el lunes 5 de agosto en Colina, 30 kilómetros al norte de Santiago. Una torre decorada con un mosaico rojo, blanco y gris llama la atención de quienes conducen, raudos, por la autopista Los Libertadores.
Los más curiosos atisban, además, una pista de hormigón, de 1.500 metros de largo por 30 de ancho. Es el nuevo aeródromo Peldehue, de $10.282 millones. Debió estar terminado en enero, en abril o en julio de este año, según el anuncio del Ministerio de Obras Públicas que se desee tomar como referencia.
Pero este 5 de agosto, los empleados de la Constructora Arauco aún trabajan en la obra, anunciada en 2008 para descongestionar el aeródromo Tobalaba, luego de que la caída de una avioneta en Peñalolén dejara 13 muertos y abriera un debate sobre su ubicación dentro de la capital. Se espera que Peldehue se lleve hasta 20 mil operaciones anuales, un 30% del actual movimiento de la pista de La Reina.
La faena está en su etapa final —confirma el MOP a este diario—, enfocada en terminaciones e instalaciones eléctricas y sanitarias. Todo debe concluir “en dos o tres meses”, afirma el subsecretario de la cartera, Lucas Palacios.
Y aunque después todavía habrá vuelos de inspección y corrección de observaciones antes de que el recinto sea entregado a la Dirección General de Aeronáutica Civil y entre en operaciones, lo cierto es que Peldehue aún deberá sortear un problema de alta tensión.
Un desfase oneroso
Para hacer viable el aeródromo “era necesario contemplar previamente el traslado de unas líneas de alta tensión de propiedad de Codelco, División Andina”, advirtió en julio de 2018 —cuando Peldehue ya estaba en plena faena— el informe final de una auditoría del ente fiscalizador a las obras del terminal.
Se trata de Los Maquis-Polpaico, línea de 220 kV que pasa a 400 metros del cabezal norte de la pista, lo que la convierte en “un obstáculo que interfiere en la superficie limitadora del aeródromo”, reconoce el MOP en un documento del proyecto.
La Contraloría objetó la gestión de la Dirección de Aeropuertos (DA) del MOP; en síntesis, porque licitó la construcción del aeródromo sin tener un diseño del despeje de la línea eléctrica y, por ende, sin saber cuánto costaría. Tal desfase, advierte, implica ahora que la inversión para hundir un tramo de 1,2 km de la línea de alta tensión ascienda a $11.263 millones, 9,5% más que el propio Peldehue, “transgrediendo con ello los principios de eficiencia, eficacia, coordinación e idónea administración de los recursos públicos”.
Según el documento de la Contraloría, en la génesis del proyecto, la DA propuso trasladar la línea eléctrica, pero en diciembre de 2016, por requerimiento de Codelco —que proyecta ampliar el tendido para llevar energía a la expansión de Andina—, optó por soterrarla, a un valor de $5.466 millones.
Más tarde, añade el informe, surgieron nuevas exigencias para el conductor subterráneo, como dejar espacio para un sistema de telecomunicaciones e incorporar una trinchera de hormigón.
“El compromiso (original) de inversión para la construcción del aeródromo resultaba ineficaz, toda vez que debía resolver primeramente el mentado traslado de líneas para mejor ponderar sobre los costos involucrados y el lugar definitivo de emplazamiento de la infraestructura aeroportuaria”, advierte el documento de la Contraloría.
En octubre de 2014, el gobierno anterior dio prioridad presidencial al proyecto, lo que permite ejecutarlo sin tener la aprobación del Ministerio de Desarrollo Social.
Entre 2018 y 2019, la actual administración intentó licitar dos veces el contrato para soterrar la línea, pero Contraloría no tomó razón de esos decretos (ver recuadro).
Fuente: El Mercurio, Martes 06 de Agosto de 2019
Una línea de alta tensión impide volar en Peldehue y cambiarla es más caro que el nuevo aeródromo
EL MERCURIO – Tramposo, el sol brilla pero no calienta el lunes 5 de agosto en Colina, 30 kilómetros al norte de Santiago. Una torre decorada con un mosaico rojo, blanco y gris llama la atención de quienes conducen, raudos, por la autopista Los Libertadores.
Los más curiosos atisban, además, una pista de hormigón, de 1.500 metros de largo por 30 de ancho. Es el nuevo aeródromo Peldehue, de $10.282 millones. Debió estar terminado en enero, en abril o en julio de este año, según el anuncio del Ministerio de Obras Públicas que se desee tomar como referencia.
Pero este 5 de agosto, los empleados de la Constructora Arauco aún trabajan en la obra, anunciada en 2008 para descongestionar el aeródromo Tobalaba, luego de que la caída de una avioneta en Peñalolén dejara 13 muertos y abriera un debate sobre su ubicación dentro de la capital. Se espera que Peldehue se lleve hasta 20 mil operaciones anuales, un 30% del actual movimiento de la pista de La Reina.
La faena está en su etapa final —confirma el MOP a este diario—, enfocada en terminaciones e instalaciones eléctricas y sanitarias. Todo debe concluir “en dos o tres meses”, afirma el subsecretario de la cartera, Lucas Palacios.
Y aunque después todavía habrá vuelos de inspección y corrección de observaciones antes de que el recinto sea entregado a la Dirección General de Aeronáutica Civil y entre en operaciones, lo cierto es que Peldehue aún deberá sortear un problema de alta tensión.
Un desfase oneroso
Para hacer viable el aeródromo “era necesario contemplar previamente el traslado de unas líneas de alta tensión de propiedad de Codelco, División Andina”, advirtió en julio de 2018 —cuando Peldehue ya estaba en plena faena— el informe final de una auditoría del ente fiscalizador a las obras del terminal.
Se trata de Los Maquis-Polpaico, línea de 220 kV que pasa a 400 metros del cabezal norte de la pista, lo que la convierte en “un obstáculo que interfiere en la superficie limitadora del aeródromo”, reconoce el MOP en un documento del proyecto.
La Contraloría objetó la gestión de la Dirección de Aeropuertos (DA) del MOP; en síntesis, porque licitó la construcción del aeródromo sin tener un diseño del despeje de la línea eléctrica y, por ende, sin saber cuánto costaría. Tal desfase, advierte, implica ahora que la inversión para hundir un tramo de 1,2 km de la línea de alta tensión ascienda a $11.263 millones, 9,5% más que el propio Peldehue, “transgrediendo con ello los principios de eficiencia, eficacia, coordinación e idónea administración de los recursos públicos”.
Según el documento de la Contraloría, en la génesis del proyecto, la DA propuso trasladar la línea eléctrica, pero en diciembre de 2016, por requerimiento de Codelco —que proyecta ampliar el tendido para llevar energía a la expansión de Andina—, optó por soterrarla, a un valor de $5.466 millones.
Más tarde, añade el informe, surgieron nuevas exigencias para el conductor subterráneo, como dejar espacio para un sistema de telecomunicaciones e incorporar una trinchera de hormigón.
“El compromiso (original) de inversión para la construcción del aeródromo resultaba ineficaz, toda vez que debía resolver primeramente el mentado traslado de líneas para mejor ponderar sobre los costos involucrados y el lugar definitivo de emplazamiento de la infraestructura aeroportuaria”, advierte el documento de la Contraloría.
En octubre de 2014, el gobierno anterior dio prioridad presidencial al proyecto, lo que permite ejecutarlo sin tener la aprobación del Ministerio de Desarrollo Social.
Entre 2018 y 2019, la actual administración intentó licitar dos veces el contrato para soterrar la línea, pero Contraloría no tomó razón de esos decretos (ver recuadro).
Fuente: El Mercurio, Martes 06 de Agosto de 2019